La psilocibina se muestra eficaz en el tratamiento de los trastornos emocionales en hombres gais supervivientes del VIH

Jordi Piqué
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No obstante, la relativa seguridad hallada en un estudio piloto aconseja a seleccionar cuidadosamente los participantes en futuras investigaciones que evalúen esta sustancia presente en los hongos alucinógenos

El uso de psilocibina, la sustancia activa que se halla en los hongos alucinógenos, junto con una terapia de grupo se muestra en general beneficiosa en el manejo de los trastornos emocionales en hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GHSH) con el VIH que lograron sobrevivir a los primeros años de la epidemia, conocidos como “supervivientes” o “supervivientes a largo plazo”. Esta es la principal conclusión de un estudio estadounidense cuyos hallazgos se han publicado en la revista EClinicalMedicine.

La epidemia del VIH causó altas tasas de morbimortalidad entre los hombres GBHSH en la década de 1980 y parte de los 1990. Sin embargo, el desarrollo y uso extensivo del tratamiento antirretroviral eficaz frente al VIH redujo en gran medida los estragos de la epidemia en esta población. Sin embargo, los especialistas en salud mental pronto detectaron la existencia de carga de dolor, pérdida, trauma, depresión y abatimiento entre muchas personas con el VIH que vivieron los albores de la epidemia del sida, que sintieron un intenso dolor emocional y pasaron por situaciones traumáticas. A este síndrome, caracterizado por un conjunto de síntomas físicos, psicológicos y emocionales, se le ha denominado síndrome del superviviente (véase La Noticia del Día 13/02/2018).

Coincidiendo con el renovado interés que ha despertado en los últimos tiempos el uso de psilocibina como parte de la psicoterapia para intentar aliviar el estrés que afecta a personas afectadas por graves enfermedades como el cáncer terminal, un equipo de neurocientíficos de San Francisco (EE UU) realizó un estudio piloto en el que se probó el uso de psilocibina en hombres GBHSH supervivientes a largo plazo al VIH (véase La Noticia del Día 12/01/18). De un total de 91 voluntarios fueron elegibles para el estudio 18 hombres. El perfil promedio de los participantes fue: una edad entre 50 y 66 años; haber sido diagnosticados entre 1981 y 1996; la mitad de los hombres tenían diagnóstico de enfermedad mental, incluyendo ansiedad, depresión y trastorno límite de la personalidad (TLP). Todos los participantes fueron diagnosticados de lo que el equipo de científicos denominó como abatimiento moderado-grave.

Antes de la primera sesión de terapia de grupo, los participantes se reunieron en una clínica con dos médicos del estudio con la finalidad de establecer un marco de confianza y compenetración y recibir formación sobre la terapia de grupo y el uso de psilocibina. En una visita posterior a la clínica donde se realizó el estudio, denominada “visita de medicación”, los participantes tomaron un único comprimido con la sustancia psicoactiva (de 0,30mg a 0,36mg/kilogramo de peso corporal). Tras la toma de psilocibina, todos los participantes acudieron a 8-10 sesiones de terapia de grupo y fueron monitorizados durante al menos 3 meses.

Se evaluó la seguridad de forma exhaustiva, y durante la visita de medicación se controló la presión arterial y frecuencia cardíaca de los participantes durante varias horas antes y después de tomar la sustancia psicoactiva. También se evaluó ampliamente el impacto de psilocibina en la salud mental de estas personas. Un día después de la visita de medicación, los participantes se reunieron con el equipo médico para comentar sus experiencias fruto de la toma de la sustancia psicoactiva e intentaron vincular dicha experiencia con su vida cotidiana. Posteriormente, los participantes asistieron a sesiones de terapia de grupo dos veces por semana.

En general, no se produjeron acontecimientos adversos graves con psilocibina y los que se dieron durante la visita de medicación fueron temporales. Así, 8 participantes tuvieron reacciones compatibles con ansiedad, moderada o grave; 4 desarrollaron paranoia; uno desarrolló un trastorno de pensamiento por el cual se sintió desconectado de la realidad y entabló una conversación consigo mismo. Ningún participante desarrolló pensamientos suicidas o se intentó suicidar durante el estudio.

Cuatro desarrollaron una presión arterial significativamente más alta de lo normal. Los médicos consideraron que esa elevación estaba relacionada con síntomas de ansiedad y la pudieron reducir en la mayoría de participantes simplemente hablándoles tranquilamente. Al bajar la ansiedad se redujo la presión arterial. Otros 8 hombres desarrollaron elevaciones moderadas de la presión sanguínea. Estos efectos secundarios eran los esperados por los médicos.

Sin embargo, dos hombres desarrollaron efectos secundarios inesperados. Uno de ellos experimentó un flashback por estrés postraumático moderado y desarrolló náuseas, zumbidos en los oídos, pánico y problemas de sueño. El otro hombre, al que se le había diagnosticado un TLP y que tenía un historial por consumo excesivo de múltiples sustancias y/o drogas, a pesar de que perdió inicialmente gran parte de su ansiedad crónica, al cabo de 10 días informó de un cuadro de ansiedad grave, aunque finalmente completó la mayoría de las evaluaciones [del estudio] posteriores.

Con todo, el equipo médico considera que las sesiones de terapia de grupo junto a la administración de psilocibina permitieron en general una disminución clínicamente significativa del abatimiento en los participantes, resultando en general beneficiosa y ofreciendo una relativa seguridad y potencial eficacia para aliviar sus problemas de salud mental. Los científicos también señalan que el grado de trastorno de estrés postraumático y el trastorno por duelo complejo persistente de los participantes pareceron mejorar con el tiempo. No obstante, la complejidad clínica de cada persona hace aconsejable una psicoterapia individualizada y no generalizada para toda esta población.

Los médicos añaden que la infección por el VIH causa una inflamación crónica que solo se reduce parcialmente con la terapia antirretroviral. Una consecuencia de esta inflamación es el aumento del riesgo cardiovascular. Por suerte, los picos temporales en la presión sanguínea en los participantes no produjeron ataques cardíacos ni apoplejías en el presente estudio. Pero esta posibilidad, aunque improbable, podría hacer que los científicos limiten el uso de psilocibina en futuros experimentos con personas mayores con el VIH.

El equipo de científicos concluye señalando que los futuros ensayos clínicos de psilocibina deben realizarse con voluntarios cuidadosamente seleccionados, bajo una estrecha vigilancia clínica y en un entorno de psicoterapia individual y no grupal. Asimismo, se debería probar en estudios dosis reducidas de la sustancia psicoactiva.

Fuente:
Catie / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Anderson BT, Danforth A, Daroff PR, et al. Psilocybin-assisted group therapy for demoralized older long-term AIDS survivor men: An open-label safety and feasibility pilot study. EClinicalMedicine. 2020 Sep 24;27:100538.

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