En EE UU, los pacientes con VIH tienen una esperanza de vida 21 años menor

Roger Pebody

Pese al drástico aumento de la esperanza de vida en la década transcurrida desde la introducción de la terapia combinada, los pacientes de EE UU diagnosticados de VIH aún fallecen una media de 21 años más jóvenes que sus iguales sin VIH, según informa un equipo de investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de ese país (CDC, en sus siglas en inglés) en la edición digital de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Aunque la esperanza de vida de las mujeres es superior a la de los hombres, no ha mejorado tanto como la de éstos y la situación de las personas de origen negro e hispano es significativamente peor que la de los hombres de etnia blanca.

Diversos estudios de cohorte ya han proporcionado sólidas pruebas sobre la existencia de descensos importantes en el riesgo de muerte entre personas con VIH en los países desarrollados desde la aparición de la terapia combinada. Además, a menudo se ha señalado la larga esperanza de vida de algunos grupos de personas con VIH, en especial los diagnosticados a una corta edad.

Sin embargo, las investigaciones también han seguido encontrando unos resultados peores que entre las personas sin VIH. Un estudio que contó con más de 43.000 pacientes en 14 cohortes descubrió que, aunque un paciente de 20 años que inicie el tratamiento podría esperar llegar a vivir hasta los 63, esta esperanza de vida era sólo dos tercios de la que goza la población general.

Otro estudio, esta vez basado en más de 16.000 personas de 23 cohortes europeas, puso de manifiesto que, mientras que las tasas de mortalidad fueron similares a las de la población general en los primeros cinco años tras el diagnóstico, se hizo evidente un mayor riesgo de muerte con una infección a largo plazo.

En los estudios también se han identificado grupos de pacientes con VIH que tienden a presentar un peor pronóstico, incluyendo usuarios de drogas inyectables, personas mayores, coinfectadas por el virus de la hepatitis C (VHC) y pacientes cuyo recuento de células CD4 era bajo cuando iniciaron el tratamiento.

El nuevo ensayo está basado en datos de rutina anónimos recogidos de pacientes recién diagnosticados de VIH. Otros estudios han empleado datos de pacientes con VIH que están accediendo a tratamiento o atención médica, lo que puede aumentar algo el cálculo de la esperanza de vida.

Se consiguieron datos de 25 de los 50 estados de EE UU, lo que representa, aproximadamente, la cuarta parte de los habitantes de ese país que viven con VIH. Algunos estados clave, como Nueva York o California, no fueron incluidos y los pacientes de origen hispano están infrarrepresentados en la muestra. Se incluyeron los diagnósticos realizados entre 1996 y 2005, con seguimiento hasta 2007.

El estudio contó con 22.000 pacientes, de los cuales 10.366 murieron.

Esperanza de vida

En promedio, la esperanza de vida tras el diagnóstico pasó de 10,5 años en 1996 a 22,5 años en 2005. En conjunto, las mujeres con VIH tuvieron una esperanza de vida mayor que los hombres (23,6 años para las mujeres en 2005, frente a 21,8 años para los hombres).

Entres los varones, las mayores mejoras en la esperanza de vida se observaron en los de etnia blanca. Los hombres de etnia negra diagnosticados en 2005 tuvieron una esperanza de vida cinco años menor que sus iguales de etnia blanca.

 

Esperanza de vida en 1996

Esperanza de vida en 2005

Hombres de etnia blanca

10,3 años

25,5 años

Hombres de etnia negra

9,5 años

19,9 años

Hombres de origen hispano

10,1 años

22,6 años

 

Debido al reducido número de mujeres en la muestra, los cálculos de esperanza de vida para las de una etnia en particular diagnosticadas en un año en concreto no son especialmente precisos. En conclusión, los autores del estudio ofrecieron datos conjuntos para los años 2001-2005. En ellos se evidencia que las mujeres de etnia negra tienen una esperanza de vida menor que la de otros grupos, mientras que las mayores mejoras en la esperanza de vida correspondieron a las mujeres de origen hispano.

No obstante, los autores señalan que las mejoras más importantes en la esperanza de vida se detectaron en los primeros cinco años del estudio y que, posteriormente, los aumentos se han ralentizado.

 

Esperanza de vida en 1996

Esperanza de vida en 2001-2005

Mujeres de etnia blanca

12,8 años

22,1 años

Mujeres de etnia negra

12,5 años

20,6 años

Mujeres de origen hispano

11,2 años

24,2 años

 

La esperanza de vida fue mayor en el caso de los hombres gays y bisexuales (28,3 años en 2005) que para el resto de los hombres. Los usuarios de drogas inyectables presentaron la esperanza de vida más corta (15,2 años en el caso de los hombres y 15,9 años en el de las mujeres en 2005).

Promedio de años de vida perdidos

Los autores, asimismo, calcularon en cuántos años se veía reducida la vida de una persona con VIH, en comparación con otra de la población general de su misma edad, sexo y origen étnico.

A la hora de interpretar estos datos, es importante indicar que pueden existir niveles superiores de consumo de drogas, coinfección por VHC y problemas socioeconómicos entre las personas con VIH que entre la población general. Estos factores también contribuirán a reducir la esperanza de vida.

Además, la naturaleza particular del sistema sanitario de EE UU implica que se podrían obtener resultados diferentes en otros países desarrollados.

Al comparar la esperanza de vida de los pacientes diagnosticados de VIH en 2005 con la de la población general, se comprobó que era 21,1 años menor.

En el caso de los hombres, los cálculos indicaron que vivirían una media de 19,1 años menos que sus iguales sin VIH, pero esta cifra cambia con la edad. Un varón diagnosticado con 20 años podría vivir 25 años menos, los diagnosticados a los 40, dieciocho años menos, y los diagnosticados a los 60, vivirían en promedio 10 años menos.

La esperanza de vida de las mujeres con VIH fue una media de 22,7 años inferior a la de la población general, con una mayor variación en función de la edad. Una mujer diagnosticada de VIH con 20 años tendría una esperanza de vida 31 años menor, una de 40, veintiún años menor, y una de 60, once años menor.

La mayor cantidad de años perdidos se observó entre la población de origen hispano, seguida por la de etnia negra y blanca. Los autores señalan que otros datos evidencian que los hispanos tienen unas mayores tasas de interrupción de tratamiento y de retraso a la hora de acudir a recibir atención, lo que puede explicar las muertes prematuras.

Conclusiones

Los investigadores creen que, además de ser útiles para los artífices de políticas, “estos resultados pueden servir para orientar la comunicación de los médicos con los pacientes respecto a su esperanza de vida tras el diagnóstico de VIH”.

Al resumir la situación general representada por los datos, afirmaron: “Aunque la esperanza y el promedio de años de vida perdidos han mejorado de forma significativa en las personas diagnosticadas entre 1996 y 2005 en 25 estados, la esperanza de vida sigue siendo menor que la de la población general y se mantienen las disparidades en función del sexo y el origen racial/étnico”.

Referencia: Harrison KM, et al. Life expectancy after HIV diagnosis based on national surveillance data from 25 states, United States. J Acquir Immune Defic Syndr, published online ahead of print, 2009. doi: 10.1097/QAI.0b013e3181b563e7.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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