AASLD: Un estilo de vida saludable reduciría en un 90% el riesgo de cáncer hepático o muerte por causa hepática

Francesc Martínez
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Los beneficios de dejar de fumar, moderar el consumo de alcohol, cambiar de dieta, perder peso y ejercitarse se observarían incluso en personas con cirrosis hepática

Un estudio presentado en el Encuentro Anual de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD, en sus siglas en inglés), celebrado el mes pasado en Boston (EE UU), ha concluido que realizar cambios hacia un estilo de vida saludable podría reducir notablemente el riesgo de cáncer hepático y el de fallecer por enfermedad hepática. Dichos cambios incluirían dejar de fumar, mantener un consumo moderado de alcohol, llevar una dieta equilibrada, perder peso y realizar ejercicio físico.

Las principales causas de enfermedad hepática grave son el consumo elevado de alcohol, las hepatitis virales y la evolución del hígado graso. Estas patologías pueden conllevar el desarrollo de cirrosis hepática y/o cáncer hepático, condiciones que finalmente pueden desembocar en la necesidad de un trasplante hepático.

Dado que en la actualidad no existen medicamentos efectivos para revertir la fibrosis hepática o prevenir el cáncer de hígado (aparte de aquellos que detienen la causa que produce el daño hepático, como por ejemplo el tratamiento de la hepatitis C), determinar qué factores de riesgo vinculados al estilo de vida pueden tener un papel importante en el control de la evolución de la enfermedad hepática es una aproximación potencialmente muy beneficiosa en términos de salud pública.

Con este objetivo, los autores del presente estudio buscaron establecer qué factores de riesgo vinculados al estilo de vida afectarían a la probabilidad de desarrollar cáncer hepático o muerte por causas hepáticas.

Para ello, analizaron datos de dos cohortes prospectivas estadounidenses: una de enfermeras (con datos de más de 121.000 mujeres, creada en 1976 y conocida como NHS [Estudio sobre la Salud de las Enfermeras, en sus siglas en inglés) y otra de hombres profesionales sanitarios (con datos de más de 51.000 hombres, conocida como HPFS [siglas en inglés de Estudio de Seguimiento de Profesionales Sanitarios] y creada en 1986). Los miembros de ambas cohortes proporcionaron datos clínicos detallados e información sobre estilo de vida y dieta cada entre 2 y 4 años.

El presente análisis incluyó a 76.713 mujeres del estudio NHS y 48.748 hombres del estudio HPFS. De todos ellos se contaba con datos disponibles en 1986 y fueron seguidos hasta el año 2012. Aquellos que ya tenían hepatitis virales, cirrosis o cáncer hepático en 1986 fueron excluidos del estudio.

Los investigadores evaluaron cinco factores vinculados al estilo de vida:

  • Índice de masa corporal (IMC): considerado factor de riesgo si era superior a 24,9

  • Actividad física: considerada factor de riesgo si era inferior a 150 minutos semanales

  • Tabaquismo: considerado factor de riesgo si se es fumador activo

  • Dieta: considerada factor de riesgo si su valoración por medio del AHEI (índice de Alimentación Sana Alternativo, en sus siglas en inglés) se encontraba en el 60% inferior

  • Alcohol: considerado factor de riesgo todo aquel consumo superior a dos bebidas diarias en hombres y a una en mujeres

En el análisis conjunto de ambas cohortes, dos tercios de los participantes eran mujeres, más del 90% del total eran de etnia blanca y la edad promedio era de 52 años. Las personas con estilo de vida más saludable presentaron menor prevalencia de diabetes, hipertensión y alteraciones en los niveles de lípidos.

Cada uno de los factores de riesgo predijo individualmente un mayor riesgo de cáncer hepático. Fumar 15 o más cigarrillos diarios se asoció a un aumento significativo del riesgo de cáncer hepático. En cuanto al alcohol, dicho aumento de riesgo se observó incluso entre quienes tomaban entre 5 y 15 gramos de alcohol por día (una cerveza contiene 14 gramos). El riesgo de cáncer hepático disminuyó notablemente a medida que la calidad de la dieta y la cantidad de ejercicio físico aumentaban.

