Haber padecido verrugas anales o genitales aumentaría notablemente el riesgo de cáncer anal en personas con el VIH

Francesc Martínez
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Tener un bajo recuento de CD4 nadir aumentaría 6 veces el riesgo de padecer cáncer anal independientemente de tener o no historial de verrugas anales o genitales

Un estudio publicado en JAMA Dermatology ha concluido que las personas con el VIH tendrían un riesgo de desarrollar cáncer anal tras un historial de verrugas genitales o anales que multiplicaría por 13 el observado en personas con el VIH sin dicho historial. Tener un recuento de CD4 nadir inferior a 200 células/mm3 aumentaría seis veces el riesgo de cáncer anal, tanto en personas con historial de verrugas anales o genitales como en personas sin dicho historial. Este último punto ya fue observado en un estudio reciente (véase La Noticia del Día 02/06/2020).

Los resultados ponen de manifiesto la necesidad de un cribado y seguimiento de las lesiones anales a través de citologías anales y/o anoscopias de alta resolución como parte esencial de la atención rutinaria de las personas con el VIH para detectar de forma precoz los casos de cáncer anal, momento en que son más eficaz y fácilmente tratables.

La infección por el virus del papiloma humano (VPH), de fácil transmisión por vía sexual, es la causante de las verrugas genitales y –determinados tipos de VPH llamados de “alto riesgo”– pueden producir lesiones que acaben evolucionando a cáncer anal. Dicho virus también es el causante del cáncer de cuello de útero y otros tipos de cáncer. Las pruebas de cribado anal habituales, las citologías anales, pueden detectar cambios anómalos en las células anales que indicarían un proceso inicial de malignización, permitiendo un tratamiento precoz. Aun así, las pruebas con mayor sensibilidad son las anoscopias de alta resolución. Por otro lado, la vacunación frente al VPH es un mecanismo preventivo efectivo y algunos países han decidido recomendarla, además de a niñas a partir de los 12 años, a niños y a personas adultas que presentan determinados factores de vulnerabilidad, como tener infección por el VIH hasta los 26 años. En España, a pesar de que algunas comunidades autónomas decidieron financiar la vacunación selectiva de personas adultas (véase InfoVIHtal 147, edición 2018) –en algunas comunidades autónomas incluso sin límite de edad en según que indicación–, continúan existiendo barreras que dificultan el acceso a la vacuna del VPH.

Los casos de cáncer anal están aumentando en los últimos años, especialmente en personas con el VIH. Numerosas guías de práctica clínica recomiendan incluir las citologías anales en el seguimiento de personas con el VIH con historial de sexo anal receptivo y/o verrugas anales o genitales. Múltiples estudios han hallado que el cribado rutinario en personas con el VIH disminuye las tasas de cáncer anal, hecho que se espera se vea confirmado en un el ensayo clínico ANCHOR, diseñado para determinar los beneficios y la coste-eficiencia del cribado rutinario para prevenir el cáncer anal. Sus primeros resultados se esperan para 2022.

La disparidad de criterios y la falta de guías específicas de cribado del cáncer anal se asocian a retrasos en las anoscopias de seguimiento. Este hecho y las dudas existentes respecto a en qué perfiles de personas con el VIH conviene más utilizar citologías anales, anoscopias de alta resolución y/o exámenes anorrectales digitales llevaron a los investigadores a la realización del presente estudio.

Un total de 6.515 adultos con el VIH tratados en 14 clínicas de Washington DC (EE UU) entre 2011 y 2017 fueron incluidas en el estudio. El 72% eran hombres y el 28% eran mujeres. Más de tres cuartas partes de los participantes eran de etnia negra. La mediana de la edad era de 50 años.

Un total de 383 participantes (el 6% del total de la cohorte) recibieron el diagnóstico de verrugas genitales o anales. Estos diagnósticos se dieron en mayor medida en hombres; en personas con edades comprendidas entre los 18 y los 34 años y en aquellas con un recuento de CD4 nadir de 200 células/mm3 o inferior. Solo el 4% de los participantes realizó citologías anales.

Aunque solo el 4% de personas con historial de verrugas genitales o anales desarrolló cáncer anal, el riesgo de experimentarlo fue 13 veces el observado en aquellas personas sin historial de este tipo de verrugas (entre las que la incidencia fue del 0,3%).

Las personas con un recuento de CD4 nadir de 200 células/mm3 o inferior presentaron un riesgo de desarrollar cáncer anal que era seis veces el observado en aquellas con recuentos de CD4 nadir más altos. Dicho mayor riesgo asociado al recuento de CD4 nadir se observó tanto en personas con historial de verrugas anales o genitales como en aquellas sin dicho historial.

Por último, el estudio halló que el riesgo de experimentar cáncer anal aumentaba un 8% por cada año que la persona llevaba viviendo con el VIH.

Los resultados del presente estudio muestran que el historial de verrugas anales o genitales; haber tenido un bajo recuento de CD4 nadir y llevar muchos años viviendo con el VIH serían claramente tres factores de riesgo de cáncer anal que deberían asegurar pruebas de cribado y seguimiento periódicas. Es importante que se continúe investigando y que se vayan incorporando los hallazgos a las guías de práctica clínica con el objetivo de reducir la incidencia del cáncer anal en personas con el VIH. Por otro lado, la vacuna frente al VPH debería ser recomendada en personas con el VIH con factores de vulnerabilidad y ser financiada por los sistemas de salud.

Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH).

Referencia: Arnold JD, Byrne ME, Monroe AK, Abbott SE; District of Columbia Cohort Executive Committee. The Risk of Anal Carcinoma After Anogenital Warts in Adults Living With HIV. JAMA Dermatol. 2021 Jan 13. doi: 10.1001/jamadermatol.2020.5252. Epub ahead of print. PMID: 33439220.

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