La ONU pacta nuevas medidas en la respuesta frente al VIH y el sida perjudicada por la pandemia de la COVID-19

José Fley
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Las autoridades destacan la necesidad de poner fin a desigualdades en el acceso a nuevos medicamentos antirretrovirales y piden a los laboratorios que se fabriquen a precios, sobre todo, en los continentes del sur donde hay una mayor prevalencia del VIH

Esta semana se ha aprobado por mayoría en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una nueva declaración de 18 páginas que compromete a 193 países y somete a urgencia las medidas necesarias para acabar con el sida como una amenaza para la salud global para el año 2030 y que, además, alerta del efecto de la pandemia de la COVID 19 ante el crecimiento de las desigualdades y de la dificultad en el acceso a medicamentos, nuevos tratamientos y diagnósticos de VIH.

Tras el primer caso de sida en 1981, han fallecido por la misma causa casi 35 millones de personas y 77,5 millones han sido infectadas por el VIH. No obstante, desde 2001 las muertes relacionadas con el sida se han reducido un 54% y se ha reducido un 37% el número de infecciones por el VIH a nivel mundial. A pesar de ello, las autoridades ven con preocupación que, en los últimos cinco años, el progreso general se haya ralentizado y no se haya alcanzado el objetivo mundial de registrar menos de 500.000 infecciones por el VIH antes de 2020, dado que en 2019 esa cifra fue de 1,7 millones y ha ido aumentando desde 2016 en al menos 33 países.

De todas las zonas, África es la región más afectada pero también la que ha tenido el mayor progreso en la repuesta frente a la epidemia de VIH, principalmente el África subsahariana que solicitó medidas urgentes y excepcionales para poder frenar el avance y los efectos del sida, sobre todo en niños, adolescentes y mujeres. En el resto de zonas, el número de nuevas infecciones por el VIH habría aumentado en Europa oriental, Asia central, América Latina, Oriente medio y África del norte mientras que en parte de Asia y el Pacífico, en el Caribe, Europa occidental y central y América del Norte sí se habrían reducido, a pesar de que las islas del Caribe siguen teniendo la prevalencia más alta fuera del África subsahariana.

Con la nueva declaración, los 193 países miembros de la asamblea se han comprometido a reducir para 2025 a menos de 370.000 el número de nuevas infecciones anuales por el VIH y a 250.000 el número de muertes también anuales relacionadas con el sida. Además, el documento apremia a ir avanzando en la eliminación del estigma y la discriminación relacionadas con el VIH y pone la urgencia en encontrar una vacuna y una cura contra el VIH.

La resolución salió adelante con solo 4 países votando en contra: Nicaragua, Siria, Bielorrusia y Rusia. Este último propuso tres enmiendas que fueron rechazadas por gran mayoría y entre las que incluían la eliminación de las referencias a violaciones de los derechos humanos que perpetuarían la epidemia mundial del sida y a la reforma de las leyes discriminatorias como la edad de consentimiento o las intervenciones en consumidores de drogas por vía intravenosa para tratar el VIH, entre las que se encuentran las terapias de sustitución de opioides o la ampliación de programas de reducción de daños. Además, rechazaba el enfoque colaborativo basado en los derechos humanos en la respuesta frente al VIH de ONUSIDA, la agencia de la ONU que se dedica a liderar la lucha contra el sida.

La pandemia de la COVID-19 ha estado muy presente en la asamblea y las autoridades han advertido del retroceso que ha provocado en la lucha contra el VIH dado que ha creado más desigualdad en un mundo bastante afectado por la misma y ha expuesto el peligro de tener un sistema sanitario con insuficiente inversión. Por otro lado, dicha pandemia también ha puesto de manifiesto que la ciencia se mueve a la velocidad que vaya la voluntad política y que es necesario un mayor gasto para la innovación de tratamientos, prevención, atención y vacunas relacionadas para poder acabar con el VIH y el sida en todas partes.

En la asamblea, España destacó su mejora, desde el año 2018, en la cobertura y financiación de los tratamientos antirretrovirales, así como de la profilaxis post-exposición (PEP) y pre-exposición (PrEP) y la reducción del estigma al prohibir la exclusión de personas mayores con el VIH en cualquier residencia, pública o privada con plazas concertadas, y en el acceso a puestos de función pública. También manifestó que se comprometía a alcanzar el objetivo de ONUSIDA para 2025 de que el 95% de las personas con el VIH estén diagnosticadas; que, de ellas, el 95% reciba tratamiento antirretroviral; y que el 95% de ellas tenga una carga viral indetectable. Estos objetivos junto con el llamado ´´0% de discriminación“ se encontrarían recogidos en el Plan Estratégico de Prevención y Control de la infección por VIH y otras ITS 2021-2030 elaborado por la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida (SPNS).

Las autoridades celebran esta nueva declaración que será la base para poder poner fin a la pandemia tras 40 años afectando a la sociedad siempre que venga acompañada con un aumento de recursos y una mayor cobertura para aquellas personas más vulnerables a adquirir la infección o las que ya viven con el VIH. A pesar de que temen que la pandemia pueda resurgir debido a las consecuencias de la COVID 19, instan a trabajar juntos en todos los sectores y en todos los países dado que por separado sería imposible erradicar el VIH de la sociedad.

Puede leerse la Declaración completa en español en el siguiente enlace.

Fuente: APNews / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Nota de prensa del Ministerio de Sanidad (09/06/2021): Carolina Darias: “Está en nuestras manos erradicar la transmisión del VIH y mejorar la vida de las personas que viven con él”

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