La depresión afecta de forma negativa a la función cognitiva de las personas con el VIH a corto y largo plazo

Jordi Piqué
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Este trastorno conllevaría una peor adherencia al tratamiento antirretroviral, entrañando un mayor riesgo de deterioro neurocognitivo asociado al VIH

La depresión sostenida se asocia con disminuciones a largo plazo en la función cognitiva entre las personas con el VIH. Esta es la principal conclusión de un estudio estadounidense cuyos resultados se han publicado en la revista Journal of Adquirired Immune Deficiency Syndromes.

Más de un tercio de las personas con el VIH experimentan depresión, cinco veces la tasa observada en la población general. En el contexto del VIH, la depresión no solo tiene un gran impacto sobre la calidad de vida, sino que también se asocia con peores resultados generales en salud. Sin embargo, la investigación que examina el impacto de la depresión sobre la función cognitiva en personas con el VIH ha arrojado resultados dispares.

Ante esta incertidumbre, un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Diego (EE UU) diseñó un estudio longitudinal (es decir, basado en observaciones repetidas durante un período prolongado de tiempo) para determinar la relación entre los síntomas depresivos y la función cognitiva en personas con el VIH. El estudio examinó el impacto de la gravedad de la depresión en los resultados a corto y largo plazo.

En el estudio se monitorizó la función cognitiva mediante una variedad de pruebas que evalúan la fluidez verbal, el funcionamiento ejecutivo, la velocidad de procesamiento de la información, el aprendizaje, el recuerdo, la memoria de trabajo y las habilidades motoras finas (destreza, coordinación). El estudio se realizó sobre una población de 448 personas. La cohorte era predominantemente masculina, étnicamente diversa y con una edad media de 44 años.

Al inicio del estudio, el 67% de los participantes tenían una carga de depresión baja, el 15% una carga media y el 17% una carga alta de depresión. Los participantes acudieron a una media de cinco visitas de seguimiento con aproximadamente un año entre cada visita.

Las personas con una carga alta de depresión presentaron descensos más pronunciados en la función cognitiva durante el seguimiento en comparación con el grupo con una carga baja de depresión (p= 0,001). La disminución de la función cognitiva también fue más pronunciada en el grupo de carga media de depresión en comparación con el grupo de carga baja de depresión, pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa (p= 0,057).

El deterioro cognitivo observado en las personas con una carga más grave de depresión fue impulsado por la disminución de la función ejecutiva (p= 0,02), el recuerdo a largo plazo (p= 0,023) y la fluidez verbal (p= 0,045). El grupo con carga media de depresión también presentó disminuciones en la función ejecutiva (p= 0,039) y fluidez verbal (p= 0,001).

Los investigadores exploran posibles mecanismos para la relación entre depresión y deterioro cognitivo. En primer lugar, existe una conexión bien establecida entre la depresión y una peor adherencia al tratamiento del VIH, lo que podría permitir un rebote de la carga viral, aumentando así el riesgo de deterioro neurocognitivo relacionado con el VIH. Los autores también señalan la existencia de estudios que han demostrado que la depresión y el estrés sostenidos pueden causar neuroinflamación crónica, que a su vez puede provocar daño neuronal.

El equipo de investigadores, asimismo, sugiere que una baja interacción social podría ser otra explicación posible para sus hallazgos. Hay que recordar que la depresión se asocia con una menor participación en actividades estimulantes física, social e intelectualmente, todas las cuales se sabe que protegen frente al deterioro cognitivo en las personas mayores.

El funcionamiento ejecutivo, el recuerdo y la fluidez verbal se vieron afectados negativamente por la depresión a largo plazo. El estudio reveló que la depresión aguda también tuvo un impacto en los aspectos clave de la función cognitiva, incluidas las habilidades motoras y la velocidad del pensamiento. El análisis de los resultados individuales evidenció que la cognición fue peor los días en que las personas presentaban síntomas de depresión leve (p= 0,042) y de depresión moderada a grave (p= 0,026).

Una mayor carga de depresión se asoció con disminuciones más rápidas en el funcionamiento neurocognitivo global desde el inicio hasta la última visita, comentan los investigadores. También se encontró una asociación entre la gravedad de los síntomas depresivos agudos de visita a visita y el rendimiento neurocognitivo global dentro de las personas, de modo que los participantes obtuvieron puntuaciones cognitivas globales más bajas en las visitas cuando informaron de síntomas depresivos más graves.

En conclusión, los hallazgos del estudio demuestran tanto los efectos agudos que provoca la gravedad de los síntomas depresivos en el rendimiento neurocognitivo como los efectos crónicos que causa la gravedad de la carga acumulada de depresión y el deterioro neurocognitivo a largo plazo.

El deterioro neurocognitivo que se observa entre las personas con el VIH con mayor carga acumulada de depresión también puede estar relacionado de modo recíproco con una participación más pobre en su atención médica y afectar a los resultados en salud asociados al VIH. Además, los resultados de este estudio apoyan la idea de que un modelo de atención integral y multidisciplinar que incluya a los profesionales de la salud mental podría tener un impacto positivo en los niveles de depresión de los pacientes y, en consecuencia, mejorar los resultados en salud en el contexto de la infección por el VIH.

Los investigadores añaden que se necesita más investigación para examinar cómo el tratamiento para la depresión afecta a la salud cognitiva, mental y física.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Paolillo EW et al. Cumulative burden of depression and neurocognitive decline among persons with HIV: a longitudinal study. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, online ahead of print, March 2020. doi: 10.1097/QAI.0000000000002346

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