La curación de la hepatitis C mejoraría la función cognitiva en personas con o sin cirrosis hepática

Jordi Piqué
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Un estudio español identifica a las personas de edad avanzada con indicios de deterioro cognitivo como los pacientes que obtendrían mayores beneficios del tratamiento frente al VHC

Un estudio español, cuyos resultados se han publicado en la revista European Journal of Neurology, ha revelado que la curación de la hepatitis C mediante el tratamiento con antivirales de acción directa (AAD) mejora la función cognitiva independientemente del estadio de la enfermedad hepática, sobre todo en personas mayores que ya muestran signos de deterioro cognitivo.

El deterioro cognitivo afecta significativamente a la calidad de vida de las personas que lo experimentan, entre ellas las que tienen hepatitis C. El deterioro cognitivo abarca un amplio espectro de problemas de memoria, concentración, aprendizaje, capacidad de atención, toma de decisiones y dificultades en las tareas mentales de la vida cotidiana. Algunas personas con hepatitis C se refieren a estos problemas como “niebla cerebral”. El deterioro cognitivo se observa con mayor frecuencia en personas con cirrosis hepática y, en las que tienen cirrosis descompensada, supone un signo precoz de la aparición de la encefalopatía hepática.

Con el objetivo de ofrecer más evidencia sobre esta cuestión, un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas del Instituto de Salud Carlos III en Madrid (España) realizó un estudio prospectivo observacional de la vida real para determinar si el tratamiento con AAD reducía el deterioro cognitivo en una muestra aleatoria de personas con infección por el virus de la hepatitis C (VHC) en Madrid. La evidencia de que la curación de la hepatitis C con AAD reduce el deterioro cognitivo podría animar a las personas con el VHC a superar su reticencia a iniciar dicho tratamiento.

Se seleccionó de forma aleatoria a personas con hepatitis C solamente que acudían a un unidad de hepatitis vírica en Madrid entre abril de 2015 y marzo de 2017. Se realizó una evaluación neuropsicológica exhaustiva y se ofreció a los participantes cuestionarios sobre funcionamiento y calidad de vida relacionada con la salud antes de iniciar el tratamiento con AAD frente al VHC y 12 y 48 semanas después de finalizarlo.

Se excluyó a personas coinfectadas por el VIH, a las que tenían un carcinoma hepatocelular más avanzado, a aquellas que habían consumido alcohol de forma problemática recientemente, a personas que padecían enfermedades cardiovasculares u otra patología concomitante que pudiera tener un efecto independiente sobre la salud cognitiva, o a las que tenían una derivación portosistémica (una conexión anormal entre el sistema vascular porta y la circulación sistémica).

Se seleccionó a 152 de los 912 pacientes que recibieron tratamiento con AAD frente a la hepatitis C durante el periodo del estudio (un máximo de tres pacientes elegibles por semana). En total, 135 completaron el estudio y lograron la curación del VHC. Los participantes tenían una media de edad de 57 años y el 57% eran hombres. El 32,5% tenían cirrosis hepática estando en el 27% de los casos descompensada.

Los participantes con cirrosis hepática tenían una probabilidad significativamente mayor de padecer diabetes (31% frente a 6%, p <0,001), un índice de masa corporal más elevado (28,5 frente a 26, p= 0,007) y era más probable que recibieran tratamiento con betabloqueantes y fármacos diuréticos, así como con hipoglucemiantes.

La prevalencia de trastorno por consumo de alcohol, consumo intensivo de sustancias, ansiedad y depresión –cada uno de los cuales podría afectar a la función cognitiva– era baja en la población del estudio.

Se evaluó la función cognitiva mediante pruebas de función visomotora (habilidad que permite realizar actividades en las que se usan simultáneamente los ojos y las manos), pruebas de función ejecutiva para evaluar la capacidad de planificación, la flexibilidad y el razonamiento verbal, y pruebas de velocidad de procesamiento, memoria, capacidad de atención y memoria de trabajo. Además, se realizaron cinco pruebas cognitivas utilizadas para el diagnóstico de encefalopatía hepática.

Se definió deterioro cognitivo –ya sea aquel relacionado con el VHC en personas sin cirrosis o la encefalopatía hepática encubierta en personas con cirrosis– como hallarse por debajo de una desviación estándar en más de dos dominios cognitivos.

Al entrar en el estudio, el 34% de las personas con cirrosis y el 14% sin cirrosis presentaban deterioro cognitivo. Al inicio, la hipertensión arterial aumentaba de forma significativa el riesgo de deterioro cognitivo (cociente de probabilidades [CP]: 3,5; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1,01-11,4), al igual que la encefalopatía hepática previa (CP: 13,8; IC95%: 0,7-273) y la ansiedad (CP: 1,2; IC 95%: 1,1-1,4).

Un mayor número de años de formación se asoció con un menor riesgo de deterioro cognitivo (CR: 0,80; IC95%: 0,7-0,9).

Después de curar la hepatitis C, las personas con cirrosis mostraron mejoras significativas en las determinaciones sobre función motora, función ejecutiva, velocidad de procesamiento, atención y función cognitiva global. Además, registraron mejoras en las puntuaciones psicométricas de la encefalopatía hepática y experimentaron mejoras significativas en el estado de ánimo y en algunas determinaciones sobre calidad de vida relacionada con la salud.

Sin embargo, los pacientes con cirrosis hepática al iniciar el tratamiento con AAD frente al VHC al comienzo del estudio seguían mostrando un peor rendimiento cognitivo que los pacientes sin cirrosis 48 semanas después de finalizar el tratamiento. Como los investigadores no comunicaron los cambios en la función hepática tras la curación en personas con cirrosis, no es posible evaluar si existen diferencias en la función cognitiva entre personas con cirrosis compensada y descompensada.

Los pacientes sin cirrosis registraron una mejora significativa en la función visoespacial, la función ejecutiva, la velocidad de procesamiento, la atención, la memoria de trabajo y la función cognitiva global. También mostraron mejoras en las puntuaciones psicométricas de la encefalopatía hepática.

La mejora de la función cognitiva fue significativamente mayor en los pacientes con deterioro cognitivo al inicio, especialmente en aquellos con peor deterioro cognitivo, y en los pacientes de mayor edad.

Como conclusión, el equipo de investigadores señala que la curación de la hepatitis C puede mejorar la función cognitiva independientemente del estadio de la enfermedad hepática, y que los mayores beneficios se producen en las personas mayores y en las que tienen una menor reserva cerebral (es decir, menor capacidad del cerebro para compensar el deterioro asociado al envejecimiento).

Fuente:Infohep / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia:Ibáñez-Samaniego L, et al. Hepatitis C eradication improves cognitive function in patients with or without cirrhosis: a prospective real-life study. European Journal of Neurology, published online, 11 October 2021. DOI: https://doi.org/10.1111/ene.15138

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