AASLD 2015: La transmisión del VHC durante el sexo anal puede producirse incluso en ausencia de sangre

Miguel Vázquez
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Varios estudios presentados en la conferencia y realizados con diversas poblaciones revelaron la existencia de VHC en muestras de fluido rectal, semen y heces a pesar de no haber restos de sangre

El virus de la hepatitis C (VHC) está presente en cantidades suficientemente elevadas en el moco rectal como para permitir la transmisión de este virus, según un estudio realizado con hombres coinfectados por VIH y VHC y presentado en el 65 Encuentro Anual de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD, en sus siglas en inglés), celebrado recientemente en la ciudad de San Francisco (EE UU).

Aunque la vía de transmisión de la hepatitis C es principalmente sanguínea y el uso compartido de material de inyección de drogas es el principal factor de riesgo, los datos epidemiológicos señalan que se está produciendo un aumento de los casos de infección entre la población de hombres que practican sexo con hombres (HSH) con VIH de varios países occidentales (véanse La Noticia del Día 07/10/2014, 31/05/2013).

Hasta ahora se daba por supuesto que la transmisión de la hepatitis C durante las relaciones sexuales anales se debía a la presencia de sangre o por el semen. Se suponía que la transmisión se producía como resultado del contacto entre la sangre y la mucosa del pene (el VHC se transmite fácilmente por sangre), por el contacto con tejido dañado de la mano si se practicaba fisting (práctica sexual que consiste en la introducción del puño en el ano) o, en el caso de sexo grupal, por el contacto de sangre con VHC que esté presente en el pene, en los guantes o en los juguetes sexuales.

A pesar de ello, no se había analizado en profundidad la posibilidad de que el virus de la hepatitis C pudiera estar presente en el moco de la mucosa rectal. Por este motivo, se diseñó un estudio que contó con 45 HSH coinfectados por VIH y VHC (12 de estas personas estaban en fase aguda de la infección por VHC).

Los participantes en el estudio tenían una mediana de 43 años de edad, el 60% era de etnia blanca y el 87% presentaba el genotipo 1a del VHC. Los participantes presentaban unos recuentos elevados de CD4 (mediana de 582 células/mm3). En cuanto al VHC, los participantes mostraron una carga moderadamente elevada de este virus (5.89log UI/mL), pero las personas con una infección aguda por VHC presentaron una carga viral mediana algo mayor (6,42log UI/mL) que las que tenían una infección crónica (5,62log UI/mL).

Se tomaron muestras del fluido rectal mediante un frotis con un hisopo a una distancia de unos 7cm del ano y se comprobó si había sangre presente y se analizó la cantidad de VHC en el fluido mediante una prueba cuyo límite de detección eran 7 UI/mL. También se comprobó si estaban presentes otras infecciones de transmisión sexual en el recto. A los participantes se les tomó una muestra de sangre para comprobar los niveles de VHC.

Se detectó la presencia de hepatitis C en el 47% de las muestras. La mediana de ARN del VHC fue de 2,92log UI/mL y el nivel de ARN del VHC en el fluido rectal estuvo fuertemente relacionado con el nivel del virus en sangre. Los participantes con una elevada carga viral en sangre (por encima de 5log UI/mL) fueron mucho más propensos a presentar niveles detectables de VHC en el recto.

No se apreciaron diferencias en la presencia del virus de la hepatitis C en función de si la infección era crónica o aguda, ni tampoco se descubrió ninguna correlación con la presencia de infecciones de transmisión sexual en el recto o sífilis.

Las conclusiones del equipo de investigadores fueron que las cantidades de VHC en el fluido rectal bastarían para que se pudiera producir la transmisión del virus durante las relaciones sexuales anales, incluso en ausencia de sangre. El VHC también puede transmitirse aunque no haya sangre presente durante el sexo grupal, a través del pene de la pareja insertiva, por los juguetes sexuales o por la práctica del fisting, incluso aunque se empleen preservativos y guantes.

En otra presentación en el encuentro se hicieron públicos datos que reflejaban que el VHC estuvo presente en el 27% de las muestras emparejadas de semen, fluido rectal y sangre de 33 hombres coinfectados por VIH y VHC, con niveles de VHC que harían posible la transmisión de este virus.

Por último, otro estudio presentado en la conferencia y realizado por un equipo de investigadores alemanes analizó muestras de deposiciones de 98 personas (de ambos sexos) monoinfectadas por VHC y se comprobó que el 69% de las muestras presentaban ARN del VHC, que no se podía atribuir a la existencia de sangre, ya que solo estuvo presente en cinco casos. Los hombres fueron significativamente más propensos a tener VHC detectable en las heces que las mujeres (83% frente a 52%), así como las personas con un bajo recuento de plaquetas.

Estos resultados sugieren que el contacto con las heces puede constituir una ruta de transmisión de este virus, al menos en el caso de los hombres.

Fuente: Aidsmap/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Foster A et al. Rectal shedding of HCV in HIV/HCV coinfected men. AASLD Liver Meeting, San Francisco, abstract 89, 2015.
Heidrich B et al. HCV RNA and HCV core antigen are frequently detectable in stool of men chronically infected with HCV: Is feces a potential source of infection? AASLD Liver Meeting, San Francisco, abstract 1002, 2015.
Turner S et al. HCV in semen of HIV-infected men during acute and chronic infection. AASLD Liver Meeting, San Francisco, abstract 1852, 2015.

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