El lipoma púbico podría ser una nueva manifestación de la lipodistrofia

Núria Rodríguez
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Es más común en mujeres, personas obesas y en la fase temprana de la infección

Aunque aún no existe una definición comúnmente aceptada, sí existe consenso en la descripción de las manifestaciones más características de la lipodistrofia, en tanto que síndrome asociado al VIH y sus tratamientos que suponen cambios en la composición corporal por acumulación y/o pérdida de grasa. Los cambios más frecuentemente observados son pérdida de grasa subcutánea en la cara, las extremidades y las nalgas, conocida como lipoatrofia; y la acumulación de grasa en la zona del abdomen, aumento de pechos, desarrollo de la almohadilla dorsocervical (giba de búfalo) y aparición de otros lipomas (bultos de grasa) aislados.

A pesar de la recomendación generalizada de establecer una definición objetiva de los casos, pocos estudios cuyo objetivo sea evaluar la redistribución de la grasa corporal emplean mediciones antropométricas y técnicas de imagen (como TAC u otras).  Contrariamente, la mayoría de las investigaciones se basa en informes de las propias personas y en las exploraciones médicas.

Éste también es el caso del presente estudio italiano, publicado el 1 de mayo en el Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, en el que se describe por primera vez una potencial y nueva manifestación clínica de la lipodistrofia asociada al VIH, el lipoma púbico (LP). Este nuevo fenómeno pudo ser observado en un número importante de personas con VIH que recibieron atención entre junio de 2005 y marzo de 2006 en una unidad hospitalaria de desórdenes metabólicos de la Universidad de Módena (Italia).  

El diagnóstico de LP se determinó en cada paciente tras observaciones clínicas en las que se exploraba la presencia de un acúmulo de grasa distribuida simétricamente y localizado en la zona suprapúbica (acumulación de grasa subcutánea en el pubis).

El LP se consideró moderado o grave según el grado de evidencia clínica del lipoma. Se diagnosticaron LP de grado moderado cuando el paciente refería la presencia del acúmulo graso en la zona, y el médico podía confirmarlo tras la observación de la persona sin ropa. El diagnóstico de LP grave se reservó para los casos en que la presencia del lipoma era suficientemente aparente como para ser distinguido cuando la persona estaba vestida.

Se evaluaron 582 personas con lipodistrofia, 214 (36,7%) mujeres y 368 (63,3%) varones. La prevalencia de LP sobre el total de la muestra fue del 9,4% (p<0,0001) y más común entre personas obesas en comparación con las no obesas (34,5% y 8% respectivamente; p<0,0001). También se realizaron más diagnósticos de LP entre las personas que presentaban lipoma graso en la zona dorsocervical o giba de búfalo que entre quienes no (18,5% y 6,1% respectivamente; p<0´0001).

El análisis estadístico de los datos también identificó una mayor incidencia de LP entre las personas con un diagnóstico más reciente de infección por VIH (p=0,04).

A partir de estos resultados, los autores concluyeron que el LP parece ser una nueva manifestación de la lipodistrofia asociada al VIH y que se presenta de forma más común  en las personas que han desarrollado lipoma graso dorsocervical (giba de búfalo), sugiriéndose la posibilidad de una patogenia común para ambas manifestaciones. Además, el LP ocurre más en mujeres, personas obesas y en los periodos más tempranos de la infección por VIH. Finalmente, los autores señalan la necesidad de incluir el LP como parte del síndrome lipodistrófico asociado al VIH.

Fuente: HIVandHepatitis.com
Referencia: G Guaraldi, G Orlando, N Squillace, and others. Prevalence of and Risk Factors for Pubic Lipoma Development in HIV-infected Persons. Brief Report. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes 45(1): 72-76. May 1, 2007.

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