El cambio a la telemedicina aumentaría el riesgo de tener la carga viral detectable en entornos sociales complejos

Francesc Martínez
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Un estudio estadounidense revela que los jóvenes se sentirían más cómodos con el cambio, mientras que las personas sin residencia fija serían las más negativamente afectadas

Un estudio realizado en una clínica del VIH de San Francisco (EE UU) publicado en AIDS ha concluido que el cambio a la telemedicina por causa del confinamiento asociado a la COVID-19 (acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019) se tradujo en un aumento del 31% en la probabilidad de tener carga viral superior a 200 copias/mL. El contexto socioeconómico de los usuarios de la clínica era altamente complejo, con hasta un 16% de ellos sin residencia fija.

La telemedicia se define como la práctica remota de la medicina usando tecnologías de la información y comunicación e incluye, entre otras, la teleconsulta. Esta se define como la consulta a distancia realizada a través de tecnologías de la información y comunicación entre un paciente y uno o más miembros del equipo de salud, que se encuentran ubicados en lugares geográficos distintos y que tienen la posibilidad de interactuar entre sí. Por lo tanto, los conceptos, aunque se utilizan a menudos como sinónimos, son distintos siendo la interacción el matiz que diferencia a ambas intervenciones.

Entre los muchos cambios que la pandemia por COVID-19 ha conllevado, el paso forzado a la telemedicina de forma indiscriminada –sin tener en cuenta los condicionantes socioeconómicos y/o la brecha digital (desigualdad entre las personas tanto en el acceso físico como en el conocimiento de las herramientas digitales)– ha sido uno de los que ha generado más preocupación, especialmente cuando se plantean escenarios a medio o largo plazo en los que puedan aflorar patologías no diagnosticadas a tiempo. El contexto de la infección por el VIH no es una excepción y probablemente dicha preocupación fue la que llevó a los autores del presente estudio a evaluar la retención en seguimiento médico y las tasas de supresión virológica de la Clínica Ward 86 VIH de San Francisco, un centro médico que atiende a personas con el VIH de bajos ingresos, complejidades de tipo social y, por tanto, altamente vulnerables. En el estudio se compararon los resultados del periodo inmediatamente anterior al confinamiento (de diciembre de 2019 a febrero de 2020) con los de después de decretar el confinamiento en San Francisco (abril de 2020).

Durante 2019, la clínica presentó un promedio de 1.836 visitas mensuales. En dicho periodo, el 19% de las personas atendidas presentó algún resultado de carga viral no suprimida (definida en el estudio como superior a 200 copias/mL) y el 16% de los usuarios no tenían residencia fija. A partir del mes de abril, la principal forma de atención de la clínica pasó a ser a distancia: el 54% de las visitas se realizaron por teléfono, porcentaje que entre personas sin residencia fija fue sensiblemente más bajo

(del 32%).

Antes del confinamiento, el 31% de las personas que tenían cita médica no se presentaron (1.287 de 4.153). Dicho porcentaje se mantuvo prácticamente inalterado tras la transición a las visitas mayoritariamente a distancia (599 de 1.997 visitas, que representarían el 30%). De forma interesante, las personas atendieron más a las visitas telefónicas que a las presenciales (probablemente por la mayor comodidad o facilidad de acceso).

Los menores de 35 años presentaron una mayor probabilidad de no comparecer a las visitas médicas antes del confinamiento, pero no después. Este hecho podría indicar que los más jóvenes se sienten más cómodos con la telemedicina.

Las personas sin residencia fija no presentaron mayor probabilidad de no presentarse a las visitas en comparación con el resto de participantes antes de la transición a la telemedicina, pero sí después de dicha transición.

Globalmente, la probabilidad de no tener supresión virológica, es decir, de tener una carga viral superior a 200 copias/mL aumentó en un 31% tras la llegada del confinamiento y, por tanto, tras el paso a una atención basada mayoritariamente en la telemedicina.

Por grupos poblacionales, las personas sin residencia fija tendieron a presentar mayores tasas de carga viral no suprimida tras la llegada del confinamiento. Las personas más jóvenes y las de etnia negra presentaron tasas de carga viral no suprimida superiores a las de mayor edad o de etnia blanca, pero dichas diferencias no variaron entre los dos periodos comparados (el anterior y el posterior a la llegada del confinamiento).

Los resultados del presente estudio ponen de manifiesto diversos determinantes sociales sobre la efectividad de la telemedicina en el manejo de la infección por el VIH. A destacar su impacto negativo sobre las incomparecencias a las visitas de las personas sin residencia fija y, en apariencia, positivo respecto al seguimiento de los más jóvenes. Dichos factores deberían ser tenidos en cuenta de cara a individualizar las formas de atención mientras dure la pandemia y, especialmente, tras ella.

Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Spinelli MA, Hickey MD, Glidden DV, et al. Viral suppression rates in a safety-net HIV clinic in San Francisco destabilized during COVID-19. AIDS. 2020 Dec 1;34(15):2328-2331. doi: 10.1097/QAD.0000000000002677. PMID: 32910069; PMCID: PMC7674255.

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