Déficit de vitamina D en personas con VIH

Juanse Hernández
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Un grupo de expertos estadounidense recomienda el uso de suplementos de esta vitamina a dosis más elevadas para tratar esta afección

Según las nuevas recomendaciones para la evaluación, tratamiento y prevención del déficit de vitamina D de la Sociedad de Endocrinología de EE UU, las personas con VIH podrían requerir un nivel de esta vitamina de 2 a 3 veces más alto que la población general. Las directrices, que han sido publicadas en la edición electrónica del 6 de junio de The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, también aconsejan el empleo de suplementos de vitamina D a dosis más elevadas que las sugeridas recientemente por otro panel de expertos estadounidense.

Es bien sabido que la vitamina D no solo es esencial para una adecuada salud ósea, sino que también protege al organismo contra las enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Está presente de forma natural en muy pocos alimentos, sobre todo en los lácteos, en la yema de huevo y en los pescados grasos, y es la única de entre las vitaminas que puede sintetizarse a través de la exposición a la luz solar.

Aunque numerosos estudios han confirmado que el déficit de vitamina D es común tanto en personas seropositivas como seronegativas de todas las edades y etnias, los pacientes con VIH podrían tener un riesgo mayor. Esto podría ser debido, en parte, a que algunos medicamentos antirretrovirales parecen reducir los niveles de esta vitamina, especialmente efavirenz (Sustiva®; también en Atripla®). Además, en los últimos tiempos, los cambios en las concentraciones de vitamina D en personas con VIH han sido analizados por diversos estudios, que han mostrado que un déficit de esta vitamina podría incrementar el riesgo de progresar a sida (véase La Noticia del Día 16/11/2010) o de desarrollar diabetes (véase Actualización en Tratamientos 30/12/2010), además de problemas óseos, ya que la función principal de la vitamina D está relacionada con el metabolismo del calcio. Estos hallazgos han llevado a los equipos de investigadores a evaluar también la influencia del déficit de dicha vitamina en otras enfermedades, como las cardiovasculares, y a comprobar que éstas se relacionan también con bajos niveles de la misma en los pacientes con VIH (véase La Noticia del Día 09/02/2011).

De acuerdo con el panel de expertos, la mayoría de la población probablemente no obtiene suficiente vitamina D de las fuentes tradicionales. Por ejemplo, el uso regular de protectores solares con un factor de protección 30 o superior puede reducir la absorción de vitamina D procedente de la luz solar hasta en un 95%. Por otra parte, muchas personas con estilos de vida sedentarios pasan menos tiempo al sol durante la primavera y el verano, lo que disminuye aún más la probabilidad de absorber suficiente luz solar durante los períodos del año más significativos.

Asimismo, otros factores agravan el problema. La mayoría de las personas que viven lejos del ecuador no están expuestas a la luz del sol lo suficiente durante los meses de invierno como para mantener unos niveles adecuados de vitamina D durante el resto del año. Por otro lado, las personas con pigmentación de la piel oscura tienen una protección natural frente a la luz solar, por lo que tienen un riesgo todavía mayor de déficit de esta vitamina. Además, el consumo de leche enriquecida y pescado azul (con un alto porcentaje de ácidos grasos omega 3) se ha reducido, en general, en los últimos años.

“Se tiene que reconocer que la exposición al sol sin protección es la principal fuente de vitamina D para niños y adultos, y que, en ausencia de exposición solar, es difícil, si no imposible, obtener una cantidad adecuada de esta vitamina de la alimentación, sin el uso de suplementos, para satisfacer las necesidades del organismo”, afirma el panel de expertos.

Los especialistas de la Sociedad de Endocrinología de EE UU recomiendan una ingestión diaria de vitamina D para mantener una buena salud ósea y muscular de, como mínimo, 600 UI en adultos sin VIH de 19 a 50 años de edad, y de 600-800 UI en personas de edades comprendidas entre los 50 y los 70 años, aunque el consumo óptimo podría ser incluso más elevado: de entre 1.500 y 2.000 UI.

Para personas adultas obesas y pacientes con infección por VIH, el panel estadounidense recomienda una ingestión diaria de vitamina D de 6.000-10.000 UI. Dichas cantidades son bastante más elevadas que las aconsejadas por el Instituto de Medicina, que recientemente recomendó solo 400 UI por día para la mayoría de personas. Según dicha institución, en aquel momento no existían indicios que apoyasen el uso de cantidades más altas, advirtiendo, de hecho, que dosis superiores podrían ser perjudiciales en muchos casos.

Estas nuevas recomendaciones reconocen que el empleo excesivo de suplementos de vitamina D puede ser perjudicial en ciertas circunstancias y que, por este motivo, se necesitan realizar ensayos clínicos de distribución aleatoria y grupo control que determinen cuáles podrían ser las dosis elevadas más seguras para varios tipos de poblaciones. Argumentan, sin embargo, que los indicios que apuntan a una necesidad y unos beneficios del uso de suplementos de vitamina D son más robustos que los que llevaron al Instituto de Medicina a proponer sus recomendaciones.

Con todo, la Sociedad de Endocrinología no aconseja el cribado regular generalizado de déficit de vitamina D en la mayoría de personas, definido como un nivel de 25-hidroxi-vitamina D [25(OH)D] inferior a 20 ng/mL. No obstante, los expertos sugieren que el cribado rutinario podría ser necesario para pacientes con VIH que toman medicación antirretroviral, personas obesas y mayores de 50 años. En aquellas personas con falta de vitamina D, la dosis recomendada sería de 50.000 UI por semana (o 6.000 por día) durante 8 semanas y, a continuación, una dosis de mantenimiento de 1.500-2.000 UI al día.

Por último, si bien el panel de expertos reconoce que se precisan más estudios que evalúen el uso de dosis más elevadas de vitamina D, consideran que los suplementos en los intervalos de concentración descritos ofrecen pocas desventajas y muchos beneficios potenciales.

Fuente: Aidsmeds / Elaboración propia.
Referencia: Holick MF, Binkley NC, Bischoff-Ferrari HA, et al. Evaluation, Treatment, and Prevention of Vitamin D Deficiency: an Endocrine Society Clinical Practice Guideline. JCEM 2011 jc.2011-0385.

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