Las terapias de deshabituación con medicamentos resultan beneficiosas en adolescentes con trastorno por consumo de opioides

Jordi Piqué
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Debería mejorarse el acceso de la población adolescente a este tratamiento junto a una mejora de la capacitación de los profesionales sanitarios que les ofrecen atención

A pesar de que hay pocos estudios que analizan la eficacia y seguridad de los medicamentos para el tratamiento del trastorno por consumo de opioides en la población adolescente, la actual epidemia de opioides en EE UU hace que sea esencial que los profesionales de la salud de este país contemplen el uso de metadona, buprenorfina y naltrexona en esta población. Esta es la principal conclusión de un estudio estadounidense publicado en la revista Journal of Studies on Alcohol and Drugs.

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de Yale (EE UU) realizó un estudio sobre los efectos del tratamiento de deshabituación de drogas con metadona, buprenorfina o naltrexona de liberación prolongada en población adolescente con trastorno grave por consumo de opioides. Para llevarlo a cabo hicieron una revisión de la literatura científica sobre este tema, en concreto 14 estudios publicados entre 1973 y 2018 que analizan los efectos del tratamiento de deshabituación de drogas en adolescentes con trastorno por consumo de opioides. El número de adolescentes en cada estudio varió desde unos pocos hasta varios centenares.

En general, los beneficios del tratamiento para el trastorno por consumo de opioides con metadona (Eptadone®, Metasedin®, Misyo®), buprenorfina (Buprex®, también en Suboxone®) y naltrexona de liberación prolongada (Mysimba®) en la población adolescente superaron con creces los riesgos que entraña dicha medicación y, sin embargo, son pocos los adolescentes que los reciben. Solo se administró dicho tratamiento de deshabituación a un 2-5% de los adolescentes con trastorno por consumo de opioides, en comparación con un 12-26% de la población adulta que lo recibió.

La administración de metadona, buprenorfina y naltrexona de liberación prolongada se asoció, en general, con una mejora de la retención en el tratamiento de la población adolescente, con una reducción del consumo de opioides y mayores tasas de abstinencia. Los investigadores subrayaron, no obstante, la necesidad de más investigación sobre la duración óptima del tratamiento de deshabituación de drogas entre los adolescentes y cuál es el mejor modo para mantener a esta población bajo tratamiento.

Con todo, la medicación para el trastorno por consumo de opioides también entraña efectos no deseados. Así, el uso de metadona en adolescentes debe ser monitorizado de cerca debido a sus efectos secundarios conocidos cuando se toma en altas dosis (riesgo de que sea consumida en exceso), que incluyen respiración lenta y sedación, así como problemas en el ritmo cardíaco. Además, metadona debe administrarse a través de un programa de tratamiento certificado por el gobierno federal de EE UU, lo que puede provocar dificultades para acceder a los sitios donde se dispensa.

A diferencia de metadona, buprenorfina puede administrarse de forma ambulatoria, con lo que desaparecen las dificultades de acceso que tiene la metadona. No obstante, la administración de buprenorfina en adolescentes debe ser supervisada por adultos para garantizar que sea utilizada correctamente.

Para el tratamiento de deshabituación con naltrexona de liberación prolongada, los pacientes tienen que pasar por un programa previo de desintoxicación. Al ser administrada en una inyección mensual, naltrexona no requiere las visitas frecuentes a un programa de tratamiento necesarias para monitorizar el uso de metadona o la supervisión de los adultos en el caso de la buprenorfina. Sin embargo, naltrexona entraña un aumento del riesgo de sobredosis si un paciente comienza a consumir opioides de nuevo cuando acaba el tratamiento.

Hay un número muy limitado de profesionales de la salud que ofrezcan tratamiento a adolescentes con trastorno por consumo de opioides. Se necesita mejorar el acceso de la población adolescente a este tratamiento junto a una mejora de la capacitación de los profesionales sanitarios para que les ofrezcan atención.

Las recaídas en el consumo de drogas, por otra parte, suceden en más de la mitad de los adolescentes tratados por trastorno por uso de opioides. Por ello, alternativas a las terapias de tipo conductual tales como el tratamiento con medicamentos deberían considerarse. Sin embargo, los investigadores carecen de información sobre cómo el tratamiento médico puede interactuar con otros trastornos mentales y físicos, o sus tratamientos.

Los investigadores concluyen señalando que se requiere mucha más investigación que aborde las necesidades de la población adolescente con trastorno por consumo de opioides, así como una mejor capacitación de los profesionales sanitarios que le brindan atención.

Fuente : POZ / Elaboración propia (gTt-VIH ).

Referencia : Medications for Maintenance Treatment of Opioid Use Disorder in Adolescents: A Narrative Review and Assessment of Clinical Benefits and Potential Risks. Journal of Studies on Alcohol and Drugs, 80(4), 393-402 (2019).

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