ICAAC 2014: Controversia sobre la calidad potencial de los órganos de donantes con VIH en EE UU

Jesús Damieta
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La disponibilidad de órganos para trasplantes entre este colectivo se vería afectada por la escasez de donantes idóneos

La ley estadounidense denominada “Política de Igualdad de Donación de Órganos en pacientes con VIH” (HOPE, en sus siglas en inglés), que legaliza la investigación sobre trasplantes de órganos entre donantes y receptores con infección por VIH, ha sido aprobada hace menos de un año, pero ya se enfrenta al primer escollo. De acuerdo con los  resultados de un estudio reciente, los órganos de los pacientes con VIH podrían ser de mala calidad.

La prohibición de que las personas con VIH donaran órganos se instauró en la década de 1980, de forma simultánea a la prohibición de donar sangre. De hecho, en aquella época, los individuos afectados por esta infección no podían ni recibir órganos, puesto que no se consideraban candidatos adecuados por su corta esperanza de vida. La llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), durante la segunda mitad de la década de 1990, cambió las cosas y permitió el acceso de los pacientes con VIH a las donaciones de órganos.

Sin embargo, desde hace unos años, médicos, investigadores y activistas del VIH estadounidenses han impulsado un movimiento dirigido a que las personas con VIH puedan donar órganos a otras personas seropositivas. La consecuencia de ello permitiría acortar considerablemente las listas de espera dentro del colectivo y, probablemente, la mortalidad mientras esperan la recepción de un órgano (véase La Noticia del Día 26/04/11). La ley HOPE es fruto del lobby realizado en EE UU.

Sin embargo, la profesora Emily Blumberg de la Universidad de Pensilvania (EEUU), investigadora principal del estudio que ahora se ha presentado, opina que sus resultados pueden deslucir la nueva ley, dado que indican que es posible que la gran cantidad de donaciones de órganos de alta calidad que se esperaba no se produzca. Reconoce, no obstante, que los resultados pueden no ser extrapolables a otras zonas densamente pobladas de EE UU, aunque cree que son relativamente representativos. El estudio fue presentado en Washington DC (EE UU) en la 54 Conferencia Interciencias sobre Agentes Antimicrobianos y Quimioterapia (ICAAC, en sus siglas en inglés)

El equipo de investigación revisó el historial médico de 578 pacientes con VIH fallecidos en 6 grandes centros hospitalarios de Filadelfia, de cara a determinar su idoneidad como donantes. La edad media fue de 53 años, con un porcentaje del 68% de varones y un 73% de afroamericanos. La investigación hizo hincapié especialmente en el riñón y el hígado, dado que son los órganos de los que existe más demanda en la población a estudio. Asimismo, se centraron especialmente en aquellas personas que estaban recibiendo atención sanitaria en el momento de su muerte, dado que se espera que de este grupo procedan el grueso de los futuros donantes.

Del total de los 578 pacientes, excluyeron a 70 porque no constaba que estuvieran recibiendo atención sanitaria, a 260 por no haber fallecido en el hospital, a 75 por desconocerse el lugar del fallecimiento, a 63 por no estar recibiendo ventilación mecánica, a 87 por no estar documentada su muerte cerebral, a 3 por presentar antecedentes de cáncer y a 7, por elevada carga viral.

Quedaron 13 donantes potenciales con una media de edad de 53 años. De ellos, el 46% padecían diabetes; el 62%, hipertensión; el 54% presentaban anticuerpos del virus de la hepatitis C (VHC); el 23%, cirrosis y el 15%, enfermedad renal terminal. El recuento mediano de CD4 fue de 319 células/mm3. Cuatro de ellos tenían antecedentes de infección oportunista, 6 estaban tomando inhibidores de la proteasa en el momento de la muerte y en 2 existían mutaciones de resistencia documentada a fármacos contra el VIH.

Utilizando modelos matemáticos del Registro Científico de Receptores de Trasplantes, organización de carácter nacional que gestiona las estadísticas de trasplantes en EE UU, los investigadores estimaron que de este grupo de potenciales donantes se habrían obtenido 7 riñones y 9 hígados entre 2009 y 2014.

