El déficit de testosterona sería más frecuente en hombres con el VIH incluso estando en tratamiento y supresión viral

Francesc Martínez
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Una edad más avanzada y un mayor porcentaje de grasa corporal favorecerían dicho déficit hormonal

Un estudio francés publicado en AIDS ha concluido que el déficit de testosterona sería más frecuente en hombres con el VIH en tratamiento antirretroviral que en aquellos sin el VIH de edades similares. Además, como consecuencia de este déficit hormonal, una tercera parte de los participantes de este estudio tenía depresión y más de la mitad padecían disfunción eréctil y tenían un deterioro de la calidad de vida. Estos hallazgos apuntan a la importancia del cribado precoz de déficit de testosterona en el seguimiento rutinario de los hombres con el VIH con el fin de detectarlo de forma precoz y evitar así un deterioro mayor de la calidad de vida y bienestar de los pacientes.

La testosterona es una hormona que desempeña un rol importante en el organismo. Contribuye a la fuerza muscular, la energía, el estado de ánimo, la salud ósea y la función sexual. El déficit de testosterona en hombres con el VIH ha sido un hallazgo constante desde los inicios de la epidemia del VIH, pero en las últimas décadas –con el uso extendido del tratamiento antirretroviral– el impacto del VIH sobre los niveles de testosterona se considera –en general– menos grave, aunque ello no significa que no siga estando presente.

Para arrojar un poco más de luz sobre este asunto, el equipo de investigadores del presente estudio realizó analíticas sanguíneas a 200 hombres con el VIH en tratamiento antirretroviral efectivo para determinar sus niveles de testosterona y compararlos con los de la población general masculina. Además de estas mediciones, los participantes completaron cuestionarios validados para medir los niveles de depresión y calidad de vida y otras pruebas (como por ejemplo la medición de la composición corporal por medio de escáneres de rayos X de baja intensidad).

Las muestras sanguíneas para la medición de la testosterona fueron extraídas entre las 7 y las 9 de la mañana (el pico de liberación suele tener lugar a primera hora de la mañana).

Los participantes tenían una mediana de edad de 43 años; el 78% eran hombres gais, bisexuales u otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH); llevaban un promedio de 9 años diagnosticados de infección por el VIH; llevaban con carga viral indetectable un promedio de 3 años; su recuento de CD4 era de 630 células/mm3 y todos ellos estaban en tratamiento antirretroviral.

El 9% de los participantes presentaba niveles de testosterona libre inferiores a 70 pg/mL, indicativos de déficit de testosterona. Dicho porcentaje representa el doble del observado en hombres sin el VIH de EE UU de edades similares.

Los participantes con déficit de testosterona eran, con más frecuencia, mayores de 43 años y tenían una mayor probabilidad de tener un porcentaje de grasa corporal superior al 19% y de estar tomando efavirenz (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Sustiva®, también en Atripla®).

Otro hallazgo destacado fue que más del 50% de los participantes reportó disfunción eréctil y un deterioro en la calidad de vida. Un tercio de los participantes tenía depresión.

Todos los participantes con déficit de testosterona fueron referidos a endocrinólogos para contemplar el inicio de una terapia de suplementación con testosterona.

Entre las posibles explicaciones a dicho déficit se encontraría una relación entre los niveles más altos de lo normal de inflamación y activación inmunitaria detectados en personas con el VIH –incluso en aquellas en tratamiento antirretroviral–. A pesar de que el tratamiento antirretroviral hace mejorar dichos marcadores de inflamación, nunca revierte el efecto proinflamatorio del VIH por completo. La inflamación de baja intensidad va dañando órganos y tejidos y ello puede acabar desembocando en diversos déficits hormonales, entre los cuales se hallaría el de testosterona.

A pesar de las limitaciones del presente estudio –como por ejemplo el no contar con un grupo control con el que comparar diversos factores de confusión que podrían promover el descenso de los niveles de testosterona– su contextualización junto a otros estudios previos con hallazgos similares hace que la medición de los niveles de testosterona deba ser tenida en cuenta por los médicos que atienden a los hombres con el VIH para detectar de forma precoz su déficit y evitar –a través de la suplementación si es necesario– las consecuencias negativas de dicho déficit, que puede condicionar notablemente la calidad de vida de quienes lo padecen.

Fuente:Catie / Elaboración propia (gTt).

Referencia:Lachatre M, Pasquet A, Ajana F, et al. Hypogonadism: a neglected comorbidity in young and middle-aged HIV-positive men on effective cART. AIDS. 2022; in press.

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