Se identifica un posible nuevo reservorio del VIH

Miguel Vázquez
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El estudio de las células CD127, presentes en los ganglios linfáticos, así como de los mecanismos para mantener latente la infección podrían ser útiles en la investigación de una cura para el VIH

Un equipo de investigadores de EE UU ha encontrado que las células CD127 (presentes en tejidos como los ganglios linfáticos) pueden constituir un reservorio del VIH. Además, según su estudio publicado en PLOS Pathogens, este descubrimiento podría servir para estudiar qué hace que estas células sean capaces de mantener latente el virus e idear mecanismos para reactivarlo, algo que puede ser útil en la búsqueda de una cura para esta infección.

A pesar de que la terapia antirretroviral consigue controlar la replicación del VIH en la sangre, no consigue eliminar la infección del organismo, ya que el virus se esconde en distintas partes del organismo, denominados reservorios, por lo que, si se interrumpe el tratamiento, se produce un repunte de la carga viral. Dichos reservorios constituyen el principal obstáculo para curar la eliminación del VIH y, en la actualidad, no se dispone de un modo fácil de actuar sobre los reservorios celulares para su eliminación.

El VIH en las células reservorio se mantiene latente y, en consecuencia, estas células no portan en su superficie las proteínas virales que las harían fáciles de detectar. Por tanto, se han estado buscando medios eficaces para localizar los reservorios virales.

El VIH infecta las células T, que residen principalmente en los tejidos linfoides, como los ganglios linfáticos y las amígdalas. Sin embargo, los estudios sobre la infección por VIH se han centrado principalmente en las células T que circulan en la sangre, a las que es relativamente fácil acceder, ya que resulta más probable que las personas accedan a someterse a una extracción de sangre que a una biopsia de tejido. Sin embargo, esto puede hacer que tengamos una visión sesgada de la composición del reservorio viral.

El equipo de investigadores afirma que hacía tiempo que sospechaban que existían distintos tipos de reservorios celulares y que los diferentes tejidos albergan diferentes tipos de estas células. Sin embargo, añaden que ha sido difícil de demostrar porque las células reservorio de las personas infectadas son escasas y la gran mayoría de los modelos in vitro para estudiar la latencia utilizan líneas celulares o células que circulan en la sangre.

En consecuencia, los autores han estado estudiando la infección por VIH utilizando muestras de tejido y descubrieron que unas células de las amígdalas que presentan la proteína de superficie CD127 eran capaces de contener de forma eficiente el VIH, pero únicamente en raras ocasiones el virus podía replicarse en ellas. Por el contrario, otro tipo de células de las amígdalas –que presentan la proteína CD57 en su superficie– sí que permitieron la replicación viral en ellas. Este descubrimiento resultó interesante, pero no significaba necesariamente que las CD127 constituyeran un reservorio.

Incluso después de que el VIH entre en una célula, esta aún puede evitar la infección. Uno de los mecanismos es impidiendo que el VIH realice la transcripción de su genoma (pasándolo de ARN a ADN gracias a la acción de la enzima conocida como transcriptasa inversa).

Existen fármacos que realizan esta misión, pero las células también pueden hacerlo a través de la enzima denominada SAMHD1, que contribuye a eliminar los nucleótidos (las unidades básicas del material genético). Cuando las células se encuentran en su fase activa, necesitan realizar copias de su información genética, pero cuando se encuentran en su estado quiescente, la célula no precisa de ningún nucleótido y, en consecuencia, interrumpe su producción, al tiempo que la proteína SAMHD1 degrada a los que hayan quedado sin usar. En consecuencia, el VIH se queda sin el material preciso para realizar la transcripción de su genoma (véase La Noticia del Día 11/10/2012).

Sin embargo, el estudio actual comprobó que la eliminación de la enzima SAMHD1 mediante manipulación genética no llevaba a que las células CD127 produjeran copias del virus, lo que sugiere que estas células bloquearon el ciclo replicativo del VIH en una etapa posterior.

El siguiente paso en la replicación del virus, una vez realizada la transcripción de su genoma a ADN, es integrar dicha copia en el núcleo de la célula huésped. Una vez allí, los genes virales pueden aprovechar la maquinaria de la célula para producir sus propias proteínas, que ensamblan nuevas partículas virales que, a su vez, pueden infectar otras células.

Las células reservorio contienen el material genético del VIH integrado en su propio genoma, pero el equipo de investigadores decidió comprobar si este también era el caso de las células CD127 de las amígdalas. Para ello, extrajeron el genoma de las células CD127 y CD57 que habían sido expuestas al virus en el laboratorio. Posteriormente empleando herramientas genéticas adecuadas, descubrieron que ambos tipos de células albergaban copias del genoma del virus, a pesar del hecho de que las células CD127 producían mucha menos cantidad de VIH que las células CD57. Es decir, las células CD127 parecían disponer de algún mecanismo que favorecía mantener latente la infección. No obstante, el equipo de investigadores comprobó que al tratar las células CD127 que presentaban una infección latente empleando fármacos conocidos para estimular a las células T, podían conseguir la reactivación de la replicación viral en las células.

Es necesario realizar más estudios para comprobar hasta qué punto las células CD127 constituyen un parte relevante del reservorio viral en las personas con VIH. Los estudios preliminares de estos autores resultan alentadores, ya que reflejan que puede utilizarse el marcador de CD127 en la superficie de las células para purificar suficientes células de tejido infectado de individuos infectados para permitir análisis posteriores. Por otro lado, las células CD127 de las amígdalas expuestas al VIH in vitro suponen un modelo novedoso para estudiar la latencia viral en los tejidos.

Este equipo de investigadores ya ha comenzado a comparar los genes expresados en las células CD127 con los de las CD57 de las amígdalas, encontraron pruebas de que las células CD127 están en un estado quiescente que puede impedir la expresión de los genes del virus. Además, también se ha descubierto que el ARN del virus no pasaba por el proceso necesario para poder fabricar proteínas virales.

Los autores se muestran confiando en que los mecanismos descubiertos puedan aprovecharse para controlar los reservorios latentes y permitan avanzar en la búsqueda de una cura para el VIH.

Fuente: Nota de Gladstone Institutes/Elaboración propia (gTt-VIH) Referencia: Hsiao F, Frouard J, Gramatica A, et al. Tissue memory CD4+ T cells expressing IL-7 receptor-alpha (CD127) preferentially support latent HIV-1 infection. PLOS Pathogens, published: April 30, 2020 https://doi.org/10.1371/journal.ppat.1008450

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