La terapia antirretroviral reduce la cantidad de VIH en el tracto reproductivo femenino

Miguel Vázquez
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Un estudio con ratones revela pistas que pueden ser relevantes en la investigación tanto de vacunas como de la cura de la infección

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (EE UU) ha determinado cómo la terapia antiretroviral afecta al modo en que el VIH se disemina y produce la infección en el tracto reproductivo femenino. Según los autores, que han publicado sus resultados en Journal of Clinical Investigation, estas observaciones pueden ser de utilidad a la hora de realizar estudios de prevención, de vacunas o de curación del VIH.

En su momento, el estudio HTNP 052 marcó un hito en la historia del VIH al establecer de forma inequívoca que el tratamiento tenía un efecto protector frente a la transmisión del virus a terceras personas. Los resultados provisionales del ensayo (en el que participaron parejas heterosexuales) arrojaron una eficacia preventiva del 96%, aunque el análisis final de los datos dejó esta cifra en un 93% (véaseLa Noticia del Día 21/07/2015). Actualmente, se producen 2,1 millones de nuevas infecciones por VIH y, en el conjunto mundial, la principal vía de transmisión es a través de las relaciones heterosexuales.

Una de las características más sorprendentes de la infección por VIH en mujeres es que, con independencia de cómo se expuso al virus (por vía vaginal, rectal, etc.), este viaja con rapidez al tracto reproductivo, a donde también se desplazan las células CD4 (susceptibles a la infección por el VIH) poco después de la exposición.

A pesar de esto, aún hay muchos factores que se ignoran respecto a los procesos celulares y virológicos que tienen lugar en el tracto reproductivo de las mujeres cuando toman tratamiento antirretroviral y que estarían entre las causas del enorme descenso en el riesgo de transmisión evidenciado en el ensayo HTPN 052. Para intentar averiguar más sobre el papel de la terapia antirretroviral en la prevención del VIH, el equipo de investigadores utilizó ratones humanizados (médula ósea, timo e hígado).

Los autores comprobaron que todo el tracto reproductivo femenino de los ratones se reestructura con células CD4 humanas que son excretadas en las secreciones de fluido cervicovaginal. Un elevado porcentaje de las células CD4 en el tracto reproductivo y en las secreciones cervicovaginal presentaban también el correceptor CCR5, lo que las convierte en una posible diana para el VIH. También se comprobó que la infección por VIH aumentaba el número de células CD4 y CD8 en el fluido cervicovaginal y, además, el propio virus estaba presente en dicho fluido.

Sin embargo, un detalle importante fue que se comprobó que las células CD8 tardaban en llegar al tracto reproductivo femenino, lo que permitía al VIH establecerse no solo en dicho compartimento corporal, sino también en las secreciones cervicovaginales. Según los autores, se trata de una información relevante a la hora de diseñar posibles vacunas contra el VIH, ya que las células CD8 ofrecen protección frente a la infección.

Al comprobar el efecto de la terapia antirretroviral sobre los niveles de VIH en el tracto reproductivo de los ratones hembra y en el fluido cervicovaginal, se comprobó que los antirrertovirales consiguieron suprimir de forma eficaz los niveles de VIH no ligado a células en el fluido cervicovaginal, a pesar de que persistieron niveles residuales de ARN viral en las células, tanto en el tracto reproductivo como en el fluido cervicovaginal, aunque no suficientes como para transmitir la infección. Estas células que permanecen infectadas pueden seguir elaborando copias del virus, un aspecto que según los autores tiene relevancia en la búsqueda de la cura y que indica que el tracto reproductivo femenino podría suponer un posible reservorio del VIH durante la terapia.

Fuente: Science Daily/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Olesen R, Swanson MD, Martina M, et al. ART influences HIV persistence in the female reproductive tract and cervicovaginal secretions. Journal of Clinical Investigation, 2016; DOI: 10.1172/JCI64212

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