Descensos leves de la función renal asociados a tenofovir

Juanse Hernández
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Un nuevo análisis muestra que su uso no aumenta la probabilidad de desarrollar problemas graves en los riñones

Tenofovir disoproxil fumarato (TDF, Viread®; también coformulado con emtricitabina en Truvada® y con efavirenz y emtricitabina en Atripla®) es un medicamento antirretroviral que se elimina por los riñones, en su mayor parte por filtración glomerular. Según las fichas técnicas de los productos que lo contienen, el empleo de este análogo de nucleótido podría producir problemas renales, tales como insuficiencia renal (incluyendo casos agudos), síndrome de Fanconi (deterioro en los riñones que hace que ciertos compuestos, en lugar de ser reabsorbidos por los riñones en el torrente sanguíneo, sean excretados en la orina) y diabetes insípida nefrogénica (un trastorno caracterizado por la excreción de grandes cantidades de orina como consecuencia de un defecto en los túbulos renales). La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) emitió, en el año 2006, una nota informativa recordando las potenciales reacciones adversas en la función renal asociadas al uso de TDF (véase La Noticia del Día 28/03/06). Un estudio reciente, asimismo, halló que la disminución de la función renal asociada al empleo de tenofovir se acentúa en personas con VIH que también toman un inhibidor de la proteasa (IP) potenciado con ritonavir en comparación con aquéllas que reciben la combinación de tenofovir y un no análogo de nucleósido (véase La Noticia del Día 14/12/07).

Sin embargo, los resultados de un nuevo análisis, publicado en la edición de 18 de octubre de la revista AIDS, muestran un perfil renal de tenofovir algo más suave de lo que hasta ahora se creía. Como indica dicho ensayo, las personas que tomaron un régimen antirretroviral que contenía tenofovir tuvieron más probabilidades de experimentar descensos leves de la función hepática durante 144 semanas de tratamiento que aquéllas que recibieron otros medicamentos antirretrovirales; no obstante, la probabilidad de desarrollar problemas renales graves no fue mayor en personas que tomaron dicho medicamento.

Aunque los ensayos clínicos no han evidenciado altas tasas de enfermedad renal en personas que tomaban tenofovir, varios estudios amplios de cohorte han hallado tasas elevadas de descensos leves en una medición de la función hepática llamada tasa de filtración glomerular (un signo de posibles problemas renales) en personas tratadas con tenofovir en comparación con las que utilizaron otros análogos de nucleósido.

Con el fin de caracterizar mejor el impacto de tenofovir sobre la función hepática, Joel E. Gallant, de la Facultad de Medicina Johns Hopkins en Baltimore (EE UU), y sus colaboradores combinaron y analizaron de nuevo los datos de dos grandes ensayos clínicos sobre TDF: el 903 (que sirvió para su aprobación) y el 934, todavía en curso, promovidos ambos por Gilead Sciences, el laboratorio que comercializa dicho fármaco. El análisis incluyó a 1.111 personas, de las cuales 556 recibieron un régimen antirretroviral que contenía tenofovir, y 555 uno que contenía o estavudina (d4T, Zerit®) o zidovudina (AZT, Retrovir®), todos ellos administrados junto con efavirenz (Sustiva®) y lamivudina (3TC, Epivir®) o emtricitabina (Emtriva®).

Los investigadores hallaron que las personas que tomaron tenofovir tuvieron más probabilidades de experimentar pequeños descensos en la tasa de filtración glomerular. Por lo general, los descensos en este parámetro en pacientes que reciben este análogo de nucleótido se producen en las 96 primeras semanas de tratamiento y no progresan a enfermedad renal grave. La diferencia observada en la tasa de filtración glomerular entre el grupo que tomó tenofovir y los que recibieron otros tratamientos fue estadísticamente significativa. No obstante, el descenso en la tasa de filtración glomerular en los participantes que tomaron tenofovir fue tan pequeño que es poco probable que pueda causar síntomas o progrese a enfermedad renal. Además, las personas que tomaron tenofovir no tuvieron más probabilidades de experimentar toxicidad renal grave o interrumpir el tratamiento como consecuencia de las molestias renales que aquéllas que recibieron estavudina o zidovudina.

En sus conclusiones, el equipo de Joel E. Gallant señala que, aunque su análisis muestra de forma clara la baja incidencia de anomalías renales clínicamente significativas durante tres años de terapia antirretroviral con un régimen que contiene tenofovir, sus hallazgos subrayan la importancia de evaluar la función renal antes y durante el tratamiento, sobre todo en personas en situación de alto riesgo, entre las se incluyen las de mayor edad, las que padecen comorbilidades y aquéllas que toman múltiples medicaciones al mismo tiempo. Además, recomiendan considerar otras alternativas terapéuticas o el ajuste apropiado de la dosis para aquellas personas que toman tenofovir y experimentan una reducción de la función renal. Por último, dado que las personas con VIH viven más tiempo y el envejecimiento es un factor de riesgo importante de deterioro renal, animan a que se realicen estudios prospectivos a largo plazo que evalúen la función renal en personas con VIH.

Fuente: Elaboración propia / Aidsmeds.com.
Referencia: Gallant JE, Winston JA, DeJesus E, et al. The 3-year renal safety of a tenofovir disoproxil fumarate vs. a thymidine analogue-containing regimen in antiretroviral-naïve patients. AIDS. 2008; 22: 2.155-2.163.

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