La mayoría de fracasos terapéuticos con raltegravir no se relacionan con mutaciones de resistencia conocidas

Francesc Martínez
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El subtipo del VIH podría condicionar su desarrollo

Según un estudio llevado a cabo en diversos centros médicos europeos y presentado en el Taller Internacional sobre Resistencia a Fármacos contra el VIH y las Hepatitis, que se celebró la semana pasada en Dubrovnik (Croacia), más de la mitad de las personas en las que fracasó el tratamiento con raltegravir (Isentress®) no presentaban virus con alguna de las mutaciones de resistencia al fármaco conocidas. Por otro lado, se apreció una incidencia de una de las principales mutaciones de resistencia a este fármaco en pacientes con VIH de subtipo B superior a la observada en personas infectadas por el resto de subtipos.

El estudio, conocido como proyecto Coronet, evalúa la resistencia a los inhibidores de la integrasa en Europa. El análisis incluyó a 255 pacientes que habían sido tratados con raltegravir en alguno de los nueve centros participantes en el ensayo, agrupados en dos grandes bases de datos: la UK HIV Drug Resistance (británica) y la Euresist (europea).

Cuarenta y seis personas (17,6%) presentaban infección por VIH de genotipo diferente al B, normalmente con el genotipo recombinante circulante [CRF, en sus siglas en inglés] A/G. Los investigadores también incluyeron a 561 participantes sin experiencia en la toma de raltegravir que iniciaban el tratamiento con el fármaco.

La mediana de la carga viral en el momento del genotipado era de 3.523 copias/mL en las personas con experiencia en el tratamiento con raltegravir y de 21.476 copias/mL entre aquéllas sin experiencia en la toma de este fármaco. De los 255 pacientes en los que la terapia con raltegravir fracasó, sólo el 45% tenían alguna de las mutaciones de resistencia al fármaco conocidas. La mutación más común fue N155H (18%), seguida por la combinación de G140A/S y Q148H/R/K (14,1%), Y143R/C (4,7%), la combinación de E92Q y N155H (3,1%) y, por último, la mutación Q148H/R/K sola (2,4%). El 2,7% restante mostraban una o más mutaciones minoritarias.

La mediana de la carga viral no difirió de forma significativa entre las personas con experiencia en la toma de raltegravir en función de si tenían o no mutaciones de resistencia conocidas [3.420 copias/mL en pacientes con mutaciones y 3.834 en aquéllos sin mutaciones; p= 0,30].

Al examinar las tres principales mutaciones de resistencia, los autores del estudio hallaron diferencias significativas entre la proporción de personas con Q148H/R/K infectadas por el subtipo B (20,5%) y aquéllas infectadas por cualquiera de los otros genotipos (4,4%) [p= 0,02]. Las tasas de N155H (22,4% en pacientes con subtipo B y 22,2% en aquellos pacientes con otros subtipos del VIH) y Y143R/C (5,2% en personas con subtipo B y 4,4% en aquéllas con otros subtipos) fueron similares entre ambos subgrupos de participantes.

Otras mutaciones de resistencia a raltegravir observadas en más de un 1% de las muestras fueron L74I/M, T97A, T125A/V, E138D/K, V151I, M154I/L, E157Q, K160Q/T, G163E/R, I203M y S230N. Éstas aparecieron con frecuencia junto a alguna de las mutaciones principales antes descritas.

Los investigadores también encontraron tres nuevas mutaciones de resistencia a raltegravir que podrían desempeñar un papel importante en el proceso de desarrollo de resistencia a los inhibidores de la integrasa: K159Q/R, I161L/M/N/T/V y E170A/G.

Las razones por las que los regímenes basados en raltegravir pueden fracasar sin la aparición de mutaciones de resistencia y por qué la incidencia de algunas mutaciones varía en función del subtipo del VIH son cuestiones que permanecen sin resolver.

El presente estudio no aportó resultados de parámetros farmacocinéticos de raltegravir ni datos acerca de los niveles de adhesión o sobre los fármacos usados junto a este medicamento. Estos tres tipos de análisis podrían arrojar un poco más de luz sobre las incógnitas generadas por el estudio.

Los hallazgos de este ensayo podrían tener implicaciones en el desarrollo de los inhibidores de la integrasa de segunda generación. Así, en otros estudios expuestos en el mismo taller, se apreció que las mutaciones de resistencia a raltegravir basadas en la pauta Q148 tienden a proporcionar resistencia cruzada a S/GSK1349572, un inhibidor de la integrasa en investigación. También se presentaron datos relativos a que la mutación Q148H/R confiere niveles elevados de resistencia a raltegravir y elvitegravir.

Sobre la base de estos resultados, parece importante el desarrollo de estudios a mayor escala que permitan establecer con mayor claridad el desarrollo de resistencia a los inhibidores de la integrasa optimizando su utilidad terapéutica.

Fuente: NATAP.
Referencias: Geretti AM, Fearnhill E, Ceccherini-Silberstein F, et al. Prevalence and patterns of raltegravir resistance in treated patients in Europe. HIV and Hepatitis Drug Resistance Workshop. June 8-12, 2010. Dubrovnik, Croatia. Abstract 51.
 
Clotet B, Katlama C, Lalezari J, et al. HIV integrase resistance profiles and S/ GSK1349572 baseline phenotypic susceptibility for individuals experiencing virological failure on raltegravir and enrolling in the VIKING phase IIb pilot study (ING112961). HIV and Hepatitis Drug Resistance Workshop. June 8-12, 2010. Dubrovnik, Croatia. Abstract 50.
 
Da Silva D, Van Wesenbeeck L, Breilh D, et al. HIV-1 resistance patterns to integrase inhibitors in antiretroviral-experienced patients with virological failure on raltegravir-containing regimens. J Antimicrob Chemoth. 2010; 65: 1.262-1.269.

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