Testimonio: Renacer

María Jesús

Lo primero es dar mi enhorabuena a la revista y a la oportunidad que brinda esta página web. Mi historia es sencilla. Llevo ya 20 años con VIH. En la actualidad, creo que estoy estupenda.

Como medicación tomo Kaletra y Truvada y hago una vida completamente normal.
 
Tengo 48 años y estoy divorciada, con tres hijos y un precioso nieto de tres meses. Soy una persona muy vitalista y positiva. He luchado siempre porque tenía tres hijos maravillosos que sacar adelante. Ése ha sido mi gran secreto para seguir mirando al futuro y convivir con mi enfermedad.
 
Mis hijos ya son adultos, tienen 27, 25 y 23 años, y estoy muy orgullosa de ellos. Ninguno ha contraído el virus puesto que lo adquirí después de que nacieran.
 
Hoy me siento especialmente triste porque mañana estaré pendiente de entrar un año en prisión por un delito de posesión de 10 plantas de marihuana y por otro al dar 0,85 en sangre en un control de alcoholemía. Creo que esta sociedad es tan hipócrita que te vende marihuana, que está comprobado que es una planta ideal para los seropositivos, y bebidas alcohólicas, que no son tan beneficiosas.
 
Me parece muy injusto e hipócrita que, después de luchar 20 años con la enfermedad, trabajar como una leona durante 30 años y ser una ciudadana respetable, tenga que pasar un año en la cárcel. Mi calidad de vida y mis ilusiones se verán truncadas por la decisión de una jueza. Mañana en la vista con la magistrada alegaré como atenuante el hecho de ser seropositiva, aparte de cabeza de familia y tener la carga de tres hijos y un nieto, cuya situación económica es bastante precaria, lo que hace que tenga que ayudarles con dinero para su manutención.
 
Creo que si fuera a la cárcel me moriría de pena, porque, aunque soy una mujer fuerte, mi aguante tiene un límite.
 
Espero que mañana tenga suerte y la jueza me cambie el año de prisión por una multa y pueda seguir mi vida normal.
 
Por otra parte, me gustaría destacar que el VIH aún es un estigma que nadie quiere ver, y que la gente se comporta como si tuvieras la peste. Nadie quiere aceptar que es muy penoso ver cómo las personas siguen jugando a hacer el amor sin preservativo pensando que este contagio no les puede afectar. Continúa habiendo mucha inconsciencia al respecto.
 
Vivo en una ciudad provinciana y cuido mucho de preservar mi intimidad, porque la gente tiene muchos prejuicios. Aunque esta enfermedad no hace distinción entre clases ricas o pobres, blancos o negros, etc. Todo el mundo es susceptible de contagio.
 
He estado casada trece años con una persona que no era portadora. Mi marido sabía que yo era seropositiva y no le ha importado hacer el amor sin condón. Así lo decidió y nunca se ha contagiado. Él ha sido consciente y siempre se ha hecho pruebas y ha dado negativo al VIH. Con esto quiero decir que yo creo que hay personas que no se contagian.
 
"Gracias mi amor por compartir todos estos años conmigo y no degradarme por mi situación". Con estas palabras no digo que las personas tengan que hacer el amor sin condón, pues creo que es la prevención más segura.
 
Bueno, pienso que mi historia ya está contada y me encanta compartirla con vosotros.
 
Me gustaría ayudar a otras personas que se encuentran en mi situación.
 
Seguiré luchando.

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