¿Se deberían incorporar los programas de deshabituación tabáquica en la práctica clínica del VIH?

Mònica Puig
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El tabaquismo es el principal factor de riesgo de numerosas enfermedades frecuentes en personas seropositivas

Según los resultados de una investigación suiza publicada en HIV Medicine, ofrecer asesoramiento y terapia para dejar de fumar durante el cuidado rutinario de la infección por VIH aumenta las posibilidades de que los pacientes dejen el consumo de tabaco y no retomen el hábito.

Un grupo de médicos de una clínica de VIH en Zúrich (Suiza) recibió formación sobre consejo asistido (counselling) para dejar de fumar y el uso de medicación para ayudar a las personas que quisieran dejar este hábito. En comparación con otros pacientes de la Cohorte Suiza del VIH, las personas que recibían atención médica en Zúrich tenían más probabilidades de dejar de fumar y también tenían menos posibilidades de retomar el hábito después de dejarlo. Los médicos de la ciudad suiza integraron con éxito los programas de deshabituación tabáquica en las visitas clínicas rutinarias.

La enfermedad cardiovascular es una causa cada vez más importante de morbimortalidad en pacientes con VIH. El factor de riesgo modificable más destacado de enfermedad cardiovascular es el tabaquismo, y de hecho, si se compara con la población general, las personas seropositivas son significativamente más propensas a fumar.

El consumo de tabaco es también un conocido factor de riesgo de sufrir numerosos tipos de cáncer. Entre los cánceres no definidores de sida, el de pulmón es uno de los más comunes en personas con VIH (véase La Noticia del Día 19/04/2011). Asimismo, un estudio reciente halló que el tabaquismo fue el único factor de riesgo importante de cáncer de pulmón en personas con VIH (véase La Noticia del Día 19/01/2012).

Si bien una gran mayoría de personas fumadoras desean dejar de fumar, solamente una minoría lo logran. Alrededor de una quinta parte de los pacientes que intentan dejar el tabaco reciben ayuda especializada en forma de asesoramiento o terapia farmacológica de apoyo. Además, hay poca información disponible sobre cómo se trata el dejar de fumar en el contexto del seguimiento y el cuidado de la infección por el VIH.

Por este motivo, entre 2007 y 2009 todos los médicos de un centro para el tratamiento del VIH en Zúrich recibieron una formación especializada sobre el rol del asesoramiento y el apoyo farmacológico en la deshabituación tabáquica. Los investigadores establecieron la hipótesis de que los pacientes que acudiesen a estos doctores serían más propensos a dejar de fumar que otras personas de otros centros de tratamiento del VIH en Suiza.

La formación, que tuvo una duración de medio día y fue realizada por la Fundación Suiza del Pulmón, proporcionó información sobre la identificación de fumadores, la dependencia a la nicotina, el síndrome de abstinencia, las fases de motivación, los métodos de asesoramiento y el apoyo farmacológico.

Un total de 1.689 pacientes recibieron atención en el centro de tratamiento de Zúrich y a 11.056 pacientes de la Cohorte Suiza se les proporcionó atención durante el mismo período del estudio. Sólo la clínica de Zúrich ofreció apoyo estructurado para abandonar el consumo de tabaco. Los médicos de este centro incluyeron el asesoramiento para dejar de fumar en el 80% de las consultas de personas fumadoras.

La prevalencia de tabaquismo en la totalidad de la Cohorte Suiza descendió del 60% en el 2000 al 43% en el 2010. En el año 2000, el 64% de los pacientes en Zúrich fumaba, porcentaje que se redujo en un 23% en el 2010, algo más que la reducción del 16% registrada en la Cohorte Suiza en su conjunto.

Justo antes del inicio del estudio en 2007, la incidencia de abandono del tabaco entre los pacientes de Zúrich era de 6,1 por 100 persona-años; esta tasa había aumentado a 10,8 por 100 persona-años en 2010. Los correspondientes valores para la Cohorte Suiza fueron de 4,4 y 6,2 por 100 persona-años, respectivamente.

La incidencia de recaída entre los antiguos fumadores de la clínica en Zúrich descendió de forma drástica durante el período de estudio de 8,7 por 100 persona-años en 2007 al 2,9 por 100 persona-años en 2010. La incidencia en otros centros de tratamiento se mantuvo sin grandes cambios en 10,9 y 9,2 por 100 persona-años en 2007 y en 2010.

Los investigadores calcularon que los pacientes de la clínica de la ciudad de Zúrich tenían un 25% más de probabilidades de dejar de fumar que los que recibían atención en otros centros suizos (cociente de probabilidades [CP]: 1,23; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,07 – 1,42, p= 0,004). De nuevo, los pacientes en Zúrich que lograron dejar el hábito tabáquico también tenían significativamente menos probabilidades de recaídas que los pacientes de otros centros (CP: 0,75; IC95%: 0,61 – 0,92, p= 0,007).

El efecto de la intervención se mantuvo de forma significativa incluso después de controlar por año natural.

En el caso de usuarios de drogas inyectables y de personas que bebían en exceso era significativamente menos probable que dejaran de fumar (p >0,001), así como los pacientes que estaban o bien bajo tratamiento psiquiátrico o que tenían depresión (p= 0,03). Los mismos factores se relacionaron con una posterior recaída. En contraste, los pacientes con un historial de enfermedad cardiovascular mostraron menos probabilidades de recaer (p= 0,005).

Dejar de fumar debería ser un tema de discusión en cualquier encuentro médico-paciente,” concluyen los investigadores. “Nuestro enfoque de un programa de capacitación a nivel institucional para médicos especialistas en enfermedades infecciosas dirigido a mejorar el asesoramiento para dejar de fumar puede ser bien integrado en la rutina de cuidado de la infección por VIH, fue bien aceptado por pacientes y médicos, y puede ser de ayuda en los esfuerzos de los pacientes por abandonar el consumo de tabaco”.

A la luz de los resultados de este estudio, y teniendo en cuenta que las personas con VIH tienen un mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares y oncológicos y que en este grupo de población la incidencia de tabaquismo es elevada, parece importante integrar programas de asesoramiento y apoyo en las visitas rutinarias de seguimiento. De este modo, las personas seropositivas podrían conocer los riesgos del tabaquismo en el contexto de la infección por VIH, así como recibir ayuda en caso de que decidan dejar el hábito de fumar.

Fuente: Elaboración propia / Aidsmap.
Referencia: Huber B. Outcomes of smoking cessation counselling of HIV-positive personas by HIV care physicians. HIV Med, doi: 10.1111/j.1468-1293.2011.00984.x, 2012.

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