El VIH aumentaría el riesgo de recibir el diagnóstico de un trastorno de la salud mental

Francesc Martínez
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El riesgo sería aún mayor en los hombres con el VIH

Un estudio publicado en Lancet HIV ha concluido que las personas con el VIH del Reino Unido se encontrarían en mayor riesgo de padecer trastornos de la salud mental que aquellas sin el VIH. Durante el seguimiento, se observó que las personas con el VIH presentaron una tasa de incidencia de diagnóstico de enfermedad mental superior en un 62% a la tasa registrada en las personas sin el VIH.

Es un hecho bien documentado que la prevalencia de los trastornos de la salud mental y sistema nervioso central es mayor entre personas con el VIH que en la población general (véase La Noticia del Día 03/05/2022). De hecho, se estima que aproximadamente la mitad de los pacientes con esta infección presentan trastornos neuropsiquiátricos. En este sentido, trastornos como el insomnio, la cefalea, la depresión y la ansiedad son los más frecuentes e influyen negativamente en la calidad de vida de las personas con VIH. Sin embargo, pocos estudios se han centrado en la incidencia –nuevos diagnósticos durante un periodo evaluado determinado– de dichas patologías.

Con el objeto de cubrir esta falta de datos respecto a las diferencias en la incidencia de trastornos de la salud mental entre personas con o sin el VIH, los autores del presente estudio contaron con la participación de una cohorte de 7.167 personas con el VIH y un grupo control de personas sin el VIH. Todas ellas no tenían diagnósticos previos de trastornos de la salud mental. El periodo evaluado fue el comprendido entre los años 2000 y 2020.

El proceso de selección del grupo control se hizo sobre la base de diversos factores de tipo sociodemográfico tales como área geográfica, edad, sexo, etnia, estatus económico, hábito tabáquico, índice de masa corporal (IMC), uso de sustancias y presencia de patología cardiovascular, hipertensión y/o diabetes.

Un total de 586 personas con el VIH desarrollaron trastornos de la salud mental, mientras que en el grupo control solo se diagnosticaron dichos trastornos en 418 personas. Ello supuso una tasa de incidencia de 19,6 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento en el grupo de personas con el VIH y de 12,1 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento en el grupo de personas sin el VIH. Por tanto, la tasa de incidencia de diagnóstico de un trastorno de la salud mental fue -en personas con el VIH- superior en un 62% a la observada en personas sin el VIH.

De forma más concreta, los investigadores hallaron una mayor incidencia de depresión, ansiedad y trastornos de la salud mental graves (tales como psicosis, esquizofrenia o trastorno bipolar) en personas con el VIH que en aquellas no infectadas. Así, 495 personas con el VIH y 298 sin el VIH desarrollaron depresión; 266 personas con el VIH y 214 sin el VIH desarrollaron ansiedad y 64 personas con el VIH y 30 sin el VIH desarrollaron trastornos de salud mental graves.

El riesgo de desarrollar trastornos de la salud mental se vio condicionado por el sexo. Así, los hombres con el VIH presentaron una incidencia de dichos trastornos que duplicaba la observada en aquellos sin el VIH, mientras que no se observaron diferencias significativas entre mujeres con o sin el VIH.

El riesgo de padecer trastornos de la salud mental fue alto en personas con el VIH independientemente de la edad, estatus económico o tabaquismo y no se vio alterado sensiblemente durante el periodo analizado.

Otros factores que, además del sexo, aumentaron el efecto del VIH sobre la incidencia de trastornos de la salud mental fueron ser de etnia blanca; tener un consumo problemático de alcohol y, paradigmáticamente, no consumir drogas y tener un índice de masa corporal normal.

Los trastornos de la salud mental más graves presentaron una mayor incidencia en aquellas personas con el VIH en peor situación económica o en aquellas diagnosticadas entre los años 2000 y 2009.

Los resultados del estudio deben interpretarse con precaución, ya que cuenta con algunas limitaciones tales como el uso prolongado de efavirenz (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Sustiva®, también en Atripla®) por parte de muchos participantes (con efectos sobre el sistema nervioso central conocidos que podrían haber condicionado los resultados) o la ausencia de datos sobre orientación sexual –que podría explicar algunos de los riesgos observados por causa del estigma y la discriminación asociados a esta circunstancia–.

Fuente:Aidsmap / Elaboración propia (gTt).

Referencia:Gooden TE et al. The risk of mental illness in people living with HIV in the UK: a propensity score-matched cohort study. Lancet HIV 9: E172-181, 2022. DOI: https://doi.org/10.1016/S2352-3018(21)00319-2

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