Un estudio danés revela que las personas con el VIH tendrían un mayor riesgo de suicidio y depresión

Jordi Piqué
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La atención a las personas con el VIH debería poner más énfasis en los problemas de salud mental y no centrarse sólo en la salud física

Las personas con el VIH presentaron un riesgo tres veces mayor de suicidio que la población general y un riesgo de depresión, dos veces mayor. Sin embargo, la depresión fue mucho más frecuente (alrededor de una de cada 25 personas con el VIH) que el suicidio (una de cada 140 personas con el VIH). Estos son los principales hallazgos de un estudio danés cuyos resultados se presentaron la semana pasada en el 33 Congreso Europeo sobre Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID 2023), que se está celebrando de forma híbrida online y en la ciudad de Copenhague (Dinamarca) del 15 al 18 de abril.

Los estudios anteriores sobre el suicidio en personas con el VIH han arrojado una amplia gama de estimaciones, no todas ellas fiables. Por ejemplo, algunos estudios se han centrado en subgrupos concretos de personas con el VIH o no han podido realizar una comparación directa con personas sin el VIH (véase La Noticia del Día 01/12/22).

En Dinamarca, los investigadores tienen acceso a los historiales médicos anonimizados de casi todas las personas del país, lo que permite efectuar comparaciones entre las que tienen VIH y las que no. No obstante, estos registros no incluyen información sobre otros factores que pueden ser relevantes, como la clase social, el empleo, la sexualidad y el consumo de sustancias.

Con el objetivo de ofrecer más evidencia sobre depresión y suicidio en personas con el VIH, un equipo de investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) realizó un estudio de seguimiento de cohortes emparejadas basado en la población a nivel nacional, que incluyó a 5.943 personas diagnosticadas de VIH entre 1995 y 2021. En consonancia con la epidemiología del VIH en Dinamarca, tres cuartas partes eran hombres. Cada persona con el VIH fue emparejada con diez personas de la misma edad y sexo que no habían sido diagnosticadas de VIH.

En los dos primeros años tras el diagnóstico, las personas con el VIH tenían más del triple de riesgo de depresión, aunque este riesgo se redujo al doble en los años siguientes. Al cabo de diez años, el 3,9% de las personas con el VIH y el 1,8% de las personas sin el virus habían recibido tratamiento hospitalario por depresión al menos una vez. A lo largo de los 20 años de seguimiento se observaron diferencias tanto en la incidencia de la depresión como en la prescripción de medicamentos antidepresivos.

El riesgo de suicidio fue especialmente elevado en los dos primeros años tras el diagnóstico, con una tasa más de diez veces superior a la de las personas de la población generalUna vez pasado este periodo especialmente vulnerable, las personas con el VIH seguían teniendo un riesgo de suicidio más de tres veces superior que la población general (cociente de riesgo 3,6; intervalo de confianza del 95%: 2,3-5,6). Aunque estas cifras pueden dar la impresión de que el suicidio es muy frecuente, el número absoluto de suicidios era bajo: al cabo de diez años, el 0,7% de las personas con el VIH se habían suicidado, frente al 0,2% de las personas sin el VIH. El aumento del riesgo continuó durante los 20 años de seguimiento.

Para intentar tener en cuenta, en alguna medida, los factores ambientales y genéticos que podrían influir en estos riesgos, los investigadores también recopilaron datos sobre los hermanos y/o hermanas. Se observaron tasas más elevadas de suicidio y depresión en las personas con el VIH que entre sus hermanos y hermanas, mientras que las tasas eran similares entre los hermanos y hermanas de las personas con el VIH y los hermanos y hermanas del grupo de comparación. Esto sugiere que los factores familiares no son tan importantes.

La importancia de los problemas de salud mental en las personas con el VIH ha hecho que la integración de los servicios de salud mental y el apoyo psicosocial con los servicios relacionados con el VIH constituya una de las acciones prioritarias clave incluidas en la Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026: “Acabar con las desigualdades y acabar con el sida” y en la Declaración Política de las Naciones Unidas sobre el VIH y el Sida de 2021: “Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030” (véase La Noticia del Día 03/05/22). Es preciso contar con un enfoque holístico en los servicios del VIH, centrados en la persona, para garantizar que se aborden las necesidades de las personas que presenten problemas mentales, neurológicos o de consumo de sustancias dentro de los programas de atención, tratamiento y prevención del VIH.

Como conclusión, los investigadores señalan que los resultados del estudio ponen claramente de manifiesto las graves implicaciones que tiene para la salud mental el diagnóstico del VIH y la importancia de que los médicos estén atentos a los síntomas de depresión en esta población de alto riesgo. La atención a las personas con VIH, que tradicionalmente se ha centrado en su salud física, debería hacer más hincapié en su salud mental.

Fuente: Aidsmap Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Vollmond CV et al. Risk of depression in people living with HIV, a nationwide population-based matched cohort study. European Congress of Clinical Microbiology and Infectious Diseases (ECCMID), Copenhagen, abstract MAK0806, April 2023.

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