Una clínica de EE UU observa un descenso en las tasas de VIH entre hombres gais a pesar de un menor uso del preservativo

José Fley
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Estos resultados parecen deberse a la adopción de estrategias relacionadas con los métodos biomédicos de prevención del VIH, pero existe el riesgo de que a su vez se traduzcan en un aumento de otras infecciones de transmisión sexual

Desde el año 2013 se ha observado un descenso en el uso del preservativo en hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (GBHSH) que mantuvieron relaciones sexuales anales con parejas serodiscordantes al VIH o de estatus serológico desconocido, según las conclusiones de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Washington en Seattle, EE UU.

Los participantes de este estudio pertenecían a una cohorte de la Clínica de Salud Sexual de Salud Pública de Seattle y el condado de King, en la cual realizaban sus visitas clínicas rutinarias. Gracias a los detallados datos disponibles, la clínica ha realizado el seguimiento, entre 2002 y 2018, de las tasas de VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), así como los cambios de comportamientos sexuales en dicha población.

Entre sus hallazgos, el equipo de investigadores descubrió que la tasa de diagnósticos positivos en la prueba del VIH disminuyó un 85%, al tiempo que se produjo un aumento para el resto de las ITS. Una posible explicación a esta observación podría deberse a un uso más generalizado tanto del tratamiento antirretroviral como de la profilaxis preexposición al VIH (PrEP). Así, se comprobó que el 94% de los participantes con el VIH en 2018 estaban tomando tratamiento antirretroviral y hasta el 50% de los hombres sin el VIH habían usado PrEP ese mismo año. Además, también se apreció una inversión de la tendencia de la práctica de sexo anal sin preservativo, que había declinado entre 2002 y 2013, pero que comenzó a aumentar de nuevo tras esa fecha.

Bajo ese contexto, los investigadores de la Universidad de Washington ampliaron el estudio para examinar los riesgos de ITS a lo largo del tiempo asociados con diferentes estrategias de prevención del VIH. Para ello, se tuvieron en cuenta un total de 52.643 visitas clínicas de hombres GBHSH. De estas visitas, 45.656 correspondieron a 19.354 participantes sin el VIH y las 6.987 restantes, a 3.097 usuarios con el VIH. Todos eran hombres cisgénero con una media de 35 años y dos terceras partes eran de raza blanca. Cada participante se realizó una prueba de VIH o ITS durante su visita y habían tenido una pareja sexual masculina en el último año (más de la mitad de los participantes tuvieron más de cinco parejas).

A lo largo del periodo del estudio, se observó un aumento del uso de la terapia antirretroviral y de la PrEP. Así, en 2018, el 94% de los participantes con el VIH tomaba tratamiento, una cifra mayor al promedio del 92% encontrado entre 2014-2018. Por otro lado, el número de participantes que usaron PrEP aumentó de forma considerable desde 2013 hasta 2018 (2% frente a 50%).

Para analizar las tendencias en el comportamiento sexual de los hombres, se les preguntó sobre el sexo anal y el uso del preservativo. Ese comportamiento se clasificó en categorías mutuamente excluyentes: sin sexo anal o uso constante de condón con sexo anal, serosorting (sexo anal sin condón solo con una o varias parejas del mismo estado serológico al VIH) y sexo anal sin un condón con una o varias parejas serodiscordantes o de estado serológico al VIH desconocido.

El número de hombres que informaron haber tenido sexo anal sin preservativo con parejas serodiscordantes o de seroestatus desconocido fue aumentando desde 2013. En 2018 la proporción alcanzó el 68% de los hombres con el VIH y el 40% de los hombres sin el VIH. Por otro lado, el número de hombres que nunca usaron preservativo casi se duplicó para los hombres sin el VIH, pasando de un 6% en 2002 a un 11% en 2018, al tiempo que se triplicó en el caso de los hombres con el VIH (del 7% en 2002 al 21% en 2018).

La práctica de serosorting fue en aumento entre 2002 y 2010, independientemente del estado del VIH. Sin embargo, en hombres con el VIH este comportamiento sexual fue una opción para el 40% de ellos en 2011 pero se redujo a un 22% en 2018. Por el contrario, en hombres sin el VIH siguió aumentando, pasando del 27% en 2011 al 42% en 2018. En cuanto a la proporción de hombres que no tuvieron sexo anal o usaban el condón para ello fue en disminución desde 2012 alcanzando en 2018 un 10% en los hombres con el VIH y un 18% en hombres sin el VIH.

Las tasas de diagnóstico de sífilis temprana, gonorrea y clamidia aumentaron de manera constante durante todo el periodo del estudio. En hombres sin el VIH que realizaron serosorting, la probabilidad de tener un diagnóstico de gonorrea y clamidia disminuyó después de 2012 pero para aquellos que declararon practicar sexo anal sin condón con parejas serodiscordantes o de estado serológico al VIH desconocido aumentó desde ese año. Los hombres sin el VIH que afirmaron practicar serosorting tuvieron significativamente menos probabilidades de dar positivo en una prueba de ITS en comparación con los que afirmaron practicar sexo anal sin condón con parejas serodiscordantes o de estado serológico al VIH desconocido y significativamente más probabilidades que los que declararon un uso constante del condón.

Las tasas de sífilis y la gonorrea y clamidia rectal fueron en aumento durante todo el periodo del estudio en los participantes con el VIH mientras que las de gonorrea y clamidia uretral se mantuvieron relativamente estables. Ambas proporciones eran independientes del comportamiento sexual informado y no se observaron diferencias significativas en el riesgo de tener ITS entre los hombres que informaron realizar serosorting y los que declararon realizar sexo anal sin condón con parejas serodiscordantes o de estado serológico al VIH desconocido. Sin embargo, los que realizaban serosorting tuvieron un riesgo significativamente mayor de adquirir una ITS que los que informaron el uso constante de condones.

Por otro lado, la probabilidad un diagnóstico positivo del VIH disminuyó drásticamente a lo largo del periodo del estudio, con independencia del comportamiento sexual, pasando de un 3,4% al 0,05%. Este hallazgo contrastaba con el aumento de los comportamientos asociados a un mayor riesgo de transmisión del VIH dado que el número de hombres sin el VIH que mantenían relaciones anales sin preservativo con parejas serodiscordantes o de estado serológico al VIH desconocido se duplicó, al tiempo que entre 2013 y 2019se redujo a la mitad el total de hombres sin el VIH que usaban constantemente el preservativo.

En sus conclusiones, los autores del estudio sugieren que los cambios en los comportamientos sexuales de los hombres GBHSH de esa cohorte pueden ser causa de la generalización del uso del tratamiento antirretroviral y de la PrEP, que se sumarían a otras conductas preventivas realizadas durante décadas, como el serosorting. Gracias a esta adopción de estrategias biomédicas en la prevención del VIH, la incidencia del VIH a nivel de población puede verse reducida significativamente.

Aun así, los autores advierten de que el aumento en las tasas de realización de sexo anal sin preservativo puede provocar un aumento en el número de diagnósticos de otras ITS, por lo que hacen un llamamiento para realizar una reflexión más profunda sobre los distintos enfoques biomédicos que puedan usarse para la prevención de las ITS.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH)

Referencias: Khosropour C et al. Changing patterns of sexual behavior and HIV/STI among men who have sex with men in Seattle, 2002 to 2018. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, 87: 1032-1039, August 2021.

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