Las restricciones de visado para personas inmigrantes con el VIH todavía están en vigor en docenas de países

Jordi Piqué
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Una reciente fuga de datos de personas con el VIH en Singapur ha subrayado las restricciones que experimentan estas personas para estancias a largo plazo en esa ciudad-estado, al igual que en otros países como Rusia y Emiratos Árabes Unidos

El Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) ha detectado una fuga de datos sobre registros médicos en la ciudad-estado de Singapur que reveló el estado serológico positivo al VIH de 14.200 personas el mes pasado y que suscitó gran preocupación debido a una posible reacción violenta hacia dichas personas cuyo estado de salud se hizo público en un país que continúa estigmatizando el VIH.

El caso, que involucra los registros de 8.800 ciudadanos extranjeros que dieron positivo al VIH en Singapur, también pone de relieve las políticas restrictivas de ese país hacia las personas extranjeras con el VIH, las cuales deben enfrentarse a barreras que les impiden permanecer en Singapur más de 90 días, a menos que estén casadas con una persona originaria de la ciudad-estado. Singapur es uno de los pocos países desarrollados que todavía tiene leyes que restringen la permanencia a largo plazo de ciudadanos extranjeros con el VIH , leyes que ONUSIDA ha considerado como una violación de los derechos humanos.

Cuando se introdujo en Singapur esa ley restrictiva, en 1998, se estaba en un momento en que existía mucho temor y desconocimiento respecto a la infección por el VIH, su tratamiento y su capacidad de transmisión entre personas. Muchas restricciones nacionales son remanentes de la década de 1980, antes de que se entendiera que la transmisión del VIH y las terapias antirretrovirales y los medicamentos diarios pueden prevenir su transmisión y propagación. En la actualidad, sin embargo, no existe ninguna base científica o médica que explique tales restricciones para las personas que viven con el VIH y que quieren entrar en Singapur, según la sección de ONUSIDA para Asia y el Pacífico.

Tales restricciones, presentes en algunos países, responden a convenciones históricas, ideológicas o incluso a una cierta actitud pasiva. En este sentido, ONUSIDA está renovando su enfoque sobre este tema en la actualidad, mediante la compilación de un nuevo informe sobre restricciones nacionales. El informe completo más reciente de la organización sobre leyes de inmigración y viajes relacionados con el VIH en 2015 enumeró 35 países con tales restricciones.

Sin embargo, los datos incompletos publicados en 2018 por ONUSIDA enumeraron al menos 18 países que presentan políticas que restringen el ingreso, la estancia o la residencia de las personas que viven con el VIH . La información de muchos países se dejó fuera de la lista y se actualizará este año para que quede reflejada en su verdadera dimensión. El mismo informe encontró que 60 países requieren pruebas para la residencia u otros permisos, incluido el matrimonio, no limitados a personas extranjeras. Los números exactos, sin embargo, son difíciles de precisar, dicen los expertos.

Existe una base de datos global que incluye 49 países que presentan restricciones relacionadas con el VIH para la estancia a largo plazo en 2018, según la información obtenida de las embajadas locales y los informes de viajeros e inmigrantes . Los países con restricciones incluyen Rusia, Singapur y Emiratos Árabes Unidos.

Es preciso señalar que los datos que los países presentan en entornos diplomáticos pueden ser diferentes a las políticas que ejecutan en realidad, según los expertos de ONUSIDA que analizan el impacto en la salud pública de dichas restricciones relacionadas con el VIH. Por ejemplo, es posible que los países no tengan regulaciones restrictivas al respecto pero que el personal encargado de contratar a personas extranjeras que vienen a trabajar al país pueda revocar los visados de las personas empleadas cuyo estado serológico al VIH sea positivo, o bien que la póliza de seguro estatal pueda dificultar que las personas inmigrantes se paguen un tratamiento antirretroviral. En otros casos, la política oficial puede no ser conocida por los funcionarios e instituciones regionales o locales.

Estas distinciones son importantes para las personas inmigrantes VIH, ya sean trabajadores de cuello blanco, trabajadores migrantes o estudiantes, según el responsable de la base de datos mundial sobre restricciones de viaje y residencia específicas para el VIH. A menudo, las personas que van al extranjero para trabajar desconocen su estado de salud (estado serológico al VIH), se las analiza en el país y a veces se las envía de vuelta por motivos de salud, con lo que la compañía que las contrata acaba conociendo esta información que debería ser confidencial.

De este modo, el personal que gestiona esa base de datos recibe correos electrónicos diarios de personas de todo el mundo que se preguntan cómo viajar o reubicarse de manera segura mientras viven con el VIH. En los últimos años, las políticas restrictivas se han convertido en un problema para los estudiantes que desean estudiar en el extranjero, pero que temen las consecuencias de las pruebas obligatorias del VIH, incluso en países donde no hay una restricción explícita para las personas que viven con el VIH. Para tales situaciones, los expertos señalan que no existe una solución.

Varios países cambiaron sus políticas después de que ONUSIDA lanzó una campaña en 2008 ante los 59 gobiernos que tenían prohibiciones en ese momento. EE UU, Corea del Sur y China se encontraban entre las naciones que eliminaron las restricciones en 2010, aunque Corea del Sur conservó algunas relacionadas con la inmigración, mientras que China tiene pruebas obligatorias de detección de VIH para algunos visados. Singapur revisó sus propias regulaciones en 2015 para permitir que las personas que viven con el VIH ingresen al país para estancias de corta duración (de menos de tres meses), mientras que Corea del Sur eliminó su restricción en 2017.

Los expertos de ONUSIDA concluyen indicando que las restricciones se centran sobre todo en países de Oriente Medio, muy conservadores, en los que permanece el miedo y un fuerte estigma social. Respecto al VIH, la base de la discriminación se centra en el consumo de drogas, en los hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH), y todas las realidades que esos países no quieren enfrentar. También existe cierta xenofobia mezclada. Estos factores pueden tener un impacto muy negativo en la salud pública. Con frecuencia, se dice en estos países que el VIH es una infección que transmiten personas extranjeras y que si [los ciudadanos] no se mezclan con extranjeros, entonces no están en riesgo. Eso junto a una falta de educación sexual adecuada puede crear una situación peligrosa en esos países. Por otra parte, no existen incentivos para que las personas busquen más información o modifiquen sus comportamientos.

Fuente : South China Morning Post / Elaboración propia ( gTt-VIH ).
Referencia : Comunicado de ONUSIDA, 5 febrero 2019.

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