El entrenamiento aeróbico regular se muestra seguro en las personas con el VIH

Marta Villar
Ver otras noticias

Según un estudio alemán, este tipo de ejercicio físico no aumenta el desarrollo de infecciones respiratorias en personas con el VIH

El entrenamiento para correr una maratón resulta seguro para las personas con el VIH, además de proporcionar efectos positivos sobre la salud como el aumento en el recuento de células CD4, mejoras en los valores del colesterol y la presión arterial. Estos son algunos de los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores alemanes publicado recientemente en la revista BMC Infectious Diseases.

Hasta el momento pocos estudios han centrado su atención en los efectos del deporte sobre la salud y el bienestar de las personas que viven con el VIH. Aquellos que sí lo han hecho han observado que las personas con el VIH podrían responder al entrenamiento físico de una forma similar a como lo hacen aquéllas que no tienen el virus, no mostrando efectos adversos como reducción de los recuentos de células CD4 o aumentos de la carga viral (véase ‘El Ejecicio físico en la infección por el VIH’ en LO+POSITIVO 43) En otros estudios realizados en población general se ha observado que el entrenamiento regular de resistencia puede asociarse con una supresión a corto plazo del sistema inmunitario y un aumento de la frecuencia de resfriados y tos, pero también con mejoras a largo plazo la función inmunitaria.

Con el fin de arrojar algo más de luz sobre el impacto de un programa de entrenamiento regular de resistencia aeróbica moderada sobre la salud de las personas con el VIH, un grupo de investigadores de Bonn (Alemania) llevaron a cabo un estudio prospectivo donde se realizó el seguimiento de un grupo de pacientes que entrenaban para correr una maratón (42 km). Para ello, los investigadores expertos en deporte diseñaron programas individualizados de entrenamiento de 12 meses de duración. El entrenamiento se llevó a cabo durante tres o cuatro días a la semana y consistió en correr un total de entre 3 y 4 horas al inicio del estudio, incrementando el tiempo hasta 7-10 por semana. Al comienzo del estudio, los participantes entrenaban al 60-70% de su frecuencia cardíaca máxima incrementándose hasta el 70-80%.

En el estudio participaron un total de 21 personas. Sin embargo, 8 de ellas (38%) lo abandonaron por razones no relacionadas con la seguridad del ejercicio con lo cual el análisis se limitó a 13 personas que llevaron a cabo tanto el entrenamiento como la maratón final (VIII Juegos Gais celebrados en Colonia [Alemania] en 2010). La mediana de edad de los participantes fue de 42 años (rango de 27 a 50 años) de los cuales 12 eran hombres y una, mujer. Del total, 11 se encontraban tomando tratamiento antirretroviral y 9 tenían la carga viral indetectable.

Tanto al inicio del estudio como a los 3 y 6 meses de entrenamiento y la noche anterior de la maratón se realizaron mediciones de los recuentos de células CD4, la carga viral, el peso, la presión sanguínea, el nivel de lípidos y la función renal y hepática. Además, los participantes también respondieron un cuestionario sobre la calidad de vida. A nivel basal, el recuento mediano de CD4 fue de 640 células/mm3 y los valores de la presión arterial, el perfil lipídico y la función renal y hepática se encontraban dentro de la normalidad. Tres de los participantes presentaban una historia previa de enfermedades definitorias de sida y algunos pacientes presentaban comorbilidades, entre ellas dos casos de hepatitis crónica, dos casos de depresión y un caso de psoriasis. Los participantes presentaron buenos niveles de calidad de vida autoinformada.

Al finalizar el programa de entrenamiento, se observo que el recuento mediano de CD4 había aumentado de manera significativa a 745 células/mm3 (p=0,001). Este aumento fue acompañado de la disminución, también significativa, de la apoptosis (muerte celular programada) de las células CD4 pasando de un 53% al inicio del estudio a un 32% (p<0,01).

El entrenamiento no tuvo efectos sobre la carga viral pero sí que se produjeron mejoras significativas en los niveles totales de colesterol (valores medianos de 185 mg/dl al inicio frente al 167 mg/dl al final; p=0,02) y la presión arterial sistólica (mediana de 125 mmHg frente a 120 mmHg; p=0,001).

Tanto la función hepática como la renal se mantuvieron dentro de la normalidad y no se produjeron cambios en la percepción de la calidad de vida.  En relación con las infecciones del tracto respiratorio superior tampoco aumentaron durante los meses de entrenamiento, incluido los meses de invierno. Los beneficios sobre el sistema inmunitario se mantuvieron a los seis meses de seguimiento.

Según los autores, el principal hallazgo de este estudio es la seguridad del ejercicio aeróbico regular en las personas con el VIH. Además, esta práctica no comporta daños en la salud de estas personas ni el aumento de desarrollo de infecciones.

Sin embargo, los mismos autores reconocen que el estudio contaba con ciertas limitaciones como el disponer de una muestra pequeña de participantes, la falta de grupo control, la ausencia de parámetros cardiovasculares completos, el desconocimiento de las intensidades del entrenamiento individual y una alta tasa de abandono. Asimismo, no pudieron determinar si los efectos beneficiosos sobre la salud inmunitaria se debieron al entrenamiento o al tratamiento antirretroviral.

Fuente: Aidsmap/ Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Schlabe S et al. Moderate endurance training (marathon training) – effects on immunologic and metabolic parameters in HIV-infected patients: the 42 KM Cologne Project. BMC Infectious Diseases, 17: 550. DOI: 10.1186/s12879-017-2651-y (2017).

Redes sociales

¿No quieres perderte nada?
Síguenos en todas las redes

Gilead
Janssen
MSD
ViiV
Gilead
Janssen
MSD
ViiV Healthcare
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Gilead
MSD