La invasión rusa ha obstaculizado el acceso a los servicios de reducción de daños asociados a drogas en Ucrania

Jordi Piqué
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Sin el suministro diario de la terapia de sustitución con opioides, las personas con problemas de adicción a sustancias que la reciben desarrollarán graves problemas de abstinencia

La invasión rusa de Ucrania ha supuesto una grave interrupción de los servicios de reducción de daños en este último país. La suspensión del suministro diario de la terapia de sustitución con opioides (metadona y buprenorfina) provocará que las personas con problemas de adicción a drogas o sustancias que reciben este tratamiento desarrollen cuadros graves de abstinencia. Aunque no pone en riesgo sus vidas, la abstinencia sí que les ocasionan graves perjuicios de salud en un contexto marcado por los niveles elevados de estrés debidos al contexto bélico.

Se estima que en Ucrania unas 317.000 personas son usuarias regulares de drogas inyectables como la heroína. En enero de 2022, 14.868 de ellas estuvieron recibiendo tratamiento de sustitución con opioides basado en metadona y buprenorfina. Ucrania financia estos servicios de reducción de daños relacionados con drogas desde 2017. Ese año el país también amplió con rapidez sus servicios de reducción de daños para las personas que necesitan jeringuillas estériles para un consumo seguro de drogas, preservativos para evitar la transmisión de enfermedades y apoyo o asesoramiento entre iguales.

Las personas usuarias de drogas inyectables que están en contacto con servicios de reducción de daños tienen más probabilidades de utilizar preservativos y agujas estériles, así como de seguir una terapia de sustitución con opioides o un tratamiento antirretroviral. Se trata de la medida mínima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la reducción de daños entre los consumidores de drogas y las personas en riesgo de adquirir el VIH.

La invasión rusa de Ucrania ha interrumpido seriamente el acceso a estos servicios especializados de tratamiento de drogas. Antes de la guerra, algunas personas recogían su metadona a diario, pero el Ministerio de Sanidad ha recomendado que se suministre para 15-30 días, para reducir el número de desplazamientos a estos servicios de reducción de daños, que en algunas partes del país son arriesgados. Sin embargo, incluso en esta primera fase de la guerra, garantizar que las personas puedan conseguir la medicación está resultando difícil.

De las 1.328 personas registradas en los servicios de atención en materia de drogas de Kiev (Ucrania), hasta ahora la mayoría han podido obtener su tratamiento de sustitución con opioides. Pero a los servicios de otras partes del país no les va tan bien. Se están quedando sin suministros o se ha perdido el contacto con los equipos locales que trabajan en los servicios de reducción de daños. Sin este suministro diario, las personas desarrollarán graves síntomas de abstinencia. Y aunque este problema no supone una amenaza para sus vidas, es extremadamente incómodo en un momento en el que la población ya está experimentando un estrés importante. Además, se sabe que la comida, el agua y el alojamiento seguro están desapareciendo para muchas personas en Ucrania.

Cada vez son más los ucranianos que abandonan el país, buscando refugio en los países vecinos. El Ministerio de Sanidad de Ucrania está intentando llegar a un acuerdo con sus países vecinos para garantizar la continuidad de la atención a las personas que necesitan tratamiento para la tuberculosis o el VIH.

La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes ha animado a estos países a que garanticen también el acceso al tratamiento de sustitución con opioides para las personas refugiadas. Los responsables ucranianos y las autoridades sanitarias de Moldavia, Rumanía y Polonia han estado negociando para garantizar que los consumidores de drogas inyectables puedan seguir recibiendo tratamiento, aunque no está claro el grado de esfuerzo o de éxito.

Existen diferencias significativas en la forma en que los países vecinos ofrecen tratamiento a las personas con dependencia a drogas como los opioides. Algunos países no son tan progresistas como Ucrania en sus actitudes hacia las personas que consumen drogas. Los recientes ceses de hostilidades han abierto corredores humanitarios a Bielorrusia y Rusia, países que se oponen al tratamiento por consumo de drogas, lo que no resulta una opción atractiva para las personas necesitadas.

El futuro se presenta sombrío para los consumidores de drogas si Rusia gana la guerra en Ucrania. El presidente ruso Vladímir Putin ha dejado claro su desprecio por las personas que consumen drogas, acusando recientemente a los dirigentes ucranianos de ser una “banda de drogadictos y neonazis”. En 2011, Rusia declaró la “guerra total” al problema de las drogas en el país.

Es difícil obtener estimaciones fiables sobre cuántos rusos tienen en la actualidad problemas relacionados con drogas o sustancias, aunque un análisis reciente de los debates celebrados en el Parlamento ruso entre 2014 y 2018 sugiere que unos 8 millones de rusos consumen drogas de forma regular. Esta cifra es sustancialmente superior a los 6 millones de consumidores de sustancias registrados en 2011. Además, no está claro qué proporción de personas tiene problemas de adicción a sustancias o qué número de ellas necesita tratamiento por consumo de drogas.

Tras décadas de negación oficial de la existencia del consumo de drogas en la Unión Soviética, las autoridades post-soviéticas se vieron obligadas a reconocer la epidemia de VIH/sida en la década de 1990. La transmisión del VIH se relacionó con el uso de drogas inyectables, que hoy en día representa el 40% de las nuevas infecciones por este virus en Rusia.

Un número creciente de rusos ha desarrollado problemas con drogas como la heroína. Un artículo reciente sugería que tres millones de rusos son usuarios de drogas inyectables. Muchas de estas personas no tienen acceso a servicios de reducción de daños, como los programas de intercambio de agujas y jeringuillas. Sin ellos, aumenta el riesgo de contraer el VIH y otros virus de transmisión sanguínea.

Rusia es también el único país de los 47 estados miembros del Consejo de Europa que prohíbe la terapia de sustitución con opioides -actualmente Rusia parece decidida a abandonar dicho consejo a causa del conflicto bélico-. La perspectiva de una ocupación rusa a largo plazo tiene, por tanto, implicaciones muy negativas para los servicios de reducción de daños en Ucrania.

La política interna de Rusia en materia de drogas ha sido contraproducente, al alimentar la propagación de enfermedades, la estigmatización y los abusos contra los derechos humanos. No cabe duda de que las personas que consumen drogas son vulnerables durante los conflictos, y esos riesgos se amplifican de modo considerable cuando el presidente que ha orquestado esta invasión, Vladímir Putin, ha mostrado un absoluto desprecio por las personas que consumen drogas.

Las personas que han desarrollado problemas de dependencia a drogas o sustancias en Ucrania, especialmente a los opioides, tienen derecho a recibir asistencia sanitaria. Sin embargo, parece que este apoyo se está evaporando con celeridad, aunque no por falta de valor de quienes intentan proporcionar tratamiento durante el conflicto bélico.

Fuente: The Conversation / Elaboracion propia (gTt-VIH).

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