Los determinantes socioeconómicos podrían explicar las elevadas tasas de COVID-19 en personas con el VIH en San Francisco

José Fley
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Los expertos recomiendan reforzar las intervenciones dirigidas a las personas que están en situación de calle con el fin de reducir el riesgo de que adquieran el SAR-CoV-2 y de que mantengan la supresión viral del VIH

Según un estudio realizado en la ciudad de San Francisco (EE UU) y publicado en el Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, casi la mitad de las personas con el VIH diagnosticadas de COVID-19 tienen problemas de vivienda. Los datos se obtuvieron comparando las bases de datos de vigilancia del VIH y de las pruebas de COVID-19 realizadas en San Francisco entre marzo y septiembre.

Es bien conocido el impacto significativo de los determinantes sociales de la salud y de las inequidades existentes en el ámbito del acceso a los recursos y dispositivos de atención sanitaria como variables relevantes de la salud de las poblaciones. Además, la literatura científica ha descrito la importancia

de los determinantes sociales y económicos en la modificación de la incidencia y de la mortalidad de las epidemias.

Debido a la crisis sanitaria actual producida por la COVID-19, las personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad social –como, por ejemplo, las que están en situación de calle– también presentan una mayor vulnerabilidad epidemiológica ya que tienen más probabilidades de exponerse al virus, a su retraso en un posible diagnóstico y, además, de tener más dificultades para seguir las medidas de confinamiento o cuarentena. Una de las mayores consecuencias a las que se enfrentan las personas sin hogar es el hecho de no encontrarse empadronadas en un domicilio lo que dificulta el acceso a la atención sanitaria y al seguimiento por parte de los servicios de salud pública.

Precisamente, la vulnerabilidad social como factor de riesgo de vulnerabilidad epidemiológica ha sido observada en la ciudad de San Francisco entre las personas con el VIH que carecen de un lugar permanente para residir. En estos meses, en San Francisco se realizaron 4.252 pruebas de COVID-19 a personas con el VIH, de las cuales 193 dieron positivo. Esta tasa de positividad en personas con el VIH (4,5%) fue un poco más elevada que la registrada en las 270.000 personas sin el virus (3,5%) en San Francisco.

La edad media de las personas coinfectadas por el VIH y COVID-19 era de 48 años. La mayoría eran hombres (91%); y solo un 44% tenía la carga viral indetectable y un 63%, un recuento de CD4 por encimas de las 500 células/mm3.

Por lo que respecta al origen étnico de las personas coinfectadas por el VIH y COVID-19, un 39% eran blancos, un 38% eran latinos, un 12% negros y un 7%, asiáticos. Teniendo en cuenta que un 22% de las personas que reciben atención del VIH en San Francisco son latinos, estos datos subrayan la vulnerabilidad de esta minoría étnica a la COVID-19, probablemente, por trabajar en primera línea en el sector servicios y por vivir en los barrios más pobres en vivienda sobreocupadas.

De entre las 193 personas coinfectadas por el VIH y COVID-19, se dispuso de información sobre su situación habitacional para 183 personas. Entre ellas, solo un 55% (n=100) tenía vivienda estable. De entre los restantes pacientes, 13 vivían en un hotel, 6 se encontraban viviendo en la calle, otros 6 residían en un centro de atención a largo plazo y 5 estaban en un refugio. El resto, 52 personas, no dieron más detalles más allá de informar que no tenían vivienda.

Al inicio de la pandemia, se registró un brote en un albergue para personas sin hogar de San Francisco que afectó a 30 personas con el VIH. Según los autores, el uso compartido de los baños y las zonas comunes en residencias establecimientos colectivos suponen un reto para mantener la distancia interpersonal como medida de prevención. Otrad de las vías de contagio fueron haber mantenido contacto estrecho con alguien conocido diagnosticado de COVID-19 (n=44) y presentar otras comorbilidades que les hacían sensibles a la infección (n=78 personas).

Aunque la COVID-19 puede generar un cuadro clínico que puede llegar a ser preocupante, solo 14 personas tuvieron que ser hospitalizados, dos lo hicieron en cuidados intensivos y no se registró ningún fallecimiento.

Los autores señalan que mientras que en la población general de San Francisco solo un 1% no tiene una vivienda estable, este porcentaje se eleva a un 8% en el caso de las personas con el VIH. Sin embargo, en el caso de las personas coinfectadas por el VIH y COVID-19, esta tasa se eleva a un 45%.

Los autores indican que el estado de la vivienda es el factor que más contribuye al incremento de la vulnerabilidad frente al SARS-CoV-2 (virus responsable de esta pandemia) en personas con el VIH de San Francisco. Para reducir estos efectos negativos, recomiendan a los responsables de los servicios sociales dar hogar a las personas en viviendas sobreocupadas o directamente en situación de calle; ofrecer una mayor atención médica a las personas sin hogar, independientemente de si tienen el VIH o no; y asegurar que las personas con el VIH en esta situación no interrumpen el tratamiento antirretroviral.

Fuente: AIDSMAP / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Sachdev D et al. COVID-19 Susceptibility and Outcomes among People Living with HIV in San Francisco. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndrome, online ahead of print, 8 October 2020.

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