Tribunal suizo revoca sentencia al aceptar que la exposición delictiva a VIH sólo es “hipotética” con TARV eficaz

Edwin J. Bernard

En la primera sentencia de este tipo en el mundo, la Corte de Justicia de Ginebra (Suiza) ha revocado el veredicto de dieciocho meses de prisión que pesaba sobre un inmigrante africano de 34 años de edad con VIH al que, en diciembre de 2008, un tribunal de menor rango había condenado por exponer a terceras personas al virus, después de aceptar el testimonio del experto Bernard Hirschel [uno de los autores de la declaración de consenso sobre el efecto del tratamiento sobre la transmisión, rubricada por la Comisión Federal del VIH/Sida de Suiza], quien afirmó que el riesgo de transmisión del VIH durante una relación sexual sin protección cuando se sigue un tratamiento eficaz es de 1 entre 100.000.

Nota: Esta es una versión revisada, actualizada el 10 de marzo, en la que se aclara parte de la información incluida en la primera edición.

El caso se inició en Lausana, en marzo de 2006. El hombre, originario de la República Democrática del Congo, fue condenado por no revelar su estado serológico al VIH antes de practicar sexo sin protección con la mujer que, a la postre, lo demandó. Aunque la mujer no se infectó por el virus, el artículo 231 del Código Penal suizo permite procesar a las personas con VIH que practiquen sexo sin protección, tanto si han revelado su estado serológico como si no. También pueden iniciarse procesos atendiendo al artículo 122, por “intento de infligir lesiones corporales graves”.

El hombre, asimismo, fue encontrado culpable de otros delitos, como robo, fraude y acoso sexual, y fue sentenciado a tres años de prisión. En febrero de 2007, una apelación redujo esta pena a 28 meses.

Una segunda denuncia el pasado año llevó al hombre de nuevo ante un tribunal en Ginebra en noviembre de 2008. Según un informe publicado en el periódico The Geneva Tribune, un testigo médico experto había testificado que, aunque el tratamiento reduce en gran medida el riesgo de transmisión, sigue existiendo cierta posibilidad de que suceda.

Pese a que la abogada del hombre, Nicole Riedle, había aportado como prueba la declaración de la Comisión Federal del VIH/Sida de Suiza, y el ayudante del fiscal del distrito de Ginebra, Yves Bertossa, había intentado suspender la vista para consultar con la Comisión, el tribunal de menor rango de Ginebra rechazó aceptar más pruebas y el acusado fue sentenciado a dieciocho meses de prisión en diciembre de 2008.

A finales del mes pasado, el señor Bertossa declaró a la Corte de Justicia de Ginebra que, a raíz de la declaración de la Comisión Federal del VIH/Sida de Suiza, estaba persuadido de que el riesgo de que una persona con VIH que sigue un tratamiento exitoso transmita el virus era inferior a una posibilidad entre 100.000 y que, dadas las circunstancias, deseaba retirar los cargos.

El lunes, la Corte de Justicia de Ginebra absolvió al hombre, que fue liberado después de pasar casi tres meses en prisión.

Cabe destacar que fue el ayudante del fiscal del distrito de Ginebra, Yves Bertossa, quien solicitó la apelación. Declaró a Le Temps que, a pesar del hecho de que aún existía debate en torno a los riesgos residuales de transmisión en las personas que siguen un tratamiento exitoso, este hecho no debería afectar a la justicia: “No se debería condenar a las personas por riesgos hipotéticos”, afirmó.

El profesor Hirschel declaró a aidsmap que estaba muy satisfecho con este resultado. Dijo que fue el principal motivo por el que él y sus colegas hicieron pública su declaración en enero de 2008.

Deborah Glejser, de la organización de la sociedad civil suiza Groupe SIDA Geneve, declaró a aidsmap que, si bien la ley permite procesar a personas por practicar sexo sin protección incluso en el caso de haber revelado el estado serológico, en la práctica, los enjuiciamientos por exposición al VIH generalmente sólo tienen lugar cuando no se produce dicha advertencia, y que la norma es que la sentencia quede en suspenso (en el caso de ser el primer delito o que no existan circunstancias agravantes).

Suiza está compuesta por 26 cantones de los que el de Ginebra está considerado el más “liberal”, según la señora Glejser. Sin embargo, al no existir una centralización real de la información referente a los casos judiciales, no es fácil hacerse una idea clara del patrón de acusaciones y sentencias en el país.

Añadió que la sentencia del lunes sugiere que, en Suiza, las personas con VIH tratadas eficazmente no deberían ser acusadas por practicar sexo sin protección. Activistas de todo el mundo ya han contactado con ella y esperan que la decisión del tribunal tenga consecuencias en otras jurisdicciones donde existan leyes respecto a la exposición al VIH.

El pasado mes de mayo, un panel de cinco miembros de la Corte de Apelaciones de las Fuerzas Armadas de EE UU debatió el efecto del tratamiento sobre la transmisión del VIH tras la apelación realizada por un soldado seropositivo que, anteriormente, había sido encontrado culpable de exponer a terceros al virus, tras practicar sexo sin protección con dos mujeres a las que no reveló su estado serológico. Aunque la mayoría no estuvo de acuerdo y no permitió que se prescindiera de la confesión de culpabilidad del soldado, dos miembros del panel consideraron el testimonio del experto médico (según el cual era muy improbable que el soldado hubiera infectado a las mujeres debido a su baja carga viral) lo suficientemente válido como para poner en cuestión las leyes sobre exposición al VIH.

Por otro lado, el pasado mes de julio, un tribunal canadiense examinó la “declaración suiza” después de que el equipo de defensa de Clato Mabior les hiciera saber que, en el momento que tuvo sexo sin protección con seis mujeres sin decirles su estado serológico al VIH, no creía que tuviera capacidad de infección. Pese a que el testimonio de los expertos concluyó que el señor Mabior quizá no había tenido esta capacidad de infección durante algún tiempo, no bastó para convencer al juez, quien señaló que ni los Centros para el Control y la Prevención de

Enfermedades de EE UU (CDC, en sus siglas en inglés) ni la OMS/ONUSIDA coincidían con la “declaración suiza”, y que los delitos de los que estaba acusado Mabior tuvieron lugar antes de que existiera ninguna declaración pública respecto al efecto del tratamiento sobre la transmisión.

No obstante, tras la sentencia del pasado lunes, el ayudante del fiscal del distrito, Yves Bertossa, cree que es sólo una cuestión de tiempo el que otras jurisdicciones se den cuenta de que los procesamientos por exposición al VIH no deberían realizarse cuando el acusado sigue una terapia antirretroviral exitosa. En este sentido, declaró a Radio Lac: “Hay algunos avances médicos que pueden hacer cambiar la ley. Creo que en otras [partes de Suiza] o en otros países, estas conclusiones deberían reflejarse en su legislación”.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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