El consumo de metanfetamina incrementaría las prácticas sexuales de riesgo en hombres gais y otros HSH

Francesc Martínez
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Dicho efecto sería más pronunciado que el observado con otras drogas recreativas tales como GHB, poppers o cocaína

Un estudio llevado a cabo en EE UU ha concluido que iniciar el consumo de clorhidrato de metanfetamina (droga recreativa conocida popularmente como cristal, tina o crystal meth) por parte de hombres gais u otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) se relacionaría con un aumento en las prácticas sexuales de riesgo. De hecho, en el propio estudio se sugiere que el impacto de esta sustancia a este nivel sería superior al de otras drogas recreativas analizadas.

El clorhidrato de metanfetamina es un fuerte estimulante del sistema nervioso central. Su uso como droga recreativa se ha relacionado con una disminución de las inhibiciones y la práctica de sexo de forma compulsiva y prolongada. De hecho, la ‘tina’ es una de las sustancias consumidas en las sesiones de Chemsex,  término inglés referido a la utilización de substancias químicas durante las relaciones sexuales.

El presente estudio analizó los datos de un programa comunitario dirigido a la realización de pruebas diagnósticas de la infección por VIH en San Diego (California, EE UU). Entre 2008 y 2014, un total de 1.788 hombres gais y otros HSH que habían realizado un mínimo de 2 pruebas del VIH separadas por, al menos, un año a través de dicho programa comunitario fueron incluidas en el ensayo.

Para la valoración de las prácticas de riesgo, los investigadores utilizaron una herramienta que habían desarrollado previamente en otro estudio. Dicha herramienta establecía un cómputo del riesgo de adquirir el VIH a partir de los siguientes criterios de valoración (siempre teniendo en cuenta los 12 meses previos a la entrevista):

  • Sexo anal receptivo sin preservativo con una pareja masculina con VIH (3 puntos)
  • Sexo anal receptivo sin preservativo con 5 o más parejas sexuales masculinas (3 puntos)
  • Sexo anal receptivo con 10 o más parejas sexuales masculinas (2 puntos)
  • Diagnóstico de una infección de transmisión sexual bacteriana (2 puntos)

En un estudio previo los hombres con 5 o más puntos verían aumentado 5 veces su riesgo de adquirir el VIH.

Aproximadamente un 10% de los participantes manifestó haber utilizado metanfetamina en el año previo al momento de la entrevista. Algunos de los participantes refirieron en uso en cada entrevista, mientras que otros iniciaron o interrumpieron el uso de dicha sustancia durante el período del estudio.

Entre quienes comenzaron no utilizando metanfetamina y pasaron a consumirla, las valoraciones de riesgo pasaron –en promedio– de 3 a 5. En el momento de la realización de la primera prueba las puntuaciones oscilaron entre 0 y 5; pero en el caso de los usuarios de metanfetamina los resultados oscilaron entre 2 y 7. La diferencia fue estadísticamente significativa y explicada –en parte– por un mayor número de parejas sexuales.

Entre quienes interrumpieron el uso de metanfetamina durante el estudio, el número de parejas sexuales disminuyó, aunque la puntuación no lo hizo de forma notable (pasó de 4 a 3).

Aquellos hombres que tomaron metanfetamina durante todo el estudio mantuvieron la misma mediana de la valoración del riesgo (5 puntos), del mismo modo que aquellas personas que nunca utilizaron dicha sustancia (2 puntos).

Respecto a otras drogas recreativas, el uso de metanfetamina presentó un impacto muy superior sobre las prácticas de riesgo. Así, los usuarios de dicha sustancia presentaron una probabilidad de tener una puntuación de riesgo superior a 5 tres veces más elevada que quienes no la utilizaban (cociente de probabilidades [CP]: 3,2).

Entre quienes utilizaron GHB (CP: 2,2), poppers (CP: 1,9), cocaína (CP: 1,4) o marihuana (CP: 1,2) su efecto sobre las prácticas sexuales de riesgo –aunque significativo– fue inferior al observado con el clorhidrato de metanfetamina.

En el caso de sustancias tales como éxtasis, ketamina, heroína, alcohol o fármacos para el tratamiento de la disfunción eréctil no se observó un aumento de las prácticas de riesgo de transmisión sexual del VIH asociado a su consumo.

Aunque, por su diseño, el presente estudio no puede demostrar que la asociación observada entre las prácticas de riesgo y el consumo de clorhidrato de metanfetamina responde a una relación causa-efecto, los datos de quienes repitieron analíticas y comenzaron, mantuvieron o interrumpieron el uso de metanfetamina sí que ofrecerían cierta información interesante sobre la secuencia de los hechos. Y dicha secuencia parecería apuntar hacia dicha relación causa-efecto.

Los resultados del presente estudio, además, estarían en consonancia con los hallazgos de un reciente estudio sobre Chemsex llevado a cabo en una clínica de salud sexual londinense (véase La Noticia del Día 29/10/2015), por lo que el desarrollo e implementación de programas de reducción de daños en el uso de drogas recreativas entre hombres gais y otros HSH parece una estrategia con cada vez mayor potencial para reducir las tasas de transmisión del VIH y otras ITS.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencias: Hoenigl M et al. Clear Links between Starting Methamphetamine and Increasing Sexual Risk Behavior: a cohort study among Men who have Sex with Men. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes published ahead of print, 2015.

Bourne A et al. The Chemsex study: drug use in sexual settings among gay & bisexual men in Lambeth, Southwark & Lewisham. Sigma Research, 2014.

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