Realizar ejercicio físico mejora los síntomas de ansiedad y depresión en las personas con el VIH

Marta Villar
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Especialmente el ejercicio aeróbico, su práctica al menos tres veces por semana y realizarlo bajo supervisión de un profesional

Según los resultados de un metaanálisis publicado en la revista Journal of Psychosomatic Research, realizar ejercicio físico reduce los síntomas de ansiedad y depresión en las personas con el VIH. El ejercicio aeróbico, entrenar al menos tres veces por semana y hacerlo bajo supervisión de un profesional mostraron los mejores beneficios sobre los síntomas de depresión.

Se estima que la prevalencia de ansiedad y depresión en las personas con el VIH es entre dos y cuatro veces mayor que entre la población general de la misma edad y sexo. De hecho, algunos estudios han hallado que vivir largo tiempo con la infección por el VIH se asocia con síntomas de malestar, depresión y ansiedad (véase La Noticia del Día 02/02/2017 ).

Entre la población general son bien conocidos los efectos beneficiosos de realizar ejercicio físico para aliviar los síntomas de ansiedad y depresión. En algunos pequeños estudios que incluían a personas con el VIH se han observado efectos similares a los descritos en población general.

Con el fin de arrojar un poco más de luz sobre esta cuestión, investigadores de la Universidad de Postdam (Alemania) llevaron a cabo un metaanálisis. Para ello realizaron una búsqueda bibliográfica a través de cuatro bases de datos electrónicas sobre estudios controlados aleatorios que exploraban los beneficios de realizar ejercicio sobre los síntomas depresivos y de ansiedad en las personas con el VIH. El análisis se centró en aquellos estudios que comparaban los resultados entre aquellas personas que realizaban ejercicio y aquellas que no. Para ser incluidos en el análisis los participantes debían contar con una evaluación de los síntomas posterior a la intervención.

Finalmente se incluyeron un total de 10 diez estudios publicados entre 1990 y 2018 que sumaron a 479 participantes. Algo menos de la mitad de los participantes eran mujeres. Al inicio de los diferentes estudios no era necesario que los participantes presentaran síntomas depresivos o ansiosos o que tuvieran un diagnóstico de salud mental. Los estudios incluidos en el análisis se realizaron en diferentes entornos geográficos incluidos África subsahariana, India, EE UU, Irán y Alemania.

Ocho de los estudios examinaron el impacto de los entrenamientos tradicionales basados en ejercicios aeróbicos y de resistencia y los otros dos evaluaron la práctica del yoga. La duración de la intervención de ejercicio duró entre cuatro y doce semanas con una frecuencia de entrenamiento de entre dos y seis sesiones por semana, con sesiones que duraron entre 45 y 75 minutos. En cinco de los estudios, el ejercicio fue supervisado por un profesional como un entrenador personal, un fisioterapeuta o un entrenador de yoga.

En seis de los estudios se informó del uso de la terapia antirretroviral y en dos sobre el uso de fármacos antidepresivos. Los estudios tuvieron una alta tasa de retención y, en general, el 90% de los participantes completaron el seguimiento.

Nueve de los estudios informaron sobre depresión y cinco evaluaron la ansiedad. La metodología de cinco de ellos se evaluó como de alta calidad y el resto como de baja calidad lo que implicaría un alto riesgo de sesgo en sus hallazgos.

De los nueve estudios que analizaron la depresión, cinco fueron evaluados como de alta calidad. En general, los resultados mostraron que el ejercicio tuvo un efecto positivo muy significativo sobre los síntomas depresivos en comparación con el grupo de control (p=0,002).

Solamente dos de los estudios en que se evaluaba la ansiedad fueron calificados de alta calidad. De nuevo, los resultados mostraron una reducción significativa de los síntomas de ansiedad en el grupo de intervención en comparación con el grupo control (p= 0,004).

En los subanálisis, que sólo fueron posibles en los estudios que evaluaban la depresión, se observó que el ejercicio aeróbico, entrenar al menos tres veces por semana y realizar ejercicio bajo supervisión de un profesional mostraron el mayor impacto sobre los síntomas depresivos .

Los investigadores del presente estudio consideran que estos hallazgos son de relevancia clínica inmediata y que el ejercicio físico puede ser recomendado a las personas con el VIH. Sin embargo, señalan la necesidad de llevar a cabo estudios más amplios para poder determinar el tipo e intensidad de ejercicio dependiendo del sexo y edad de la persona.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia ( gTt-VIH )
Referencia: Heissel A et al. Effects of exercise on depression and anxiety in persons living with HIV: a meta-analysis . Journal of Psychosomatic Research, 126, 2019.

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