La atención primaria se muestra como una oportunidad en el cuidado de las personas con el VIH

Marta Villar
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Los pacientes con el VIH del Reino Unido identifican como características clave para ser un buen médico de familia tener tiempo para escuchar, la amabilidad, conocer a sus pacientes y aceptarlos sin juzgarlos

Las personas con el VIH en Reino Unido acuden con frecuencia al médico de familia y dos terceras partes de estas personas refieren tener buenas experiencias con sus médicos. Las personas con el VIH definieron que un buen médico de familia se caracterizaba por dedicar tiempo para conocer a sus pacientes, por aceptarlos sin juzgarlos y por ofrecerles atención de manera continuada. Estos son los principales resultados de un estudio publicado recientemente en la revista British Journal of General Practice.

Gracias al tratamiento antirretroviral, la infección por el VIH ha pasado de ser una enfermedad mortal y compleja a convertirse en una afección de evolución crónica clínicamente manejable. Por este motivo, muchas personas con el VIH recurren a sus médicos de familia como opción médica ante determinados problemas de salud. Este cambio pone de manifiesto una necesidad cada vez mayor de una atención compartida de la infección por el VIH entre los médicos especialistas y los médicos de atención primaria –apoyados por otros profesionales sanitarios, sociosanitarios y comunitarios–, lo que podría conllevar nuevos desafíos para los servicios de salud, los especialistas del VIH y los médicos de familia.

En un informe publicado por el Sistema Nacional de Salud Británico (NHS, por sus siglas en inglés) sobre la mejora de salud de las personas con afecciones crónicas identificó como problemas clave la falta de coordinación en la atención, la falta de apoyo emocional y psicológico, la fragmentación de la atención y la falta de continuidad informativa.

Con el fin de explorar la experiencia de las personas con el VIH en relación con sus médicos de familia, investigadores de la Universidad Imperial College en Londres decidieron llevar a cabo un estudio. Dicho estudio utilizó metodología mixta donde se combinó la realización de una encuesta representativa a nivel nacional y un estudio cualitativo a través de entrevistas en profundidad.

La encuesta nacional, conocida bajo el nombre de Positive Voices se realizó en 2017 y contó con la participación de 4.422 participantes que asistieron a clínicas del VIH. Dicha encuesta recogió información sobre la frecuencia de visitas al médico de familia, la revelación del estado serológico al VIH y las experiencias sobre atención con el médico de familia.

Los resultados de la encuesta mostraron que el 98% de las personas estaban registradas con un médico de familia. La gran mayoría de estas personas habían comunicado su estado serológico al VIH (94%), donde las tasas de revelación fueron superiores al 85% para todos los grupos demográficos. Las tasas de revelación más bajas se dieron en los adultos más jóvenes, en las personas con un mayor nivel educativo, en las personas que calificaron su salud como buena o muy buena, en las personas con menos quejas relativas a salud y entre aquellas que evitaban la atención médica debido a su estado al VIH.

Más de la mitad de los participantes (58%) había acudido a su médico de familia en los últimos tres meses . Este uso reciente se asoció con una mala salud autopercibida y un mayor número de problemas de salud no relacionados con el VIH.

Aproximadamente dos terceras partes de los participantes pensaron que su médico de familia tenía conocimientos suficientes sobre el VIH (65%), el 65% opinaba que su médico tenía un nivel apropiado de participación en la atención del VIH y el 64% refirió que los especialistas del VIH y los médicos de familia tenían una buena coordinación . El 59% de los participantes refirió sentirse cómodo con su médico de familia haciendo preguntas relacionadas con el VIH. Entre los factores que se asociaron con mayores niveles de satisfacción con los servicios y competencias proporcionados por el médico de familia, se identificaron tener una mayor edad, el bajo nivel educativo, tener empleo y la buena o muy buena salud.

Las personas preocupadas por el estigma y la discriminación tuvieron las experiencias más negativas con los médicos de familia . Las personas que habían evitado usar los servicios de atención primaria en el último año debido a su estado serológico al VIH tenían menos probabilidades de sentirse cómodas consultando a su médico de familia. Del mismo modo, era poco probable que estuvieran de acuerdo en que su médico de familia tenía un buen conocimiento sobre el VIH, sobre el hecho de que estaba adecuadamente involucrado en su atención del VIH o de que tenía una buena coordinación con los especialistas del VIH.

Por otro lado, se realizaron 52 entrevistas en profundidad en Londres entre 2014 y 2015 para conocer las opiniones de las personas con el VIH respecto a la atención recibida por parte de los médicos de familia, la confidencialidad, la revelación del estado serológico, el estigma, la empatía y el apoyo percibido por sus médicos.

Los resultados de estas entrevistas respaldaron, en gran medida, los resultados observados en la encuesta nacional y también proporcionaron información importante sobre las experiencias de las personas con el VIH al usar los servicios de atención primaria.

En estas entrevistas se observó que era poco probable que las personas visitaran a su médico de familia en lugar de a su especialista del VIH a menos que tuvieran otras enfermedades crónicas no relacionadas con el VIH que necesitaran un seguimiento regular. La mayoría de los participantes se sintieron obligados a registrarse con un médico de familia siguiendo la recomendación de su clínica de VIH . Las personas con afecciones crónicas, además del VIH, pensaron que les convenía tener un médico de familia, especialmente porque su clínica de VIH ya no ofrecía ciertos servicios como el tratamiento con estatinas, la vacuna contra la gripe o pruebas de frotis.

Las tasas de revelación del estado serológico al VIH fueron elevadas. No obstante, entre las razones para no comunicarlo se incluyeron el temor de que esto significaría que la atención del VIH se transferiría al médico de familia y la preocupación de que la revelación podría poner en peligro las oportunidades de empleo.

Las personas entrevistadas tenían una gran confianza en su clínica del VIH debido, en parte, al constante apoyo médico y psicológico desde el momento del diagnóstico . Los entrevistados también refirieron que para que los médicos de familia pudieran generar una confianza similar, tenían que estar dispuestos a escuchar, tomar en serio los problemas de salud y mostrar amabilidad .

Las personas entrevistas refirieron que, algunos de los factores que definen a un buen médico de familia, incluyen ver al mismo médico en cada consulta y que el médico conozca y acepte a sus pacientes sin juzgarlos.

Los investigadores del presente estudio consideran que sus hallazgos tienen importantes implicaciones en la provisión de atención primaria por parte de los médicos de familia a las personas con el VIH y señalan las siguientes recomendaciones para mejorar la relación entre médico-paciente:

  • Los médicos de familia deben aprovechar su experiencia en el cuidado de personas con otras afecciones de salud a largo plazo.
  • La formación actualizada sobre el VIH mantendrá a los médicos de familia al tanto de los avances importantes en el tratamiento y la atención de las personas con el VIH.
  • Los médicos de familia que atienden a varias personas con el VIH podrían considerar identificar a una persona experta que comparta proactivamente su conocimiento sobre el VIH con sus compañeros.
  • Debe garantizarse la confidencialidad para todos los pacientes y debe buscarse el consentimiento explícito cada vez que un médico de familia necesite compartir información sobre un paciente.
  • Mostrar información de manera proactiva sobre el VIH, como por ejemplo la difusión del mensaje indetectable es igual a intransmisible (I=I), ayudaría a calmar los temores sobre el estigma.

Fuente: Aidsmap/ Elaboración propia ( gTt-VIH )
Referencia: Rai T.; Bruton J.; Kall M.; et al. Experience of primary care for people with HIV: a mixed-method analysis. BJGP. 10 diciembre 2019

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