El VIH y los fármacos antirretrovirales podrían favorecer el desarrollo de artrosis de rodilla

Francesc Martínez
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Se observa una serie de cambios que supondrían un mayor deterioro del cartílago de la rodilla en personas con el VIH, aunque la presencia de quistes óseos sería menor que en la población general

Un estudio publicado en BMC Musculoskeletal Disorders ha concluido que tanto el propio VIH como la terapia antirretroviral para tratar la infección se relacionarían con un mayor riesgo de experimentar daños en el cartílago de la rodilla, que podrían provocar el desarrollo de osteoartritis (también conocida como artrosis). El pequeño estudio, de tipo caso-control, mostró una elevada prevalencia de determinados biomarcadores compatibles con daños en el cartílago de la rodilla al inicio del estudio y un mayor deterioro tras 8 años de seguimiento entre personas con el VIH en tratamiento antirretroviral.

La osteoartritis es una patología claramente relacionada con el envejecimiento, pero este no es su única causa: diversas alteraciones metabólicas tales como niveles elevados de lípidos, hipertensión, obesidad y diabetes incrementan el riesgo de padecerla. En el contexto actual de la infección por el VIH en nuestro entorno, las personas tienen, en general, un buen estado de salud y una esperanza de vida cada vez más similar a la de la población general, pero la inflamación causada por el VIH y los efectos secundarios de algunos antirretrovirales pueden incrementar el riesgo de padecer problemas metabólicos. Estas asociaciones llevaron a los investigadores a diseñar el presente estudio para esclarecer si el VIH y/o su tratamiento podrían influir en el riesgo de desarrollar artrosis.

El estudio se centró en comparar los cambios estructurales y la degeneración del cartílago en la rodilla de personas con el VIH en tratamiento antirretroviral con los de controles sin el VIH con características demográficas similares. La duración del periodo de seguimiento del estudio fue de ocho años.

Las pruebas utilizadas al inicio del estudio y durante todo su transcurso fueron una combinación de pruebas de imagen por resonancia magnética (MRI, en sus siglas en inglés) y diversas mediciones de la estructura, composición y textura del cartílago de la rodilla.

Las personas con el VIH y las que actuaron como controles fueron emparejadas por edad, sexo, etnia e índice de masa corporal. La edad promedio era de 52 años y un tercio de los participantes eran mujeres. Todos los participantes con el VIH llevaban en tratamiento antirretroviral un mínimo de 12 meses.

Al inicio del estudio, los participantes con el VIH presentaban una prevalencia de diversos marcadores de daños en el cartílago significativamente superior a la observada entre los controles . Entre dichos marcadores se encontrarían alteraciones de la grasa infrapatelar o efusión en la articulación de la rodilla (acumulación de líquido, indicativo de inflamación). En cambio, las personas con el VIH presentaban una menor probabilidad de tener un tipo de quiste óseo frecuentemente asociado a la artrosis de rodilla .

A lo largo de los ocho años de seguimiento, las personas con el VIH presentaron un mayor deterioro en los marcadores de textura y composición del cartílago, así como mayores niveles de efusión en la articulación de la rodilla . No obstante, tal y como ya se observaba al inicio, los quistes óseos fueron menos graves en personas con el VIH que en los controles .

Los investigadores concluyeron que sus hallazgos muestran que la composición y la estructura del cartílago sería más heterogénea en personas con el VIH en tratamiento antirretroviral, lo que incrementaría el riesgo de osteoartritis de rodilla, puesto que la degeneración de la matriz del cartílago es un evento esencial para la irreversibilidad de la progresión de la artrosis.

Entre las posibles causas de lo observado se encontrarían la pérdida de masa muscular alrededor de la rodilla, la inflamación asociada al VIH y los desórdenes metabólicos y efectos secundarios asociados al tratamiento antirretroviral-

En cuanto a la menor incidencia de quistes óseos, los investigadores manifestaron su sorpresa y apuntaron que podría deberse a los complejos efectos del VIH y sus tratamientos sobre la formación y resorción óseas.

Los resultados del presente estudio, por su pequeña muestra y su diseño caso-control (siempre menos consistente que un estudio de cohortes), deberán ser verificados en estudios de mayor tamaño. En todo caso, deberían ser tenidos en cuenta por los médicos especialistas en VIH de cara a detectar casos de artrosis de rodilla incipientes para favorecer un tratamiento precoz capaz de minimizar el impacto de dicha patología sobre la calidad de vida de las personas con el VIH.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia ( gTt-VIH ).

Referencia: Liu Y et al. Is treated HIV infection associated with knee cartilage degeneration and structural changes? A longitudinal study using data from the osteoarthritis initiative. BMC Musculoskeletal Disorders, 20:190. https://doi.org/10.1186/s12891-019-2573-5.

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