Los programas y servicios comunitarios resultan fundamentales en la atención y prevención del VIH

Juanse Hernández
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El entorno de acogida y seguridad que proporcionan dichos servicios supone una oportunidad para ofrecer una intervención integral a las poblaciones más vulnerables

De acuerdo con los resultados de un estudio estadounidense publicado en la revista PLOS ONE, los espacios de seguridad que proporcionan los programas comunitarios –servicios de counselling, pisos de acogida, centros de día, comunidades terapéuticas, residencias, etc.– desempeñan un papel fundamental en la respuesta frente al VIH proporcionando apoyo social y reduciendo los condicionantes estructurales que suponen una barrera en la atención de las poblaciones más vulnerables.

En los años 80, las entidades comunitarias centraban sus servicios en ofrecer asistencia sanitaria y humana para personas con VIH en una situación de desamparo que buscaban una muerte digna en lo que podían ser los últimos meses de su vida. El aumento de la supervivencia de las personas con el VIH a mediados de los noventa con la aparición de la TARGA replanteó el funcionamiento de muchos recursos residenciales centrando sus objetivos en encauzar la vida de las personas en situación extrema y conseguir reforzar su autonomía. Se trataba de que, en la medida de la posible, solo fuesen un lugar de paso. Este nuevo modelo se ha ido afianzando en los últimos años, hasta que la crisis ha hecho acto de presencia y amenaza el funcionamiento de algunos centros.

Aunque en las últimas décadas se ha producido un avance incuestionable en el ámbito médico-científico, no se puede decir lo mismo en cuanto a la superación de las desigualdades sociales provocadas por el estigma y la discriminación que se continúan relacionando con el VIH, además de con la homosexualidad, las enfermedades mentales o el uso de drogas. De hecho, en la actualidad, si bien las necesidades de apoyo social de muchas personas con VIH en una situación de mayor vulnerabilidad –o directamente en una situación de exclusión social– han cambiado con el tiempo, siguen requiriendo de la creación y mantenimiento de los servicios y programas comunitarios. Máxime, si tenemos en cuenta que la situación de estas personas continuará agravándose por los condicionantes estructurales (crisis generalizada), políticos (falta de leyes antidiscriminatorias y de inserción laboral) y demográficos (envejecimiento de la población con VIH).

Una de las características principales de los programas y servicios comunitarios es la de ofrecer atención a las poblaciones más vulnerables en un espacio de acogida y seguridad donde se crea un vínculo propicio para proporcionar apoyo social y servicios integrales entre los que se incluye la reinserción laboral, la educación, la promoción de la salud, la detección de enfermedades e incluso, en algunos países, la atención sanitaria y la provisión de medicación.

De acuerdo con investigadores de la Universidad Estatal de Oregón (EE UU), dichos dispositivos comunitarios se muestran como una importante, aunque infrautilizada, herramienta de salud pública para la prevención, atención y tratamiento del VIH.

Los investigadores estadounidense llevaron a cabo un estudio observacional junto con entrevistas en profundidad a 31 hombres negros gais y otros HSH dado que este colectivo constituye uno de los grupos especialmente vulnerables a la infección por VIH en EE UU.  Además, se realizaron entrevistas a otros 17 hombres que frecuentaban centros residenciales y otros servicios comunitarios en el área de Nueva York.

Aproximadamente la mitad de los hombres entrevistados eran personas sin techo o sin domicilio estable y cerca de la mitad no tenía empleo. Alrededor de las dos terceras partes de los entrevistados tenían algún tipo de seguro de salud dentro de programas dirigidos a personas sin recursos.

Los investigadores hallaron que los usuarios utilizaban los centros y servicios comunitarios como espacios de acogida y seguridad o como espacios donde pasar el rato y relacionarse, pero también los usaban para abordar las vulnerabilidades a las que tenían que hacer frente como por ejemplo la exposición a la violencia; la falta de apoyo social; el miedo o la desconfianza hacia las instituciones o el cumplimiento de la ley; y la falta de oportunidades laborales.

Según los investigadores, abordar primero todos estos temas en un entorno comunitario de acogida y seguridad constituye la base fundamental para que estas personas puedan a continuación abrirse y sentirse predispuestas a ocuparse de otros temas de salud que les concierne, como por ejemplo la detección y/o el tratamiento del VIH. “El significado de seguridad es diferente para las personas que no se sienten seguras en su hogar o para las que consideran que las políticas no les apoyan”, señalan los autores de este estudio y añaden: “Los espacios de acogida y seguridad permiten crear esta sensación positiva de seguridad no hallada en otros entornos”.

Los resultados de esta investigación ya han sido utilizados para diseñar un ensayo en curso sobre profilaxis exposición al VIH (PrEP). El estudio incorpora el uso de espacios y recursos comunitarios, tanto presenciales como digitales, para proporcionar apoyo a los participantes del ensayo que están tomando la medicación.

Los investigadores también subrayan el potencial de los recursos y servicios comunitarios en la prevención y el tratamiento de otras enfermedades asociadas al estigma y la discriminación como por ejemplo las infecciones de transmisión sexual que siguen afectando de forma desproporcionada a hombres gais y otros HSH y personas usuarias de drogas inyectables.

Uno de los principales problemas a los que tienen que hacer frente las organizaciones comunitarias que desarrollan este tipo de servicios es la falta de financiación. Con frecuencia, este tipo de intervenciones siempre se resienten cuando las entidades sufren recortes en su financiación lo que en ocasiones pone en peligro la continuidad de los proyectos.

Fuente: Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: García J, Parker C, Parker RG, et al. You’re Really Gonna Kick Us All Out?” Sustaining Safe Spaces for Community-Based HIV Prevention and Control among Black Men Who Have Sex with Men. PLOS ONE,2015; 10(10): e0141326 DOI: 10.1371/journal.pone.014132

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