Las vías de transmisión compartidas entre el VIH y la hepatitis C tendrían un impacto mayor de lo esperado

Francesc Martínez
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Es esencial implementar programas de prevención específicos frente a la enfermedad hepática, tal y como se hizo con el VIH

Un estudio suizo publicado en International Journal of Epidemiology ha concluido que existe un solapamiento de las vías de transmisión del VIH y del virus de la hepatitis C (VHC) mayor de lo que se esperaba. A través de una serie de análisis, se ha hallado que el riesgo de infectarse por el virus de la hepatitis C (VHC) se duplicaría en el caso de que una de las dos personas entre las que se transmitió el VIH estuviese infectada por este virus hepático.

Tanto el VIH como el VHC pueden adquirirse por vía sanguínea. En la actualidad existe una epidemia de transmisión sexual del VHC entre hombres gays, asociada principalmente a aquellas prácticas sexuales de mayor riesgo, en las cuales puede tener lugar sangrado.

Dada la necesidad de un mayor volumen de datos relativos al grado de solapamiento entre la transmisión del VIH y la del VHC, los autores del presente estudio analizaron datos de personas con VIH del Estudio de Cohorte Suiza del VIH, especialmente el estatus serológico al VHC.  Dicha información se combinó con la relativa a las vías de transmisión más probables y, tras un análisis filogenético del VIH de 15.000 muestras de 10.000 personas se pudieron establecer conexiones entre personas respecto a la transmisión del VIH y el VHC.

Un total de 2.768 personas (el 28%) presentaba, al menos, un resultado positivo a la prueba del VHC y 208 (el 2%) presentaron un resultado negativo y uno positivo (es decir, se infectaron durante su participación en el estudio).

La prevalencia más alta de la coinfección por VHC tuvo lugar entre usuarios de drogas intravenosas (UDI), que alcanzó el 95%.  Entre hombres que practican sexo con hombres (HSH) y en personas heterosexuales, los porcentajes de prevalencia de la coinfección por VHC fueron similares (del 5 y el 6%, respectivamente). Dentro de los UDI coinfectados por VHC, el 72% eran heterosexuales y el 27% HSH.

El análisis filogenético se restringió a las 7.644 personas que tenían VIH de subtipo B. Un total de 1.555 posibles parejas de transmisión del VIH en las que se conocía el estatus relativo al VHC de ambos miembros fueron identificadas.

En 907 de estas parejas ambos miembros no tenían VHC, en 303 una de las dos personas estaba infectada por el virus hepático y en las 345 restantes ambas personas tenían VHC.

El riesgo de presentar coinfección se incrementaba notablemente en el caso de que la “pareja de transmisión del VIH” estuviera coinfectada (cociente de probabilidades [CP]: 13,6; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 10,5-17,6). Los investigadores explicaron este gran incremento de riesgo por la influencia del uso de drogas intravenosas.

Tras ajustar los resultados en función de las vías de transmisión, el sexo y la edad, el incremento de riesgo se mantuvo, aunque con una reducción importante (CP: 3,2; IC95%: 2,2-4,7).

El resultado más interesante fue al analizar aquellas “parejas de transmisión del VIH” en las que uno de los miembros tenía VHC y el otro lo adquiría con posterioridad.

En este análisis es posible establecer secuencia temporal, por lo que los resultados son más precisos. En este grupo, el riesgo de adquirir hepatitis C si la “pareja de transmisión del VIH” tenía VHC duplicaría al observado en los miembros de parejas en las que ambos integrantes no tenían VHC (CP: 2,29; IC95%: 0,9-5,4).

Los resultados del presente estudio muestran cómo el VIH y el VHC comparten vías de transmisión –un hecho ya ampliamente conocido-. Sin embargo, la principal aportación del presente estudio es cuantificar el incremento del riesgo de adquirir VHC en parejas en las que se ha transmitido el VIH y solo uno de los miembros tenía VHC.

El notable incremento de riesgo mostrado por el estudio pone de manifiesto la estrecha relación entre las vías de transmisión del VIH y del VHC. Este hecho debería ser incorporado por las autoridades sanitarias a los programas de salud pública, ya que, mientras que en el caso del VIH sí que existen este tipo de programas (cada vez con menor dotación económica), la prevención de la infección por VHC desde los estamentos públicos –incluso en muchos países desarrollados como, por ejemplo, España– no cuenta con programas propios y debe fundamentarse en la buena voluntad de los profesionales sanitarios u organizaciones de pacientes o aquellas que trabajan en campos relacionados, especialmente las que se formaron en torno al VIH.

Este hecho es injustificable en países tales como España, que presenta una elevada prevalencia de la infección por VHC (con unas 200.000 personas diagnosticadas y unas 600.000 más, se calcula, por diagnosticar).

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Kouyos RD et al. Clustering of HCV coinfection on HIV phylogeny indicates domestic and sexual transmission of HCV. Int J Epidemiol, online edition. doi.10.1093/ije/dyt276, 2014.

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