La diabetes en personas con VIH de 50 años o más se asocia, sobre todo, al uso de los antirretrovirales más antiguos

Marta Villar
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Un estudio canadiense no halla una relación estrecha con otros factores conocidos como la edad y el peso

Las personas con el VIH 50 años o más tienen más probabilidades de haber desarrollado diabetes de tipo II si empezaron el tratamiento antirretroviral antes de 1999 o si tuvieron una exposición prolongada a fármacos antirretrovirales antiguos como estavudina (d4T; Zerit®) o la primera generación de inhibidores de la proteasa (IP) como nelfinavir (Viracept®) o indinavir (Crixivan®). Por el contrario, las personas de 50 años o más que iniciaron el tratamiento con posterioridad al 2010 o que, al iniciarlo, tenían un recuento de células CD4 más elevado presentaron menos posibilidades de padecer diabetes. Éstas son las principales conclusiones a las que ha llegado un estudio canadiense publicado en la revista BMJ Open Diabetes Research & Care.

Muchos estudios han vinculado la infección crónica por el VIH al desarrollo de numerosas comorbilidades asociadas con la edad, entre las cuales la diabetes ocupa un lugar destacado (véase La Noticia del Día 19/12/2016).

La diabetes mellitus (o diabetes de tipo 2) se desarrolla como consecuencia de una pérdida del control de los niveles de glucosa. El cuerpo produce insulina para promover la captación de glucosa como fuente de energía por parte de las células del organismo. Sin embargo, la producción de insulina puede disminuir o las células pueden dejar de responder a su efecto. Cuando esto sucede, la glucosa permanece en la sangre y no es utilizada por las células como alimento. Con el tiempo, tener niveles altos de glucosa en sangre provoca daños en los vasos sanguíneos pequeños, causando daño renal, enfermedad cardiovascular, afectación de las extremidades inferiores y pérdida de la vista.

La diabetes tipo 2 es más común en las personas con un elevado índice de masa corporal (IMC) y a edades más avanzadas. Asimismo, las personas con el VIH también tienen más probabilidades de ser diagnosticadas con esta patología; sin embargo, no está claro hasta qué punto los factores relacionados con el VIH llevan a una mayor incidencia de diabetes entre esta población.

Del entre los 1.065 pacientes incluidos en la muestra, 235 desarrollaron diabetes durante un promedio de 13 años de seguimiento, lo que representa una tasa de incidencia de 1,61 nuevos casos por cada 100 persona-años de seguimiento. Esta tasa es un 39% más elevada que la observada en la población general canadiense.

En el estudio no se hallaron diferencias significativas en el riesgo de desarrollar diabetes según la edad en el momento del diagnóstico del VIH ni la edad en el momento de iniciar el tratamiento. Tampoco se asoció la diabetes con la presencia de anticuerpos frente al virus de la hepatitis C (VHC) o al uso de drogas inyectables. Del mismo modo, el sexo, el peso o la última determinación del IMC tampoco se asociaron con un mayor riesgo de desarrollar diabetes.

En un análisis posterior que se limitó a aquellos pacientes que contaban con determinaciones de la carga viral previas el inicio del tratamiento, el desarrollo de diabetes se asoció con varios factores relacionados con el VIH incluidos el recuento nadir de células CD4, el recuento de células CD4 más bajo en el inicio de la terapia antirretroviral o el haber iniciado el tratamiento entre 1997 y 2004. Por el contrario, las personas que iniciaron el tratamiento con un régimen basado en inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósidos (ITINN) fueron menos propensos a desarrollar diabetes (p=0,003).

Tras controlar por otros factores en un análisis multivariable que incluyó a 703 participantes, se halló que las personas que iniciaron el tratamiento en el periodo 1997-2004 tuvieron casi 50 veces más de probabilidades de desarrollar diabetes en comparación con las personas que lo comenzaron entre 2005 y 2009 (cociente de probabilidades ajustado [CPa]: 48,9; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 21,32 – 112,17).

En un análisis univariable, se halló que el tiempo de exposición a cada uno de los fármacos antiguos como estavudina (d4T), zidovudina (AZT), lopinavir, indinavir y nelfivanir se asoció con un mayor riesgo de desarrollar diabetes. En el caso de estavudina cada aumento del 10% en el tiempo del uso del medicamento se relacionó con un aumento del 39% en el riesgo de padecer diabetes (cociente de probabilidades [CP]:1,39; IC95%: 1,27 – 1,53) mientras que con nelfivanir el riesgo aumentó en un 63% por cada aumento del 10% de exposición al fármaco (CP:1,63; IC95%: 1,19 – 2,24).

En promedio, las personas que desarrollaron diabetes pasaron el 21% de su tiempo de tratamiento tomando un régimen que contenía estavudina, mientras que las que no la desarrollaron solo estuvieron expuestas a este fármaco el 7% de su tiempo de tratamiento (p<0,001). Estos resultados fueron similares con análogos de nucleósido (ITIN) didanosina y zidovudina y con los IP como indinavir, nelfinavir y lopinavir. Asimismo, las personas que desarrollaron la patología tuvieron una exposición significativamente menor a los antirretrovirales más recientes como tenofovir, atazanavir y darunavir en comparación con los pacientes que no desarrollaron diabetes.

Según los resultados del presente estudio, los autores concluyen que la diabetes tipo 2 en las personas con el VIH es principalmente una consecuencia del tratamiento antirretroviral de primera generación. Además, señalan la importancia de monitorear la diabetes de tipo 2 en los pacientes con el VIH y subrayan que es probable que la incidencia de la diabetes mellitus vaya disminuyendo en las personas con el VIH que inician el tratamiento con los antirretrovirales más nuevos.

Fuente: Aidsmap/ Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Samad F, Harris M, Puskas CM, et al Incidence of diabetes mellitus and factors associated with its development in HIV-positive patients over the age of 50. BMJ Open Diabetes Research and Care 2017;5:e000457. doi: 10.1136/bmjdrc-2017-000457

 

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