El inicio tardío del tratamiento y tomar inhibidores de la proteasa se asocian con disfunción eréctil en hombres con VIH

Jordi Piqué
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Dadas las asociaciones entre disfunción eréctil, apnea del sueño y salud cardiovascular, se recomienda el cribado de la apnea del sueño después de un diagnóstico de disfunción eréctil

Retrasar más de cuatro años el inicio del tratamiento antirretroviral, tomar inhibidores de la proteasa durante más de un año, el tabaquismo y la apnea del sueño aumentan las probabilidades de disfunción eréctil entre los hombres con el VIH, según los hallazgos de un estudio estadounidense que se han publicado en la revista HIV Medicine.

Aunque el VIH se relaciona con un mayor riesgo de disfunción eréctil (véanse La Noticia del Día 05/09/17 y La Noticia del Día 15/10/18), los factores que la provocan no están claramente definidos. En estudios anteriores se ha demostrado una evidente vinculación entre la disfunción eréctil y la salud cardiovascular de la población general. Tanto la disfunción sexual como las enfermedades cardiovasculares comparten factores de riesgo comunes, pudiendo ser la disfunción eréctil un signo precoz de posibles eventos cardiovasculares graves en el futuro.

Con el objetivo de arrojar algo más de luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores estadounidense realizó un estudio retrospectivo de tipo caso-control de los participantes del Estudio sobre la Historia Natural del VIH en el Ejército de EE UU (NHS, en sus siglas en inglés), una cohorte que, desde 1986, ha inscrito a 5.682 hombres militares con el VIH como participantes (en servicio o retirados). Los datos utilizados en este estudio se recopilaron durante un periodo de tiempo más largo que la mayoría de los otros estudios sobre disfunción eréctil, que emplearon datos recopilados en un solo momento en el tiempo.

Los participantes de este estudio eran hombres jóvenes con una edad media de 31 años en el momento del diagnóstico del VIH, tenían el estilo de vida relativamente saludable requerido para el servicio militar y muchos de ellos fueron seleccionados para el estudio en los primeros años de la epidemia de VIH.

Al final del seguimiento en 2018, un total de 543 de los 5.682 participantes masculinos (una prevalencia del 9,6%) habían recibido un diagnóstico de disfunción eréctil –con una mediana de edad de 43 años al recibir el diagnóstico-. De ellos, 488 se incluyeron en el presente estudio –todos habían sido diagnosticados de disfunción eréctil después de su diagnóstico del VIH–. Se emparejó a cada participante con dos controles con el VIH con características demográficas similares, pero sin un diagnóstico de disfunción eréctil.

El equipo de investigadores se centró en los factores de riesgo individuales de eventos cardiovasculares y disfunción eréctil, incluyendo hipertensión arterial, apnea del sueño, hiperlipidemia, diabetes, depresión y consumo de tabaco. También se examinó el estado de inmunosupresión –definido como tener un recuento de CD4 por debajo de 200 células/mm3– en el momento del diagnóstico del VIH, el retraso en el inicio del tratamiento antirretroviral (de más de cuatro años) y el uso de inhibidores de la proteasa (durante más de un año).

En el primer análisis, la depresión, la hipertensión, la hiperlipidemia, la diabetes, el recuento de CD4 inferior a 200 células/mm3, el retraso en el inicio del tratamiento antirretroviral (de más de cuatro años), la apnea del sueño y el tabaquismo se asociaron con la disfunción eréctil.

En el análisis posterior, los investigadores utilizaron modelos de regresión logística multivariante para ajustar por otros factores que pueden influir en el desarrollo de la disfunción eréctil. Con este ajuste, la hipertensión, la depresión y la hiperlipidemia no se asociaron con un aumento significativo en las probabilidades de desarrollar disfunción eréctil. En cambio, el retraso en el inicio del tratamiento antirretroviral de más de 4 años, el uso de inhibidores de la proteasa durante un año o más y la apnea del sueño sí se relacionaron con un aumento significativo en las probabilidades de desarrollar disfunción eréctil.

Las directrices actuales sobre tratamiento antirretroviral recomiendan iniciarlo cuanto antes después de recibir el diagnóstico del VIH. La mayoría de los datos utilizados en el estudio se recopilaron antes de estas directrices y 221 participantes con disfunción eréctil comenzaron el tratamiento antirretroviral más de cuatro años después de haber sido diagnosticados por el VIH. Estos participantes tenían el doble de probabilidades de desarrollar disfunción eréctil que aquellos que comenzaron el tratamiento antirretroviral en los cuatro años siguientes a su diagnóstico del VIH.

A pesar de los beneficios de comenzar la terapia antirretroviral, el estudio evidenció una asociación entre el uso de inhibidores de la proteasa durante más de un año y las probabilidades de desarrollar disfunción eréctil.Un total de 237 participantes con disfunción eréctil utilizaron inhibidores de la proteasa durante más de un año antes de desarrollar disfunción eréctil y tenían 1,81 veces más probabilidades de desarrollar disfunción eréctil en comparación con los controles.

Sin embargo, los resultados de estudios anteriores sobre el uso de inhibidores de la proteasa y el desarrollo de la disfunción eréctil son contradictorios. Algunos inhibidores de la proteasa que se utilizaron con más frecuencia durante la segunda mitad de la década de los 90 se habían asociado con la disfunción eréctil en estudios anteriores. Alrededor del 90% de los participantes del estudio que habían tomado inhibidores de la proteasa lo habían hecho con los fármacos más antiguos de esta clase.

Otro factor de riesgo bien documentado de enfermedad cardiovascular y que puede incrementar las posibilidades de desarrollar disfunción eréctil es el consumo de tabaco. En el estudio se indicó que no fumar tenía un efecto protector sobre la disfunción eréctil.

Asimismo, estudios anteriores han hallado que la apnea del sueño grave aumenta el riesgo de experimentar eventos cardiovasculares fatales. En el estudio se señaló que las probabilidades de desarrollar una disfunción eréctil eran 2,69 veces mayores en las personas con apnea del sueño.Debido a las asociaciones entre disfunción eréctil, apnea del sueño y salud cardiovascular, los investigadores recomiendan el cribado de la apnea del sueño después de un diagnóstico de disfunción eréctil.

Como conclusión, el equipo de investigadores señala que sobre la base de los hallazgos de su estudio –con una prevalencia de disfunción eréctil de casi el 10% en una población relativamente sana de hombres con el VIH– sería recomendable tener en cuenta una evaluación del riesgo de disfunción eréctil en las sesiones de counselling sobre salud sexual de hombres con el VIH, especialmente de aquellos que presenten factores de riesgo. Abordar los factores de riesgo de disfunción eréctil, a medida que aumenta la esperanza de vida de los hombres con el VIH, puede conducir a mejorar el bienestar sexual y la salud cardiovascular.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).

Referencia:Jansen N et al. Factors associated with erectile dysfunction diagnosis in men with HIV infection: a case-control study. HIV Medicine, online ahead of print, 25 April 2021. https://doi.org/10.1111/hiv.13107

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