La tasa de mortalidad por resistencia a antibióticos sería mayor que la causada por el VIH/sida o la malaria

Jordi Piqué
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Se estima que en 2019 más de 1,2 millones de personas murieron directamente por dicha causa y 4,9 millones por causas relacionadas

Un estudio británico y estadounidense, cuyos resultados se han publicado en la revista The Lancet, ha estimado que la resistencia a los antibióticos fue la principal causa de muerte en todo el mundo en 2019. La resistencia en sí misma causó 1,27 millones de fallecimientos en 2019 y las infecciones resistentes a los antibióticos desempeñaron un papel en 4,95 millones de muertes más. En comparación, la mortalidad asociada al VIH/sida y la malaria para ese año se ha estimado en 860.000 y 640.000 muertes, respectivamente.

La resistencia bacteriana a los antibióticos se produce cuando los cambios que experimentan las bacterias a lo largo del tiempo provocan que los fármacos para su tratamiento sean menos eficaces, dificultando el tratamiento de las infecciones e incrementando el riesgo de propagación de enfermedades, la aparición de formas graves de enfermedades y de mortalidad. Se trata de una de las principales amenazas para la salud pública del siglo XXI. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversas organizaciones e investigadores coinciden en señalar que la propagación de la resistencia a los antibióticos constituye un problema urgente que requiere un plan de acción global y coordinado para su abordaje (véase La Noticia del Día 24/01/20). Si no se logra controlar la propagación de la resistencia a los antibióticos, es probable que muchos patógenos bacterianos sean mucho más letales en el futuro de lo que son en la actualidad.

Para ofrecer más evidencia sobre esta cuestión, un equipo de investigadores del Instituto de Big Data de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y el Instituto de Evaluación y Métrica de Salud (IHME, en sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington (EE UU) realizó un estudio sistemático sobre la carga mundial de la resistencia bacteriana a los antimicrobianos en 2019. El estudio formaba parte del informe sobre la Investigación Mundial sobre Resistencia a los Antimicrobianos (GRAM, en sus siglas en inglés), que estimaba las muertes relacionadas con 23 patógenos y con 88 combinaciones de patógeno y fármaco en 204 países y territorios en 2019.

Los datos se obtuvieron de revisiones sistemáticas de la literatura médica, sistemas hospitalarios, sistemas de vigilancia y otras fuentes, que abarcaron 471 millones de registros individuales o aislados y 7.585 lugares de estudio-años. Se utilizó un modelo estadístico predictivo para generar estimaciones de la carga de resistencia bacteriana a los antibióticos para todos los lugares del mundo, incluso para los lugares sin datos.

Sobre la base de los modelos estadísticos predictivos, se estimó que en 2019 se registraron 4,95 millones de muertes relacionadas con la resistencia bacteriana a los antibióticos, de las que 1,27 millones fueron muertes directamente atribuibles a dicha resistencia.

Desde el punto de vista geográfico, se estimó que la tasa de mortalidad más elevada para todas las franjas de edad directamente atribuible a la resistencia a antibióticos se registró en el África subsahariana –24 muertes por cada 100.000 habitantes– y en el sur de Asia –22 muertes por cada 100.000 habitantes–, siendo las muertes relacionadas con resistencia bacteriana de 99 y 77, respectivamente, por cada 100.000 habitantes.

En el otro extremo, Australasia (región que comprende Australia, Melanesia y Nueva Zelanda) registró la tasa de mortalidad más reducida directamente atribuida a la resistencia bacteriana a los antimicrobianos –6,5 muertes por cada 100.000 habitantes–, siendo las muertes relacionadas con dicha resistencia de 28,0 por cada 100.000 habitantes en 2019.

Los síndromes infecciosos con un mayor predominio en las tasas de mortalidad directa o asociada con resistencia bacteriana a los antibióticos en 2019 fueron las infecciones respiratorias de vías bajas y del tórax, las infecciones del torrente sanguíneo y las infecciones intraabdominales. Combinados, estos tres síndromes infecciosos representaron el 78,8% (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 70-85,2) de las muertes atribuibles a la resistencia a los antimicrobianos en 2019. En concreto, las infecciones respiratorias de vías bajas representaron por sí solas más de 400.000 muertes atribuibles a resistencia bacteriana a los antibióticos y 1,5 millones de muertes relacionadas con dicha resistencia, lo que las convierte en el síndrome infeccioso con mayor carga de mortalidad.