Extrapolando los datos a la ciudad de Filadelfia, esto habría significado entre 4 y 5 donantes por año, que podrían haber proporcionado 2-3 riñones y 3-4 hígados. Usando modelos desarrollados para estimar la calidad de los órganos donados y predecir su supervivencia, también se predijo una baja calidad de los órganos.

Los Índices de Riesgo de Donación estiman la probabilidad de éxito del trasplante por medio de la valoración de distintos factores del donante y el receptor. Utilizando el Índice de Riesgo de Donación de Riñón, los investigadores predijeron un incremento del riesgo de rechazo del 80% en riñones de potenciales donantes, en comparación con la mediana de trasplante renal en 2013, y un riesgo del 50% de rechazo en comparación con el riesgo del riñón de un donante medio. En el caso del hígado, los resultados fueron algo mejores. El Índice de Riesgo de Donación de Hígado predijo una expectativa del 71% de supervivencia del trasplante a los 3 años –sólo ligeramente inferior al 74% que se predice para el donante medio.

Aaron Richterman, de la Universidad de Pensilvania (EEUU) y coautor del estudio, señaló que la presencia de mutaciones de resistencia a los fármacos y del uso de inhibidores de la proteasa  en donantes podría, potencialmente, provocar interacciones medicamentosas con la medicación inmunosupresora utilizada para evitar el rechazo del injerto.

“Creemos que hay entre 80 y 100 pacientes en la lista de espera de trasplantes de Filadelfia con infección por VIH y, dado que sólo se realizan entre 5 y 10 trasplantes por año, esto aumentaría la disponibilidad de donantes”, señaló. “No obstante, los potenciales donantes que hemos identificado son personas mayores, con alta prevalencia de hipertensión, diabetes y con anticuerpos del VHC, lo que nos hace suponer que los órganos de estos donantes no serán de muy alta calidad. El impacto de la ley podría no ser muy significativo en la disponibilidad de órganos de alta calidad para aquellos pacientes con VIH en lista de espera”.

Pero el Dr. Dorry Segev, especialista en trasplantes de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EE UU), y favorable a la ley HOPE, cuestiona las conclusiones de este estudio.

“Creo con vehemencia que la ley HOPE ayudará a los pacientes con VIH”, dijo el Dr. Segev, investigador principal del único estudio que ha tratado de evaluar la disponibilidad de donantes con VIH en EE UU. Su análisis de las bases de datos disponibles predijo que incluir donantes con VIH podría incrementar la disponibilidad en 500 donantes por año para receptores con VIH.

“Basándome en el resumen del estudio, parece que los criterios utilizados para considerar a un paciente como donante potencial fueron excesivamente conservadores. Es muy posible que Filadelfia tenga más de 6 potenciales donantes con VIH al año”. El Dr. Segev, tras haber consultado los datos de Filadelfia y constatado que la tasa de donantes con criterios expandidos (aquellos donantes que no cumplen todos los criterios de idoneidad, pero sí los mínimos), y órganos de calidad marginal, es el doble en esa ciudad que en el resto del país, por lo que no sería extraño que la tasa de donantes con criterios expandidos entre aquellos que sufren infección por VIH también fuese mayor.

“Pero aunque en Filadelfia sólo haya 6, hay que recordar que en esta ciudad sólo se encuentra el 1% de la población con VIH de EEUU. A nivel nacional, podemos suponer que haya 600 donantes con VIH. Esto supondría un gran aumento en la disponibilidad de dona
ntes. De hecho, sería el mayor aumento de la década. Así que, en mi opinión, hay motivos para el optimismo, y muestra la importancia que tendrá la ley HOPE”.

Es evidente la existencia de discrepancias entre los expertos sobre el impacto que tendría la incorporación de donantes con VIH  en la lista de espera de trasplantes en EE UU. Es de esperar que estudios posteriores permitan aclarar los interrogantes que existen en este tema, y mejorar la esperanza y la calidad de vida de las personas seropositivas. La finalidad de la recientemente aprobada ley HOPE es, precisamente, abrir la puerta a la realización de esas investigaciones.

Fuente: Medscape / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Richterman A, Lee D, Reese P, et al. Suitability of HIV Infected Patients for Deceased Organ Donation. 54th Interscience Conference on Antimicrobial Agents and Chemotherapy (ICAAC): Abstract H-1199a. Presented September 7, 2014.

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