EACS 2021: El uso de abacavir aumentaría en un 40% el riesgo de padecer eventos cardiovasculares graves

Francesc Martínez
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Dicho riesgo ya se había apuntado años atrás en el estudio D:A:D

Un estudio presentado en la XVIII Conferencia del Sida (EACS 2021), que se celebró la semana pasada en Londres (Reino Unido), ha concluido que el uso de abacavir (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Ziagen®, en Triumeq® y Kivexa®) aumentaría en un 40% el riesgo de padecer un infarto de miocardio, un ictus u otros eventos cardiovasculares graves. Se trata de datos provenientes de un amplio estudio internacional que contó con la participación de personas con el VIH de Europa y Australia.

La relación entre el uso de abacavir y el riesgo cardiovascular no es algo nuevo. Hace más de 10 años, investigadores del estudio D:A:D (siglas en inglés de Recopilación de datos sobre efectos adversos de los fármacos anti-VIH), un amplio estudio de cohorte que agrupa, a su vez, a 11 cohortes (véase La Noticia del Día 15/01/2010) ya evidenciaron una relación entre el uso reciente de abacavir y un mayor riesgo de padecer un infarto de miocardio. Tras la publicación de dichos resultados, una serie de estudios con mayores o menores conflictos de intereses apuntaron en sentido contrario, hecho que dejó la asociación entre abacavir y riesgo cardiovascular detectada por D:A:D en el terreno de la controversia y el fármaco continuó siendo utilizado. Lo máximo que se logró fue una inclusión en la ficha técnica de una recomendación de minimizar los factores de riesgo cardiovascular modificables en el momento de su prescripción y que la mayor parte de las guías de práctica clínica relevantes desaconsejaran el uso de abacavir en personas con factores de riesgo cardiovascular.

En todo caso, las evidencias provenientes de D:A:D –publicadas hace más de 10 años– estaban quedando obsoletas por los cambios en el uso de antirretrovirales y del perfil de personas con el VIH, por lo que se hacía necesaria la aportación de nuevas evidencias desde el ámbito de los estudios observacionales de gran tamaño.

Este hecho llevó a investigadores de la cohorte de personas con el VIH RESPOND –una cohorte formada por la unión de 17 cohortes de Europa y Australia- a la elaboración del presente estudio, que registró y analizó los eventos cardiovasculares de los integrantes de la cohorte entre enero de 2012 y diciembre de 2019.

La población del estudio estuvo formada por 29.340 personas con el VIH, de las que el 74% eran hombres. La mediana de la edad era de 44 años. El 34% de los participantes tomaron abacavir en algún momento del periodo analizado y un tercio de las personas que tomaron abacavir lo hicieron junto a un inhibidor de la proteasa potenciado (una familia de fármacos con conocido impacto a nivel cardiovascular).

Los factores de riesgo cardiovascular eran frecuentes en la cohorte: el 61% de los participantes tenía niveles de lípidos elevados, el 19% padecían hipertensión arterial, el 28% eran fumadores y el 4% tenían diabetes.

En un primer lugar, los investigadores calcularon la probabilidad de comenzar a tomar abacavir en función del riesgo de padecer enfermedad renal crónica o enfermedad cardiovascular. En comparación con las personas con bajo riesgo cardiovascular, las personas con riesgo cardiovascular moderado presentaron una probabilidad inferior en un 20% de comenzar tratamiento con abacavir. En el caso de las personas con alto riesgo cardiovascular y en el de aquellas con muy alto riesgo cardiovascular, dicha probabilidad fue inferior en un 25% y un 29%, respectivamente.

Lo mismo se observó respecto al riesgo de padecer enfermedad renal crónica. Así, respecto a las personas con bajo riesgo renal, las personas en riesgo moderado de enfermedad renal crónica presentaron una probabilidad un 17% inferior a la observada en personas con bajo riesgo y aquellas con alto riesgo renal presentaron una probabilidad un 12% inferior de recibir abacavir. Este hallazgo en concreto permitiría descartar la hipótesis de que querer evitar la prescripción de tenofovir disoproxilo fumarato (TDF, EFG, en diversas coformulaciones) por su conocida toxicidad renalhubiera llevado a muchas personas con problemas renales –un factor de riesgo cardiovascular- a recibir abacavir, hecho que hubiera sesgado las conclusiones del presente estudio con relación al riesgo cardiovascular con abacavir.

Durante el estudio, tras una mediana de seguimiento de 4,4 años, se detectaron 748 eventos cardiovasculares (299 infartos de miocardio, 228 ictus y 221 procedimientos cardiovasculares invasivos), lo que supuso una tasa de incidencia de 4,7 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 4,3-5,0)

Tras ajustar los resultados en función de factores demográficos y de riesgo cardiovascular, la incidencia de eventos cardiovasculares fue un 40% superior en personas en tratamiento con abacavir o con un consumo reciente del fármaco respecto a aquellas personas no expuestas al fármaco (cociente de tasas de incidencia: 1,40; IC95%: 1,20-1,64). Dicha elevación del riesgo se mantuvo incluso al excluir del análisis a aquellas personas con historial de enfermedad cardiovascular o al tener en cuenta únicamente los casos de infarto de miocardio.

De forma destacable, no se observó que aquellas personas con más factores de riesgo cardiovascular o renal presentaran una mayor probabilidad de presentar un evento cardiovascular al estar en tratamiento con abacavir.

Los resultados del presente estudio reafirman –más de 10 años después- los hallazgos del estudio D:A:D y deberían ser tenidos en cuenta por los médicos especialistas en VIH de cara a sus estrategias de prescripción de antirretrovirales.

Fuente:Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia:Jaschinski NJ et al. Recent abacavir use and incident cardiovascular disease in contemporary treated people living with HIV (PLWH) within the RESPOND cohort consortium. 18th European AIDS Conference, London, poster BPD1/3, 2021.

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