El tratamiento del cáncer anal sería menos efectivo en personas con el VIH

Francesc Martínez
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Los efectos adversos tendrían un mayor impacto en este grupo poblacional

Un estudio publicado en Journal of Gastrointestinal Oncology ha concluido que la eficacia de la quimio y radioterapia localizadas para el tratamiento del cáncer anal sería menor en personas con el VIH que en la población general. Otro aspecto negativo es que el impacto de los efectos adversos de dichos tratamientos sería superior entre las personas con el VIH. Así, estas personas presentarían una mayor probabilidad de experimentar efectos secundarios dermatológicos y una supervivencia menor.

El cáncer anal es una enfermedad poco frecuente en la población general. El principal factor de riesgo es la infección persistente por determinados tipos del virus del papiloma humano (VPH). Las personas con el VIH con infección anal persistente por VPH presentan un riesgo particularmente elevado de sufrir cáncer anal, especialmente si tienen un historial de inmunosupresión.

El tratamiento estándar para el cáncer anal localizado es una combinación de quimioterapia y radioterapia. Los fármacos utilizados en la quimioterapia son 5-fluorouracilo (5-FU), capecitabina, mitomicina y cisplatino. En la población general los resultados del tratamiento son muy buenos, con porcentajes de pacientes tratados con control de la enfermedad superiores al 80%.

Las personas con el VIH fueron excluidas de los ensayos clínicos que llevaron a la aprobación de los tratamientos y al establecimiento de las guías de tratamiento del cáncer anal , lo cual indica que existe un déficit de evidencias científicas en este grupo poblacional que, además, es uno de los más vulnerables al cáncer anal.

Para intentar corregir esta falta de información, el equipo de investigadores llevó a cabo una revisión sistemática y un metaanálisis de estudios que evaluaron la quimio y radioterapia en personas con el VIH y cáncer anal. La revisión sistemática incluyó ensayos clínicos y estudios de cohorte.

Los resultados a analizar fueron la supervivencia libre de progresión a los tres años, supervivencia global a los 3 y 5 años y efectos adversos moderados o graves.

Los investigadores identificaron un total de 40 estudios elegibles que incluyeron a un total de 3.720 personas con el VIH. Uno era un ensayo clínico y el resto estudios de cohorte. Veinte de los estudios de cohorte incluían a personas con o sin el VIH y los 19 restantes solo incluían a personas con el VIH.

El 34% de los participantes tenían el VIH. Las personas con el VIH eran significativamente más jóvenes que las no infectadas (44 y 62 años, respectivamente). El 93% de las personas con el VIH eran hombres y la mediana del recuento de CD4 era de 347 células/mm3.

Veinticuatro de los estudios incluían el estadio clínico y la afectación de nódulos linfáticos no presentó diferencias significativas en función del estado serológico.

La mayor parte de los estudios incluían datos sobre reducciones de dosis (principalmente relacionadas con efectos adversos). Dichas tasas se movieron entre el 22% y el 77% en personas con el VIH y entre el 7% y el 54% en aquellas sin el VIH. Los principales efectos secundarios fueron cutáneos, gastrointestinales y sanguíneos (anomalías analíticas).

Las personas con el VIH presentaron un riesgo superior en un 34% de experimentar efectos secundarios dermatológicos al observado en personas seronegativas (riesgo relativo [RR]: 1,34; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,10-1,64; p= 0,004). Los investigadores apuntaron a que los inhibidores de la proteasa (IP) podrían potenciar la sensibilidad a la radioterapia .

Se observó una tendencia no significativa entre las personas con el VIH a tener un mayor riesgo de padecer trombocitopenia (niveles bajos de plaquetas) y leucopenia (niveles bajos de glóbulos blancos)

Las tasas de toxicidad gastrointestinal variaron entre el 2% y el 31% en personas con el VIH y entre el 3% y el 17% en aquellas seronegativas. Los estudios que compararon a ambos grupos no hallaron diferencias significativas con relación a este tipo de toxicidades.

Las tasas de supervivencia libre de enfermedad a los 3 años se movieron entre el 33% y el 94% en personas con el VIH y entre el 67% y el 91% entre aquellas seronegativas. En los estudios no comparativos, la supervivencia libre de enfermedad a los 3 años en personas con el VIH fue del 75%. Al analizar conjuntamente los resultados de los estudios comparativos, las personas con el VIH presentaron un mayor riesgo de no estar libre de enfermedad a los 3 años (RR: 1,32; IC95%: 1,01-1,74; p= 0,043).

Las tasas de supervivencia global a los 3 años se movieron entre el 25% y el 85% en personas con el VIH y entre el 58% y el 92% entre aquellas seronegativas. Al analizar conjuntamente los resultados de los estudios comparativos, las personas con el VIH presentaron un mayor riesgo de haber fallecido a los 3 años (RR: 1,77; IC95%: 1,35-2,32; p <0,001).

Las tasas de supervivencia global a los 5 años se movieron entre el 20% y el 88% en personas con el VIH y entre el 65% y el 84% entre aquellas seronegativas. Al analizar conjuntamente los resultados de los estudios comparativos, las personas con el VIH presentaron, de nuevo, un mayor riesgo de haber fallecido a los 5 años (RR: 1,39; IC95%: 1,04-1,84; p <0,05).

Los análisis de supervivencia específicamente relacionada con el cáncer, respuesta clínica a los 6 meses y supervivencia libre de colostomía favorecieron, de nuevo, a las personas sin el VIH.

La peor supervivencia de las personas con el VIH no pudo ser atribuida a enfermedades definitorias de sida. Las tasas de recurrencia del cáncer también fueron superiores en las personas con el VIH.

Los resultados del presente estudio muestran que las personas con el VIH obtendrían una menor eficacia y una mayor toxicidad de los tratamientos del cáncer anal que las personas seronegativas. Ello debería conllevar una reconsideración del esquema de tratamiento optando, a juicio de los investigadores, por un menor uso de la radioterapia y de aquellos agentes quimioterápicos más tóxicos tales como mitomicina.

Lo que es evidente a la luz de estos resultados es que es imprescindible que se tenga en cuenta a las personas con el VIH en la investigación clínica de tratamientos del cáncer anal principalmente por dos causas: la mayor incidencia de dicha patología en este grupo poblacional y el hecho de que los esquemas de tratamiento actuales son más tóxicos y menos eficaces que en la población general.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia ( gTt-VIH ).

Referencia: Camandaroba MPG et al. Treatment outcomes of patients with localized anal squamous cell carcinoma according to HIV infection status: a systematic review and meta-analysis. Journal of Gastrointestinal Oncology, 10: 48-60, 2019.

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