CROI 2017: Tenofovir-TAF sería más seguro y eficaz que tenofovir-TDF

Francesc Martínez
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Cambiar tenofovir-TDF por tenofovir-TAF reduciría el riesgo de padecer osteoporosis

Un estudio presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2017), celebrada recientemente en Seattle (EE UU), ha concluido que, tras tres años de seguimiento, tenofovir-TAF sería más eficaz y más seguro para huesos y riñones que tenofovir-TDF. Un segundo estudio mostró que las personas con densidad mineral ósea baja que cambiaron tenofovir-TDF (tenofovir disoproxil fumarato) por tenofovir-TAF (tenofovir alafenamida) experimentaron mejoras en la salud ósea tales como una reducción en el riesgo de padecer osteoporosis.

La primera de las presentaciones aglutinó los resultados a 144 semanas de dos ensayos clínicos de fase III cuyo análisis de los datos a la semana 48 ya había sido presentado en una edición anterior de la conferencia (véase La Noticia del Día 02/03/2015).

En el estudio participó un total de 1.733 participantes procedentes de Europa, América y Asia que no habían recibido tratamientos con anterioridad. La mayoría de los participantes eran de etnia negra, 19% eran de origen latinoamericano y la mediana de la edad fue de 34 años. La mediana de carga viral fue de 4,58log copias/mL y la mediana del recuento de CD4 fue de alrededor de 400 células/mm3. Al comienzo del estudio la función renal de los participantes se encontraba en niveles normales, con una mediana de la tasa de filtración glomerular (TFG) de 115 mL/min.

Se distribuyó a los participantes en dos grupos, de modo que todos recibieran un comprimido diario de emtricitabina/elvitegravir/cobicistat, en combinación con 25 mg de tenofovir-TAF en el primer grupo y 300 mg de tenofovir-TDF en el segundo. A las 48 semanas de tratamiento se analizaron los resultados.

A las 48 semanas, el 92% de las personas con tenofovir-TAF y el 90% de aquellas con tenofovir-TDF alcanzaron una carga viral inferior a 50 copias/mL, lo que llevó a la conclusión de que tenofovir-TAF era no inferior a tenofovir-TDF en términos de eficacia. No obstante, a la semana 144, las tasas de indetectabilidad pasaron a ser del 84% con tenofovir-TAF y del 80% con tenofovir-TDF, una diferencia estadísticamente significativa que indicaría que tenofovir-TAF sería superior a tenofovir-TDF en términos de eficacia.

A las 48 semanas los perfiles de seguridad eran similares en ambos grupos de tratamiento, con pocas interrupciones del tratamiento por efectos adversos (8 con tenofovir-TAF y 13 con tenofovir-TDF [diferencia no significativa]). Sin embargo, mientras que la mayoría de interrupciones en el grupo con tenofovir-TAF se produjeron en el primer año, las interrupciones continuaron en el grupo con tenofovir-TDF durante todo el seguimiento, por lo que, a las 144 semanas, la diferencia –favorable a tenofovir-TAF– sí que alcanzó valores estadísticamente significativos.

De forma destacable, se observaron 12 casos de efectos adversos renales (incluidos cuatro casos de tubulopatía renal) que aconsejaron la interrupción del tratamiento en el grupo con tenofovir-TDF y ninguno en el grupo con tenofovir-TAF.

Del mismo modo, seis personas que tomaban tenofovir-TDF interrumpieron el tratamiento por efectos adversos óseos, mientras que en el grupo con tenofovir-TAF no se produjo ningún caso de interrupción por esta causa.

El segundo de los estudios también fue una actualización –en este caso a 96 semanas– de un ensayo clínico de fase III (el estudio 109) cuyos resultados fueron presentados en la edición de 2015 de la conferencia.