Ser no fumador se asoció a una reducción del 27% en la incidencia de cáncer hepático; llevar una dieta sana redujo dicho riesgo en un 17%; no consumir alcohol o hacerlo de forma moderada lo redujo en un 21%; tener un peso saludable redujo dicho riesgo en un 36% y realizar un nivel de ejercicio físico adecuado lo redujo en un 35% .

Respecto a la mortalidad por causa hepática, ser no fumador se asoció a una reducción del riesgo del 31%; llevar una dieta sana redujo dicho riesgo en un 19%; no consumir alcohol o hacerlo de forma moderada lo redujo en un 37%; tener un peso saludable redujo dicho riesgo en un 48% y realizar un nivel de ejercicio físico adecuado lo redujo en un 54% .

Tanto en lo relativo al cáncer hepático como a la mortalidad por causa hepática, el IMC y el ejercicio fueron los factores de riesgo más importantes. Mantener un buen peso y un buen nivel de ejercicio prevendría entre el 22% y el 25% de los nuevos casos de cáncer hepático y entre el 35% y el 37% de las muertes por causa hepática.

Respecto a personas sin ningún factor de estilo de vida favorable, el riesgo de cáncer hepático disminuyó en un 27% entre aquellas personas con un factor favorable, en un 58% entre aquellas con dos factores favorables, en un 81% entre aquellas con 3 de dichos factores y en un 92% entre aquellas con 4 o 5 factores favorables.

En lo relativo a la mortalidad por causa hepática, el panorama fue similar. Así, respecto a personas sin ningún factor de estilo de vida favorable, el riesgo de muerte por causa hepática disminuyó en un 33% entre aquellas personas con un factor favorable, en un 66% entre aquellas con dos factores favorables, en un 74% entre aquellas con 3 de dichos factores y en un 97% entre aquellas con 4 o 5 factores favorables.

Los investigadores realizaron un análisis adicional con 1.401 participantes que tenían cirrosis al inicio del estudio e inicialmente habían sido excluidos. En él se observó que aún se podían producir beneficios por estilo de vida. Así, las personas con un factor de estilo de vida favorable vieron reducido el riesgo de muerte por causa hepática en un 17%, quienes tenían dos factores lo vieron reducido en un 33% y aquellos con 3 o más factores lo vieron reducido en un 47%.

Tomados todos los datos en su conjunto, tener cuatro o más factores de estilo de vida favorables supuso una reducción del riesgo de cáncer hepático del 88% y una reducción del riesgo de muerte por causa hepática del 91% . El hecho de que todas las personas lograran tener cuatro o más factores de riesgo favorables se traduciría en la prevención del 82% de los casos de cáncer de hígado y en evitar el 90% de las muertes por causa hepática. Incluso al tener solo dos factores de riesgo favorables ya se consigue reducir en un 30% el riesgo de cáncer hepático y en un 40% la mortalidad por causa hepática.

Al comparar estos resultados con los de realizar el mismo análisis en una cohorte representativa de EE UU (la formada por los participantes en el Sondeo para Examinar la Salud y Nutrición de EE UU [NHANES, en sus siglas en inglés]) entre los años 2009 y 2010, los investigadores hallaron que el estilo de vida presentó un impacto aún mayor sobre los dos parámetros de salud medidos: tener cuatro o más factores de estilo de vida favorables habría prevenido el 89% de los casos de cáncer hepático y el 94% de las muertes por causa hepática.

Los resultados del presente estudio muestran el enorme impacto que el estilo de vida puede tener sobre el estado de salud. Además, el impacto en dos resultados de salud tan relevantes como son la mortalidad por causa hepática o el desarrollo de cáncer hepático deberían ser muy tenidos en cuenta por hepatólogos y artífices de políticas de salud pública en el desempeño de sus actividades.

Fuente: Infohep / Elaboración propia ( gTt).

Referencia: Simon TG et al. The impact of healthy lifestyle on the incidence of hepatocellular carcinoma and cirrhosis-related mortality among U.S. adults. AASLD Liver Meeting, abstract 16, 2019. Hepatology 70:11A, 2019.

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