En 2019, seis patógenos fueron responsables, cada uno de ellos, de más de 250.000 muertes asociadas a la resistencia a antibióticos: Escherichia coli, seguido de Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Streptococcus pneumoniae, Acinetobacter baumannii y Pseudomonas aeruginosa), por orden de número de muertes. En conjunto, estos seis patógenos provocaron 929.000 (IC95%: 660.000-1.270.000) de los 1,27 millones de muertes (IC95%: 0,911-1,71) directamente atribuibles a la resistencia a los antimicrobianos y 3,57 millones (IC95%: 2,62-4,78) de los 495 millones de muertes (IC95%: 3,62-6,57) asociadas a la resistencia a los antimicrobianos en todo el mundo en 2019.

Otros seis patógenos fueron responsables cada uno de 100.000-250.000 muertes asociadas a la resistencia a los antimicrobianos: Mycobacterium tuberculosis, Enterococcus faecium, Enterobacter spp, Streptococcus agalactiae (estreptococo del grupo B), S. Typhi y Enterococcus faecalis.

En cuanto a las muertes directamente atribuibles a la resistencia a antibióticos, E. coli fue responsable del mayor número de muertes en 2019, seguido de K. pneumoniae, S. aureus, A. baumannii, S. pneumoniae y M. tuberculosis.

Una combinación de patógeno y fármaco, el S. aureus resistente a la meticilina, causó más de 100.000 muertes atribuibles a resistencia a antimicrobianos en 2019, mientras que otras seis combinaciones de patógeno y fármaco causaron entre 50.000 y 100.000 muertes cada una: tuberculosis multirresistente a fármacos –excluyendo la extremadamente resistente a fármacos–, E. coli resistente a las cefalosporinas de tercera generación, A. baumannii resistente a los carbapenemes, E. coli resistente a las fluoroquinolonas, K. pneumoniae resistente a los carbapenemes y K. pneumoniae resistente a las cefalosporinas de tercera generación.

En todos los patógenos, la resistencia a dos clases de antibióticos –fluoroquinolonas y betalactámicos (es decir, carbapenems, cefalosporinas y penicilinas) –, que suelen ser el tratamiento de primera línea frente a las infecciones graves, fue la causa de más del 70% de las muertes causadas por la resistencia a antimicrobianos.

En 2017, la OMS publicó una lista de prioridades para desarrollar tratamientos antibióticos nuevos y eficaces. La lista pretendía fundamentar las prioridades de investigación y desarrollo relacionadas con los nuevos antibióticos y ponía el mayor énfasis en los patógenos con multirresistencia que causan infecciones graves y a menudo mortales en los entornos sanitarios y residenciales. Sin embargo, la tuberculosis multirresistente a fármacos y la E. coli resistente a la fluoroquinolona, que se hallan entre las combinaciones de patógeno y fármaco que han causado el mayor número de muertes atribuibles a la resistencia bacteriana a antimicrobianos en 2019 del estudio, no estaban incluidos en la lista de la OMS. Además, el S. aureus resistente a la meticilina –la principal combinación de patógeno y fármaco del estudio para las muertes atribuibles en 2019– figura como prioridad “alta” pero no “crítica”.

Entre las limitaciones del estudio estarían la escasez de datos de muchos países de ingresos bajos y medios, las diversas fuentes potenciales de sesgo procedentes de una gran variedad de profesionales de la salud y la posibilidad de que exista un sesgo de selección en los datos de vigilancia microbiana pasiva, sobre todo si los cultivos no se realizaron de forma rutinaria.

Dado que la resistencia varía sustancialmente según el país y la región, es esencial mejorar la recopilación de datos en todo el mundo para realizar un mejor seguimiento de los niveles de resistencia y dotar a los médicos y a los responsables políticos de la información que necesitan para hacer frente a los retos más acuciantes que plantea la resistencia a los antimicrobianos.

Como conclusión, los investigadores señalan como estrategias de intervención para abordar el reto de la resistencia a los antibióticos la implementación de programas de prevención y control de las infecciones en los hospitales y en la atención sanitaria y programas comunitarios centrados en el control del agua, saneamiento e higiene; la prevención de las infecciones mediante la vacunación como estrategia primordial para reducir la necesidad de antibióticos; la reducción de la exposición a los antibióticos no relacionados con el tratamiento de enfermedades humanas, como los usados en la agricultura; la minimización del uso de antibióticos en las personas cuando no sean necesarios, como el tratamiento de las infecciones víricas; y el mantenimiento de la inversión en el desarrollo de nuevos antibióticos y el acceso a antibióticos de segunda línea en lugares sin acceso generalizado.

Fuente: Contagion Live / Elaboración propia (gTt).

Referencia: Murray CJL, Ikuta KS, Sharara F, Swetschinski L, Robles Aguilar G, Gray A, et al. Global burden of bacterial antimicrobial resistance in 2019: a systematic analysis. The Lancet. January 19, 2022 DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(21)02724-0

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