CROI 2022: El tratamiento de las lesiones anales reduciría el riesgo de cáncer anal en un 57% en personas con el VIH

Francesc Martínez
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El programa de cribado, seguimiento y tratamiento inspirado en el exitoso modelo del cáncer de cuello de útero sería útil también para la prevención del cáncer anal en esta población

Detectar y tratar las lesiones intraepiteliales escamosas de alto grado (HSIL, en sus siglas en inglés) en la mucosa anal de personas con el VIH reduciría las tasas de cáncer anal en un 57% en personas con el VIH en comparación con el modelo conservador de solo ir monitorizando dichas lesiones. Estos han sido los principales resultados del amplio estudio ANCHOR que incluye a 4.446 participantes y que han sido presentados en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), que se está celebrando esta semana de forma virtual debido a la pandemia de la COVID-19.

El virus del papiloma humano (VPH) es el principal causante tanto del cáncer anal como del cáncer de cuello de útero (también llamado cáncer cervical). Los amplios programas de cribado del cáncer cervical a través de visitas ginecológicas y con el test de Papanicolau como principal herramienta han logrado reducir notablemente la incidencia del cáncer de cuello de útero en mujeres.

Todo este despliegue para la prevención del cáncer cervical no se ha dado en el cáncer anal, en muchos casos debido a la falta de evidencias científicas al respecto, hecho que llevó a los investigadores del estudio ANCHOR (véase La Noticia del Día 11/10/2021) a diseñarlo y ponerlo en marcha. Dado que el riesgo de cáncer anal es muy superior en la población con el VIH, los investigadores consideraron que sería una de las poblaciones que mayor beneficio podría obtener de un programa de cribado y tratamiento precoces, por lo que circunscribieron su estudio a esta población.

Los participantes, además de vivir con el VIH, debían tener más de 35 años y no haber recibido tratamiento frente a HSIL, no tener signos de cáncer anal ni historial de cáncer anal, vulvar, vaginal, cervical o de pene.

Los participantes realizaron una anoscopia de alta resolución. Si la prueba detectaba HSIL, las personas eran distribuidas aleatoriamente a recibir tratamiento (tópico o quirúrgico) o a entrar en monitorización activa (observación clínica cada 6 meses y biopsia anual). El objetivo principal del estudio fue comparar entre ambos grupos la incidencia de cáncer anal tras hasta 5 años de seguimiento y el tiempo transcurrido desde la primera visita hasta su diagnóstico. En las personas asignadas al grupo de tratamiento, la principal herramienta terapéutica utilizada fue la electrocauterización de la lesión (que se usó en el 93% de los casos).

Un total de 10.723 personas con el VIH fueron evaluadas entre septiembre de 2014 y agosto de 2021. El 52,2% presentaban HSIL diagnosticadas por biopsia. El 0,16% de los participantes recibieron el diagnóstico de cáncer anal en la primera visita.

El 53,3% de los participantes inicialmente cribados eran hombres, el 45,8% eran mujeres y el 62,5% eran personas trans. Sin embargo, entre quienes obtuvieron resultados positivos de HSIL y fueron finalmente incluidas en el análisis el porcentaje de hombres aumentó hasta el 80%, el de mujeres fue del 16% y el de personas trans fue del 3,5%.

Un total de 2.227 personas fueron distribuidas aleatoriamente al grupo con tratamiento y 2.219 al grupo con monitorización activa. En ambos grupos la mediana de la edad era de 51 años y llevaban una mediana de 17 años viviendo con el VIH. La mediana del seguimiento fue de 25,3 meses en el grupo con tratamiento y 27,2 meses en el grupo con monitorización activa.

Entre los incluidos en el análisis, un tercio eran de etnia blanca, el 42% eran de etnia negra, el 16% eran latinoamericanos y el 1,2% eran de etnia asiática. El 78% de los participantes se identificó como homosexual.

Un tercio de los participantes eran fumadores y el 80% tenían carga viral indetectable. Las dimensiones de las HSIL fueron similares entre los dos grupos comparados.

Durante el seguimiento se identificaron 30 casos de cáncer anal invasivo: 9 en el grupo con tratamiento y 21 en el grupo con monitorización activa. Ello se tradujo en que el tratamiento frente a las HSIL se asoció a una reducción del 57% en la incidencia de cáncer anal invasivo (intervalo de confianza del 95%: 6%-80%; p= 0,029).

La incidencia de cáncer anal fue de 173 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento en el grupo con tratamiento y de 402 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento en el grupo de monitorización activa. Con estos datos, Comité de Control de la Seguridad de los Datos (DSMB, en sus siglas en inglés) recomendó la interrupción del estudio y aconsejó que se pasara a todos los participantes al grupo con tratamiento.

Un total de 586 participantes del grupo con tratamiento y 568 del grupo con monitorización activa experimentaron efectos adversos graves. El grupo con tratamiento presentó más efectos adversos y más efectos adversos graves asociados al estudio (7 casos frente a 1 en el grupo con monitorización activa), que tuvieron que ver con los tratamientos utilizados.

Los resultados del presente estudio muestran que un adecuado cribado y tratamiento precoces de las HSIL son herramientas eficaces para la prevención del cáncer anal en personas con el VIH y deberían ser incorporadas al seguimiento rutinario de estos pacientes.

Fuente:NATAP / Elaboración propia (gTt).

Referencia:Palefsky J, Lee J, Darragh T, et al. Treatment of anal high-grade squamous intraepithelial lesions to prevent anal cancer. 2022 CROI, February 12-16 and 22-24, 2022. Abstract 106.

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