Aumentan los casos de interacciones entre medicamentos contra el colesterol y los fármacos frente al VIH

Francesc Martínez
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El aumento de la potenciación de los tratamientos con cobicistat estaría detrás de este efecto

Un estudio publicado en el Journal of the American Heart Association ha mostrado que el consumo de estatinas para controlar los niveles de colesterol podría implicar interacciones con algunos fármacos para tratar la infección por el VIH –especialmente el potenciador cobicistat [Tybost®; también en Genvoya®, Stribild®, Rezolsta®, Evotaz® y Symtuza®]– así como con algunos fármacos para tratar afecciones no vinculadas al virus pero que tienen lugar con mayor frecuencia en personas con el VIH (como las hepatitis víricas o la hipertensión arterial).

El envejecimiento progresivo de la población con el VIH ha hecho que cada vez más personas acumulen comorbilidades y medicaciones concomitantes, lo que supone un reto a la hora de configurar un régimen antirretroviral que minimice el riesgo de interacciones.

El tratamiento con estatinas es uno de los más prescritos en personas que envejecen, dada su capacidad para reducir los niveles de colesterol y el riesgo cardiovascular. Las personas con el VIH presentan un mayor impacto del envejecimiento y sus comorbilidades (véase La Noticia del Día 09/01/2019), por lo que el uso de estatinas es altamente frecuente entre estas personas. Algunas de las estatinas presentan un alto potencial de interacción con antirretrovirales (concretamente con inhibidores de la proteasa o potenciadores tales como cobicistat o ritonavir [equivalente farmacéutico genérico (EFG), Norvir®]) y con otros fármacos frecuentemente utilizados por estas personas como algunos antihipertensivos, antibióticos y antivirales.

Frecuentemente el tipo de interacción existente –la inhibición del metabolismo de las estatinas– se traduce en unos niveles de estatinas más elevados de lo recomendado, lo cual puede traducirse en dolores musculares y daño renal.

En los últimos años los tratamientos antirretrovirales han cambiado notablemente, con el desarrollo de diversos inhibidores de la integrasa y el potenciador cobicistat.

Para describir la evolución de las interacciones durante los últimos años, los investigadores llevaron a cabo un estudio retrospectivo que incluyó a 186.420 personas en tratamiento antirretroviral que fueron atendidas entre 2007 y 2015 en EE UU. El objetivo principal fue determinar el uso de estatinas en esta población –especialmente el de aquellas con más contraindicaciones con antirretrovirales y otras medicaciones tomadas frecuentemente por personas con el VIH–.

En el estudio se definió uso de estatina contraindicada como la toma de un inhibidor de la proteasa del VIH, cobicistat, un inhibidor de la proteasa del virus de la hepatitis C (VHC), antagonistas del calcio (un tipo de antihipertensivos), amiodarona (un antiarrítmico), gemfibrozilo (un fármaco para reducir los niveles de triglicéridos), un antiinfeccioso o nefazodona (un antidepresivo) seguido por la toma de una estatina contraindicada junto a uno de esos fármacos en los siguientes 90 días.

Mas del 80% de los participantes eran hombres. El porcentaje de mayores de 60 años pasó del 9% en 2007 al 16% en 2015. Se observó un incremento en el porcentaje de personas con enfermedad coronaria (3,2% en 2007 y 3,9% en 2015), hipertensión (31% en 2007 y 36% en 2015), diabetes (3,4% en 2007 y 6,7% en 2015) y enfermedad renal (2,8% en 2007 y 5,9% en 2015).

Las pautas de prescripción de antirretrovirales cambiaron durante el estudio. El uso de inhibidores de la proteasa pasó del 51% al 26% entre 2007 y 2015. El uso de cobicistat alcanzo el 16% en 2015 tras su aprobación en 2012 y el uso de inhibidores de la integrasa pasó del 2% al 36% entre 2007 y 2015.
Los principales fármacos no antirretrovirales con potencial interacción con estatinas fueron antagonistas del calcio (7,0% de los participantes en 2007 y 9,5% en 2015), antifúngicos (5,0% de los participantes en 2007 y 7,6% en 2015) y antibióticos (2,3% de los participantes en 2007 y 4,8% en 2015).
El uso de estatinas se mantuvo estable en torno al 25% de los participantes. Las más frecuentemente prescritas fueron atorvastatina, pravastatina y rosuvastatina.

Entre los años 2007 y 2014 se observó un descenso del uso de una estatina contraindicada, pasando de afectar al 16,3% de los participantes a hacerlo al 9,0% en 2014. Ello se debió al descenso en el uso de los inhibidores de la proteasa, que pasaron de ser tomados por el 64% de los participantes a serlo por el 51% en 2014.

Sin embargo entre 2014 y 2015 –tras la extensión del uso de cobicistat – se invirtió la tendencia y aumentó el porcentaje de uso de una estatina contraindicada hasta el 9,8%.

Los factores de riesgo de uso de estatinas contraindicadas fueron tener una mayor edad, ser hombre, tener hipertensión o tener diabetes.

Los autores del estudio recomiendan que a aquellas personas que tomen cobicistat les sean prescritas atorvastatina o rosuvastatina –las estatinas con menor riesgo de interacción–l a la mínima dosis posible e irla incrementando con una monitorización adecuada de los efectos secundarios.

También recomiendan, para el control de los niveles de triglicéridos, el uso de fenofibrato y ácidos grasos omega 3 en vez de gemfibrozilo (con mayor potencial de interacciones). En el caso del manejo de la hipertensión en personas con riesgo de interacciones los expertos recomiendan no usar antagonistas del calcio y optar por otra familia de fármacos antihipertensivos.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Rosenson RS et al. Trends in utilization of statin therapy and contraindicated statin use in HIV-infected adults treated with antiretroviral therapy from 2007 through 2015. Journal of the American Heart Association 7:e010345, 2018. (Full text freely available.)

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