Los inhibidores de la integrasa se asociarían a un mayor riesgo de eventos cardiovasculares graves

Francesc Martínez
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Este riesgo se observaría únicamente en los primeros dos años de tratamiento

Un estudio publicado en Lancet HIV ha concluido que el tratamiento con inhibidores de la integrasa se asociaría a un riesgo incrementado de padecer infarto de miocardio, apoplejía o una intervención para aliviar una patología cardíaca grave durante los primeros dos años de exposición a dicha familia de fármacos respecto al observado en quienes iniciaban tratamiento antirretroviral sin inhibidores de la integrasa. El riesgo sería especialmente alto en los primeros seis meses y la situación se normalizaría a partir de los 2 años de tratamiento. Los datos provienen de una cohorte de más de 29.000 personas con el VIH de Europa, Argentina y Australia.

El impacto a nivel cardiovascular de los inhibidores de la integrasa lleva ya unos años siendo evaluado en la comunidad científica del VIH, especialmente después de que algunos estudios detectaran cierto impacto metabólico relativo a aumentos de peso al comenzar a tomar fármacos de esta familia (véase La Noticia del Día 02/06/2021). Uno de los últimos hallazgos fue un mayor riesgo de hipertensión entre quienes tomaban inhibidores de la integrasa (véase La Noticia del Día 23/03/2022).

Para arrojar un poco más de luz a este asunto, investigadores de la cohorte RESPOND –la misma en la que se detectó un mayor riesgo de hipertensión entre quienes tomaban inhibidores de la integrasa– se centraron en el impacto de los inhibidores de la integrasa sobre el riesgo de padecer eventos cardiovasculares graves.

Un total de 29.340 personas con el VIH participaron en el estudio. El periodo de seguimiento abarcó desde el año 2012 hasta el año 2020. Los criterios de inclusión fueron no haber tomado un inhibidor de la integrasa antes de 2012 y tener datos disponibles de carga viral y niveles de CD4 en el momento de la inclusión en el estudio.

La población del estudio tenía una mediana de la edad de 44 años, el 25% eran mujeres, el 69% eran de etnia blanca, el 10% de etnia negra, el 43% residían en Europa occidental, el 24% en el norte de Europa, el 22% en el sur de Europa o Argentina y el 9% en Europa del este. El 45% de los participantes se autodefinían como hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH), el 34% como personas heterosexuales y el 13% como usuarios de drogas intravenosas.

>Los participantes acumularon una mediana de 6,6 años de seguimiento y el 47% recibieron tratamientos basados en un inhibidor de la integrasa durante el periodo evaluado. El 61% de quienes recibieron un inhibidor de la integrasa recibieron dolutegravir (Tivicay®, en Triumeq®, Dovato® y Juluca®), el 23% elvitegravir (en Stribild® y Genvoya®), el 23% raltegravir (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Isentress®) y el 6% bictegravir (en Biktarvy®). El 24% de los participantes no tenían experiencia en tratamientos en el momento de entrar en el estudio.

Durante el periodo de seguimiento, un total de 748 personas (el 2,5% del total) experimentaron uno de los eventos cardiovasculares contemplados en el estudio (infarto de miocardio, apoplejía o una intervención para aliviar una patología cardíaca grave), lo que supuso una tasa de incidencia de 4,67 eventos por cada 1.000 persona-años de seguimiento. Los eventos cardiovasculares fueron significativamente más frecuentes en personas con mayor riesgo cardiovascular a 5 años (según el análisis de diversos factores de riesgo) y en personas de mayor edad (en ambos casos p<0,001).

Al analizar el riesgo cardiovascular según la duración de la exposición, los investigadores hallaron que el mayor riesgo se observaba entre aquellos que habían pasado más tiempo en tratamiento con inhibidores de la integrasa. Tras controlar diversos factores de confusión, el riesgo de eventos cardiovasculares fue máximo en los primeros 6 meses de tratamiento con un inhibidor de la integrasa (cociente de tasas de incidencia [IRR, en sus siglas en inglés]: 1,85; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,44-2,39) en comparación con el de aquellas personas sin exposición a dicha familia de fármacos.

De forma destacada, dicho mayor riesgo de padecer eventos cardiovasculares se mantuvo significativo entre los meses 6 y 12 (IRR: 1,19; p<0,05) y entre los meses 12 y 24 (IRR: 1,46; p<0,05), pero dejó de ser significativo a partir de los dos años de seguimiento.

Al reanalizar los resultados teniendo en cuenta cambios en los niveles de CD4, de peso, niveles de lípidos, presión arterial, recuento de plaquetas y marcadores renales, los hallazgos fueron similares a los ya descritos, por lo que ninguno de dichos factores había condicionado los resultados. Tampoco la puntuación de riesgo cardiovascular o la edad habían alterado los resultados.

La tasa de incidencia arrojada por el presente estudio implicaría que aproximadamente 5 casos extra de eventos cardiovasculares tendrían lugar por cada 1.000 personas tratadas con un inhibidor de la integrasa cada año. Esta extrapolación -que deberá ser validada en futuros estudios- puede ser interesante en la evaluación riesgo-beneficio de los inhibidores de la integrasa y en una individualización de su uso adecuada.

Cabe destacar que el aumento del riesgo cardiovascular observado en el presente estudio es similar al que el estudio D:A:D y posteriormente otros (véase La Noticia del Día 04/11/2021) hallaron en su día con abacavir (EFG, Ziagen® en Tivicay® y Kivexa®) y que acabo cayendo de la primera línea de tratamiento en numerosas guías internacionales. En todo caso, será necesario confirmar los resultados del presente estudio -los cuales, no obstante, son altamente consistentes por el elevado volumen de participantes incluidos- y, sobre todo, intentar hallar el mecanismo por el cual se desarrolla el aumento de riesgo -para desarrollar intervenciones que puedan reducirlo-; y tratar de explicar por qué ello solo se observa durante los primeros dos años de tratamiento.

En un editorial que acompaña a la publicación del estudio, investigadores sudafricanos apuntan a la necesidad de confirmar o refutar los hallazgos del presente estudio en países en vías de desarrollo, donde los inhibidores de la integrasa, especialmente dolutegravir y bictegravir, cuentan en dichos países con pocas alternativas seguras y efectivas a dichos fármacos.

Fuente:Aidsmap / Elaboración propia (gTtVIH)
Referencias: Neesgaard B et al. Associations between integrase strand-transfer inhibitors and cardiovascular disease in people living with HIV: a multicentre prospective study from the RESPOND cohort consortium. Lancet HIV, published online 7 June 2022. DOI:https://doi.org/10.1016/S2352-3018(22)00094-7

Venter F, Sokhela S, Nel J. Integrase inhibitors hand us a new HIV clinical puzzle. Lancet HIV, published online 7 June 2022. DOI:https://doi.org/10.1016/S2352-3018(22)00122-9

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