¿Cómo perciben las personas con el VIH de Cataluña y Baleares su calidad de vida relacionada con la salud?

Francesc Martínez
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El estudio Vive+ revela que las mujeres con el VIH tendrían una peor autopercepción del estado de salud y mayores niveles de depresión

El estudio Vive+ , promovido por el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre las Infecciones de Transmisión Sexual y el Sida de Cataluña (CEEISCAT), ha evaluado la calidad de vida, los hábitos y los estilos de vida de las personas con el VIH de Cataluña y las Islas Baleares (España) a través de una encuesta realizada en colaboración con 17 unidades hospitalarias de atención al VIH de dichas áreas geográficas –que ya trabajaban de forma coordinada por encontrarse dentro de la cohorte PISCIS–, y el Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH), la entidad comunitaria que publica La Noticia del Día. La cohorte PISCIS es un estudio abierto y multicéntrico que realiza un seguimiento clínico y epidemiológico de pacientes con el VIH hospitales catalanes y de las Islas Baleares.

El estudio registró información sociodemográfica, relacionada con la calidad de vida y el bienestar, conductas sexuales, estilos de vida, percepción de estigma y discriminación, así como el uso y la satisfacción con los servicios de atención en salud dirigidos a esta población.

Un total de 1.060 personas con el VIH fueron incluidas en el estudio entre octubre de 2019 y marzo de 2020. Las personas fueron seleccionadas por conveniencia para obtener una muestra representativa de cada hospital y completaron un cuestionario a través de una tablet.

El 78,0% de los participantes se identificaron como hombres, el 17,9% como mujeres y el 3,3% como personas trans. La mediana de la edad fue de 50 años. Un 33,4% de los participantes eran de origen extranjero y hasta un 66,9% de los de origen extranjero provenían de países de América Latina y el Caribe.

La mitad de los participantes tenían estudios superiores. El 54,8% tenían trabajo en el momento de la inclusión en el estudio, mientras que el 39,8% se encontraban en situación de desempleo, retiro o baja laboral.

Hasta un 10,5% de las mujeres se dedicaban a labores del hogar. Las mujeres y las personas trans mostraron una probabilidad significativamente superior de trabajar de cuidadoras. Los niveles de ingresos fueron significativamente inferiores en mujeres que en hombres.

Las características clínicas de los participantes se extrajeron de la base de datos de la cohorte PISCIS. El 90% de los participantes tenían carga viral indetectable y el 88,4% tenía recuentos de CD4 superiores a 350 células/mm3 (solo un 2,7% tenían un recuento de CD4 inferior a 200 células/mm3). El 31,5% de los participantes llevaba más de 9 años viviendo con el VIH.

La vía de transmisión principal de los participantes (59,5%) fue la transmisión sexual entre hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH).

Más de la mitad de las personas entrevistadas (56,5%) respondió haber revelado a pocas personas del entorno su estado serológico al VIH, mientras que un 15,6% respondió no haber revelado su estado serológico fuera del ámbito sanitario.

El nivel de estigma percibido fue cuantificado a través de una escala validada y se observó más elevado en personas trans y en menores de 39 años. Por modos de transmisión, el nivel de estigma percibido más alto se observó en usuarios de drogas intravenosas.

Las comorbilidades más prevalentes entre las personas que respondieron a la encuesta fueron hipertensión arterial (25,5%) y enfermedad cardíaca (14,4%). Las mujeres presentaron una mayor prevalencia en enfermedades cardiovasculares, metabólicas y respiratorias y las personas trans mostraron una prevalencia superior de enfermedad hepática. En el caso de las personas usuarias de drogas intravenosas, este fue el grupo con mayor prevalencia de enfermedades crónicas.

Con todo, el 82,8% respondió tener una buena percepción de su estado de salud. En general, los participantes del estudio presentaron peores puntuaciones en la dimensión mental en comparación con la física. Las mujeres, personas trans y los usuarios de drogas intravenosas mostraron peores puntuaciones en ambas dimensiones.

Los síntomas depresivos,
evaluados a través del cuestionario validado PHQ-9, fueron referidos por un 44% de los participantes. Se encontraron diferencias de género en cuanto a la prevalencia y gravedad de los síntomas.

Un 61% de las mujeres y un 60% de las personas trans presentaron síntomas depresivos, frente a un 40% de los hombres.

Respecto a rol y aislamiento sociales, estos fueron evaluados por medio de dos cuestionarios validados y ello permitió observar ciertas tendencias. Así, las puntuaciones sobre aislamiento social fueron más bajas respecto a la media poblacional, indicando un menor grado de aislamiento social. Las personas trans y las usuarias de drogas intravenosas fueron las que presentaron peores resultados tanto en aislamiento social como en la satisfacción con el rol social.

En lo relativo al sexo, un 83% de los participantes mostraron satisfacción con su vida sexual, siendo las proporciones menores en mujeres y personas trans.

En cuanto a las conductas sexuales, el uso del preservativo para la penetración vaginal o anal fue más elevado, aunque variable. Ello podría estar indicando tanto las limitaciones propias del uso del preservativo como un aumento del conocimiento del tratamiento como prevención (el concepto indetectable es igual a intransmisible o I=I).

Respecto al uso de sustancias, el 28% de las mujeres y el 24% de los hombres presentaron consumo problemático de alcohol a partir de las respuestas a una serie de preguntas basadas en el cuestionario validado AUDIT-C. Un 42% de los participantes eran fumadores activos.

En cuanto a otras sustancias, el cannabis fue la sustancia más utilizada en los últimos 12 meses. El 18% de los participantes manifestaron haber consumido drogas inyectadas a lo largo de su vida, aunque un 77% de estas personas las habían consumido por última vez hacía más de 5 años.

En cuanto a las sustancias más consumidas para uso en contextos sexuales en el último año, estas fueron los nitratos, la cocaína, los potenciadores de la erección, GHB/GBL y el cannabis.

Los hombres y las personas trans, los nacidos en países diferentes a España, las personas de menores de 39 años y los hombres GBHSH presentaron mayores consumos de sustancias en contextos sexuales.

Respecto a la satisfacción y uso del sistema sanitario y servicios de apoyo, la mayoría de participantes refirieron estar satisfechos con la atención recibida, siendo mayor el grado de satisfacción en las Unidades de VIH (99,2%), frente a la Atención Primaria (90,0%) y a los servicios de apoyo/ONG (87,2%).

Destacó el alto porcentaje de personas que nunca habían tenido contacto con los servicios de apoyo/ONG, concretamente el 78,1% de los españoles, el 85,4% de los mayores de 60 años y el 86,4% de los hombres heterosexuales. Este último punto debería hacer replantear si dichos servicios están adecuadamente diseñados para cubrir las necesidades actuales de las personas con el VIH.

Se puede acceder al informe completo del estudio Vive+ en la página web de la cohorte Piscis en el siguiente enlace.

Fuente: Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Bayes-Marin I, Egea-Cortés L, Jorge Palacio-Vieira, Jocelyn Mesías, Andreu Bruguera, José María Miró, Jordi Casabona, Juliana Reyes-Urueña. Vive +: Calidad de vida, hábitos y estilos de vida de las personas que viven con VIH en Cataluña y las Islas Baleares. Resultados encuesta 2020. Centre d’Estudis Epidemiològics sobre les Infeccions de Transmissió Sexual i Sida de Catalunya – CEEISCAT. 2021. Badalona, España.

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