AASLD 2020: Pocos países alcanzan en 2020 los objetivos de la OMS para poner fin a las hepatitis víricas en el año 2030

José Fley
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Se precisa una mayor inversión en las estrategias nacionales que permita reducir el impacto de las hepatitis B y C e implementar sistemas de vigilancia epidemiológica que permitan monitorizar los avances en la respuesta

Alrededor de 1,1 millones de personas en todo el mundo murieron en 2019 como consecuencia de las hepatitis víricas y, a pesar de la disponibilidad de un tratamiento curativo basado en antivirales de acción directa, la mortalidad asociada a la hepatitis C sigue en aumento. Estas son las principales conclusiones del estudio Global Burden of Disease cuyos resultados se dieron a conocer recientemente en el Encuentro Anual de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD, en sus siglas en inglés), realizado este año de forma virtual debido a la pandemia de la COVID-19.

Es bien sabido que la carga de enfermedad a escala mundial que suponen las hepatitis víricas resulta muy elevada. La mortalidad a escala global por infección crónica por el VHB y el VHC sigue aumentando, con más de 1,4 millones de muertes cada año. El número de de personas infectadas a las que se les ha diagnosticado una infección crónica por el VHB sigue siendo bajo, al igual que el porcentaje de pacientes con hepatitis B que reciben tratamiento (9% y 5%, respectivamente). A pesar de que la proporción de casos de infección crónica por el VHC diagnosticados es algo mayor, el porcentaje de personas que han recibido tratamiento sigue siendo claramente insuficiente (20% y 7,4%, respectivamente).

En 2016, los Estados miembros de la OMS acordaron trabajar para eliminar las hepatitis B y C como amenazas para la salud pública en 2030. Específicamente, establecieron objetivos para reducir las muertes por hepatitis B y C en un 65%, mediante el diagnóstico del 90% de las infecciones y el tratamiento del 65% de las personas elegibles, así como la prevención del 90% de las infecciones. Para alentar a los países a que fuesen progresando en dichas metas, se establecieron otros objetivos intermedios, como la reducción de un 10% de las muertes causadas por la hepatitis C entre 2015 y 2020 o la reducción del 10% antes del 2020 de las muertes causadas por la hepatitis B. Sin embargo, a la luz de los datos disponible, se puede afirmar que, en la actualidad, pocos países están en camino de cumplir esos objetivos provisionales y, a la larga, el objetivo final para el  año 2030 (véase La Noticia del Día 03/09/2020).

El estudio Carga Mundial de Enfermedad (CBD, por sus siglas en inglés) es una herramienta que sirve para cuantificar la pérdida de salud causada por cientos de enfermedades, lesiones y factores de riesgo. Esta información debería ser utilizada para mejorar los sistemas de salud y eliminar las desigualdades sociales en salud. Los investigadores utilizaron los datos incluidos en el CBD para analizar la mortalidad asociada a las hepatitis víricas.

Los investigadores estimaron las muertes asociadas a la hepatitis C y los cambios observados en las cifras de mortalidad entre 1990 y 2019 utilizando los datos nacionales de prevalencia del VHC  y los datos registrados sobre muertes por cirrosis, enfermedad hepática crónica y cáncer primario de hígado. Por otro lado, también examinaron el impacto del tratamiento basado en antivirales de acción directa sobre la mortalidad, sobre todo centrándose en los cambios producidos en la tasa de mortalidad entre 2015 y 2019, periodo en el que el tratamiento ya estaba ampliamente disponible.

Con esos análisis, se estimó que, a nivel mundial, 542.326 personas murieron de hepatitis C en 2019. Esto suponía un incremento del 59%, 28% y 9% desde 1990, 2000 y 2015, respectivamente. Además de establecer un objetivo para la disminución de muertes asociadas al VHC para 2030, la OMS estableció un objetivo intermedio para reducir las muertes causadas por este virus hepático en un 10% entre 2015 y 2020. En este sentido, solo cuatro países, todos de Europa de Este, están en camino de alcanzar ese objetivo. Moldavia comunicó una reducción del 17,5% en las muertes entre 2015 y 2019, mientras que Ucrania informó de una reducción del 11,3% y Lituania una reducción del 13,5%. La Federación Rusa comunicó una disminución del 10,7% en la tasa de mortalidad.

Las muertes causadas por la hepatitis C se concentran en 20 países, que ocupan el 76% de las muertes a nivel mundial. Dentro de ese grupo, más de la mitad se registraron en China, India, Estados Unidos, Japón y Egipto. Si lo dividimos por región, el 45% de las muertes por hepatitis c que ocurrieron en 2019 tuvieron lugar en el sudeste asiático, el 20% en Europa, el 15% en las dos Américas, un 10% en África y un porcentaje similar en la región del Mediterráneo.

Desde 1990, las muertes producidas por la hepatitis C fueron aumentando de manera pronunciada en varios países: Federación Rusa (+204%), Tailandia (+148%), Estados Unidos (+131%), India (+103%) y Egipto (+102%). Sin embargo, solo  la Federación Rusia logró frenar ese aumento entre 2015 y 2019 mientras que no ocurrió así entre los países con alta carga de mortalidad.

Con respecto a la hepatitis B, el grupo de investigación estimó que 555. 487 personas murieron en 2019 por causas relacionadas con la infección. Además, poco cambio ha sufrido la tasa de mortalidad desde 1990. Sin embargo, 25 países, en su mayoría de África central y occidental junto con Bangladesh, India y Rusia, estarían por el buen camino de cumplir el objetivo intermedio de reducir un 10% las muertes por hepatitis B para el año 2020.

Las muertes causadas por hepatitis B también se encuentran concentradas, como las de la hepatitis C, en 20 países que registran el 81% de todas las muertes. Los países de China e India ocupan más de la mitad de todas esas muertes a nivel mundial. Separadas por región, el 55% de las muertes se encuentran en el sudeste de Asia, el 15% en África, el 10% en la Europa, otro 10% en la región del Mediterráneo oriental y, el mismo porcentaje, 10% en las Américas.  Desde 2015, la mayoría de países con una alta tasa de muertes relacionadas con la hepatitis B ha visto aumentar el número de muertes entre el 5 y el 11%. Entre esos países con una alta carga, solo República Democrática del Congo y Rusia están en camino de cumplir los objetivos de 2020.

En sus conclusiones, los investigadores destacan el bajo número de países que están en camino de cumplir los objetivos intermedios para el 2020 y el objetivo principal para el 2030, motivo por el que alientan a los países a recoger bien sus cifras de manera que puedan establecer protocolos para la eliminación de las hepatitis B y C.

Fuente: Infohep / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias:  Adams A y col. Tendencias regionales del país y de la OMS para la mortalidad por el virus de la hepatitis C (VHC), 1990-2019: un análisis del estudio Global Burden of Disease (GBD) . Reunión del hígado de la AASLD, resumen 48, 2020.

Obiekwe R y col. Tendencias regionales del país y de la OMS para la mortalidad por el virus de la hepatitis B (VHB), 1990-2019: un análisis del estudio Carga mundial de enfermedad (GBD) . Reunión del hígado de AASLD, resumen 162, 2020.

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