Buena aceptación del fármaco experimental cabotegravir/rilpivirina inyectable de administración mensual o bimestral

Francesc Martínez
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Por otro lado, los participantes en los estudios que evalúan el uso trimestral de cabotegravir inyectable como profilaxis preexposición (PrEP) creen que esta estrategia favorece la adherencia

Un equipo de investigadores ha realizado dos estudios para establecer el grado de aceptación de dos estrategias terapéuticas en investigación: la formulación inyectable de cabotegravir y rilpivirina de administración mensual o bimestral para el tratamiento de la infección por el VIH y la formulación inyectable de cabotegravir de administración trimestral como profilaxis preexposición al VIH (PrEP, en sus siglas en inglés). Las opiniones, en ambos casos, han sido muy favorables, poniendo en valor su discreción y conveniencia (en el caso del tratamiento del VIH) y su mejora para la adherencia (en el caso de la PrEP). Ambos estudios se basaron en entrevistas en profundidad realizadas a participantes en ensayos clínicos de fase II y al personal sanitario que los atendía.

El estudio sobre la percepción de los participantes relativa a cabotegravir y rilpivirina como tratamiento del VIH de administración mensual o bimestral ha sido publicado en PLOS One. Un total de 27 participantes del estudio LATTE-2 y 12 de los profesionales sanitarios que los atendían fueron entrevistados.

El estudio sobre percepción de cabotegravir inyectable de administración trimestral como PrEP contó con 26 participantes del ensayo clínico ÉCLAIR y 4 profesionales sanitarios que los atendían y ha sido publicado en AIDS & Behavior.

En ambos estudios, la mayoría de los participantes eran hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) de entre 30 y 40 años de edad. La participación voluntaria en ensayos clínicos como los dos analizados ya indica cierta predisposición a las estrategias, por lo que los resultados de los estudios deben interpretarse con precaución.

La mayor parte de los participantes experimentaron efectos secundarios derivados de las inyecciones, principalmente escozor y morados en la zona de inyección durante 1-2 días. La mayoría consideró que estos efectos eran aceptables a cambio de las ventajas que proporcionaban las estrategias.

Los participantes de ambos estudios consideraban que con las inyecciones la adherencia al tratamiento es más sencilla que con la toma diaria de comprimidos. Los participantes con el VIH consideraron que las inyecciones permiten seguir el tratamiento antirretroviral con más discreción y privacidad, además de permitirte “olvidarte” del VIH más a menudo que si tienes el recordatorio diario que supone la toma de la medicación por vía oral.

Unos pocos participantes expresaron preocupación acerca del número de visitas a los centros médicos requeridas para llevar a cabo estas estrategias inyectables, algo que no siempre es sencillo de ocultar en entornos laborales o sociales en los que no se quiere revelar el estado serológico.

Los usuarios manifestaron que es importante que las inyecciones intramusculares (en las nalgas) utilizadas en estas estrategias deben ser realizadas por un profesional debidamente cualificado, por lo que consideran que un escenario de autoinyección no sería realista.

Por otro lado, los hombres gais, bisexuales y otros HSH que participaron en el ensayo con PrEP manifestaron que las inyecciones les proporcionaban calma de cara a posibles relaciones de riesgo no previstas. A pesar de ello, la mayoría de ellos no se sentían en suficiente riesgo como para necesitar PrEP.

Al ser preguntados sobre a qué personas beneficiaría más el cambio a estrategias inyectables, los entrevistados frecuentemente se refirieron a aquellas con problemas de adherencia: personas sin residencia fija, con vidas inestables, usuarios de drogas o jóvenes. Un punto evidente que también destacaron es que las estrategias inyectables no son adecuadas para personas con aversión a las agujas.

En todo caso, la mayoría de los participantes con el VIH afirmó que, en general, recomendaría la estrategia inyectable a cualquier persona con el VIH. Algunos afirmaron incluso que algunos de sus amigos con el VIH sentían envidia acerca de la estrategia inyectable en cuanto les contaban hablaban de ella.

Por lo que respecta al punto de vista de los profesionales sanitarios, estos consideraban que las inyecciones no son adecuadas para todas las personas y las decisiones deben tomarse de forma individualizada. También afirmaron que aunque se trataría de una buena estrategia para personas con mala adherencia, estas deben adquirir cierto nivel de compromiso para presentarse a las citas médicas necesarias para las inyecciones. Un olvido de una toma puntual tiene un impacto mínimo, mientras que no acudir a la cita de inyección puede acabar siendo equivalente al olvido de muchas tomas consecutivas, con el riesgo de pérdida de control del VIH y desarrollo de resistencias que ello conllevaría.

En personas con comorbilidades que precisan de tomas diarias de medicamentos como por ejemplo aquellas de mayor edad, añadir el tratamiento del VIH a sus esquemas diarios no supone grandes cambios, por lo que no sería, a priori, un grupo al cual las estrategias inyectables le proporcionarían grandes ventajas.

Otro punto en contra es que la formulación inyectable no permite –por definición– interrumpir el tratamiento de manera inmediata, lo que resulta importante en el caso de aparecer efectos adversos que recomendarían una interrupción o un cambio de tratamiento. Por ello es muy importante iniciar la estrategia por vía oral para comprobar la tolerabilidad antes de pasar a la vía inyectada. Además, cabotegravir se elimina muy lentamente del organismo, por lo que ante una interrupción del tratamiento existiría cierto riesgo de desarrollo de resistencia al fármaco si no se sustituye por una alternativa suficientemente efectiva (o si, por ejemplo, una persona que seguía PrEP con cabotegravir se infectase al poco tiempo de dejar la PrEP).

En todo caso, los resultados de los estudios muestran una buena predisposición y aceptación de los usuarios respecto al tratamiento antirretroviral inyectable de administración mensual o bimestral y a la PrEP inyectable de administración trimestral, por lo que, a buen seguro, de llegar al mercado serán estrategias ampliamente utilizadas.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt).
Referencias: Kerrigan D et al. Experiences with long acting injectable ART: A qualitative study among PLHIV participating in a Phase II study of cabotegravir + rilpivirine (LATTE2) in the United States and Spain. PLOS ONE 13(1): e0190487, 2018. (Full text freely available.)

Kerrigan D et al. Expanding the Menu of HIV Prevention Options: A Qualitative Study of Experiences with Long-Acting Injectable Cabotegravir as PrEP in the Context of a Phase II Trial in the United States. AIDS & Behavior, online ahead of print, 2017.

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