El VIH podría persistir durante años en células mieloides de personas que toman tratamiento antirretroviral

Jordi Piqué
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Un estudio confirma que los monocitos y macrófagos forman parte del reservorio viral y sugiere una nueva diana para erradicar el VIH

Las células mieloides (un subconjunto de glóbulos blancos) pueden formar parte del reservorio del VIH de larga duración capaz de albergar el virus en personas que llevan años con supresión viral gracias al tratamiento antirretroviral, según ha concluido un estudio estadounidense publicado en la revista Nature Microbiology. Así, en células mieloides específicas –monocitos de vida corta y macrófagos derivados de monocitos de vida más larga– el VIH puede reactivarse e infectar nuevas células. Este hallazgo sitúa a las células mieloides como un objetivo importante en los esfuerzos por erradicar el VIH que hasta ahora había sido ignorado.

Los fármacos antirretrovirales son eficaces para controlar la infección por el VIH porque impiden que el virus se multiplique e infecte nuevas células. Sin embargo, el VIH puede mantenerse en el organismo oculto en células que se hallan en estado de reposo o latente, creando así un reservorio viral. Identificar los reservorios del VIH resulta fundamental para los esfuerzos de curación.

Los monocitos son células inmunitarias que circulan por la sangre durante unos tres días antes de viajar a los tejidos de diversas partes del organismo, incluido el cerebro, donde pueden madurar y convertirse en macrófagos. Hasta la fecha, no está claro si el VIH latente en estas células se puede volver a activar e infectar otras células. Lo que es realmente importante a largo plazo es comprender cómo los monocitos contribuyen al reservorio de macrófagos tisulares, ya que cabe la posibilidad de que los monocitos puedan transportar el virus al cerebro o a otra parte del organismo e infectar a los macrófagos residentes que se autorrenuevan y viven de forma casi indefinida.

Estudios anteriores demostraron que el VIH persiste en las células mieloides de la sangre y los tejidos en personas con el VIH en supresión viral. Sin embargo, sigue sin estar claro el modo en que estas células contribuyen al tamaño del reservorio del VIH y qué impacto tienen en el rebote de la carga viral tras la interrupción del tratamiento antirretroviral.

Con el objetivo de arrojar más luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y diversos centros pertenecientes a los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIH, en sus siglas en inglés) realizaron un estudio empleando un nuevo método cuantitativo para demostrar que el VIH en células mieloides específicas –monocitos de vida corta y macrófagos derivados de monocitos de vida más larga– puede reactivarse e infectar nuevas células.

En primer lugar, los investigadores midieron el ADN del VIH en las células mieloides de una muestra de 30 participantes seropositivos, todos ellos con carga viral indetectable y que habían seguido un tratamiento antirretroviral durante al menos cinco años. Hallaron niveles detectables de material genético del VIH en monocitos y macrófagos, aunque dichos niveles eran mucho más bajos que los observados en las células T CD4. En algunos participantes, el material genético del VIH hallado en los monocitos estaba intacto, lo que sugiere que puede ser capaz de infectar otras células si se reactiva.

A continuación, utilizaron un nuevo método cuantitativo que desarrollaron para medir directamente la propagación viral del VIH que se halla en las células mieloides. Se aislaron monocitos de muestras de sangre tomadas de 10 participantes y se nutrieron los monocitos en cultivos que contenían medicamentos antirretrovirales, para replicar el estado físico inicial de los participantes. Después de que los monocitos se diferenciaran en macrófagos, los investigadores introdujeron un agente activador del sistema inmunitario y, a continuación, añadieron glóbulos blancos nuevos para permitir que el virus se propagara a nuevas células.

Se recogieron muestras de los cultivos celulares varias veces a lo largo de los 12 días siguientes, incluyéndose puntos de control durante todo el proceso para garantizar que las células T CD4 infectadas no interfirieran en sus mediciones.

Los resultados revelaron que los cultivos de cinco de los 10 participantes tenían material genético del VIH detectable en macrófagos derivados de monocitos que podían reactivarse para infectar otras células y producir más virus. Los participantes que tenían estos reservorios reactivables del VIH en macrófagos derivados de monocitos presentaban niveles globales más elevados de material de ADN del VIH.

Los datos de seguimiento de tres participantes mostraron que este reservorio puede ser longevo y albergar el VIH latente durante meses o varios años. Estos reservorios eran estables y podían reactivarse con el tiempo, lo que indica que los macrófagos derivados de monocitos podrían contribuir al rebote viral si se interrumpe el tratamiento antirretroviral.

Los hallazgos del estudio cuestionan la idea predominante de que los monocitos son demasiado efímeros para ser importantes en los esfuerzos de curación del VIH. Las células tienen una vida corta, pero los datos de seguimiento muestran que el VIH puede persistir en los monocitos durante varios años en personas con supresión viral. El hecho de que se puede detectar el VIH en estas células durante un periodo tan prolongado sugiere que algo mantiene en funcionamiento el reservorio mieloide.

Los investigadores señalan que este estudio es pequeño y que será esencial realizar estudios más amplios con grupos de participantes más diversos para estimar con precisión la proporción de personas que tienen el VIH latente en las células mieloides. Investigar los mecanismos que reponen el reservorio de monocitos a lo largo del tiempo es un próximo paso fundamental en esta investigación.

Como conclusión, el equipo de investigadores señala que los hallazgos del estudio subrayan la importancia de ampliar el alcance de los esfuerzos de curación del VIH. Dejar de centrarse únicamente en las células T CD4 para pensar en las células T CD4 y las células mieloides juntas, en contexto, impulsará el campo hacia estrategias más prometedoras para erradicar el VIH.

Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH).

Referencia: Veenhuis, RT, Abreu, CM, Costa, PAG, et al. Monocyte-derived macrophages contain persistent latent HIV reservoirs. Nat Microbiol (2023). https://doi.org/10.1038/s41564-023-01349-3

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