El estudio 109 incluyó a 1.439 participantes (la mayoría de ellos hombres) con carga viral indetectable que fueron distribuidos aleatoriamente a mantener su tratamiento antirretroviral basado en tenofovir-TDF o a cambiarlo por uno en el que todos los fármacos eran iguales a excepción de tenofovir-TDF, que sería sustituido por tenofovir-TAF. La mediana de la edad de los participantes era de 41 años, su recuento de CD4 era de 670 células/mm3 y la mediana de su TFG era de 106 mL/min.

A las 48 semanas, el 97% de las personas que cambiaron a tenofovir-TAF tenían carga viral indetectable, mientras que el porcentaje en el grupo con tenofovir-TDF era del 93% (diferencia estadísticamente significativa).

En ese mismo momento, los biomarcadores de función renal mejoraron entre las personas con tenofovir-TAF y empeoraron entre aquellas con tenofovir-TDF. La densidad mineral ósea (DMO) aumento un promedio de un 1,79% en el brazo con tenofovir-TAF y disminuyó en un 0,28% en el grupo con tenofovir-TDF (diferencia estadísticamente significativa). El grupo con tenofovir-TAF presentó un número de casos de osteopenia y osteoporosis significativamente inferior al de aquellas con tenofovir-TDF.

Para el análisis a 96 semanas, los datos de las personas del estudio 109 con baja densidad mineral ósea se combinaron con los de un estudio similar, el estudio 112.

Dicho análisis incluyó a 1.117 personas, de las que el 19% tenían baja DMO al inicio. En el estudio se definió baja DMO como tener una puntuación T –obtenida por una densitometría ósea mediante escáneres DEXA (o DXA, según las siglas en inglés de absorciometría dual de rayos X) – inferior a -2,0 en las vértebras lumbares, cadera o cuello femoral. El 43% de los participantes tenían puntuaciones T inferiores a -2,5; lo cual indica osteoporosis.

La mediana de la edad de los participantes era de 46 años y el 85% eran hombres. Dos tercios tenían un índice de masa corporal normal, una cuarta parte eran fumadores y la mitad tomaban inhibidores de la proteasa (IP); factores que condicionan la salud ósea.

Los investigadores analizaron los cambios experimentados en los resultados de las pruebas con escáneres DXA y biomarcadores de cambios a nivel óseo tales como el propéptido N-terminal del procolágeno de tipo 1 (P1NP) y el telopéptido C-terminal (CTX).

A las 96 semanas de estudio, la DMO de quienes habían cambiado a tenofovir-TAF se incrementó en una mediana de alrededor de un 2,5% en las vértebras lumbares y en cadera. El 25% de estas personas experimentaron un incremento de un 5% o superior en la DMO de la columna vertebral y el 16% de ellas presentó un aumento del 5% o superior de la DMO de la cadera. De los 86 participantes del grupo con tenofovir-TAF que iniciaron el estudio con osteoporosis, el 23% ya no tenía dicha patología en la semana 96 (aunque, lógicamente, seguían teniendo osteopenia).

Las personas que tomaban tenofovir-TAF y presentaban niveles elevados de excreción de fosfatos por orina y/o niveles anómalos de biomarcadores de cambios a nivel óseo tuvieron una probabilidad inferior de experimentar aumentos en la densidad mineral ósea.

Los resultados de estos estudios muestran que el perfil óseo y renal de tenofovir-TAF respecto a tenofovir-TDF es claramente más favorable, justificaría cambiar un fármaco por el otro en aquellas personas con baja densidad mineral ósea y/o bajas tasas de filtrado glomerular. Los buenos niveles de eficacia, seguridad y tolerabilidad que tenofovir-TAF ha evidenciado hasta la fecha lo colocan en una buena posición dentro de los esquemas de tratamiento antirretroviral actuales.

Fuente: HIVandHepatitis / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencias: JR Arribas, M Thompson, PE Sax, et al. Significant efficacy and long-term safety difference with TAF-based STR in naive adults. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. Seattle, February 13-16, 2017. Abstract 453.

T Brown, MT Yin, S Gupta, et al. Switching from TDF to TAF in HIV-infected adults with low BMD: a pooled analysis. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections. Seattle, February 13-16, 2017. Abstract 683.

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