Las enfermeras de enlace en los centros de adicciones mejoran el acceso de los usuarios al tratamiento de la hepatitis C

Jordi Piqué
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El papel de las enfermeras contribuye a mejorar el acceso a la atención y el tratamiento de estos pacientes mediante una serie de actividades que los sitúan en el centro de la intervención sanitaria

Las personas que acuden a los centros de atención a las drogodependencias en Inglaterra (Reino Unido) en los que existe una enfermera especialista en VHC como figura de enlace con los servicios de atención de la hepatitis C (VHC) tienen 10 veces más probabilidades de ser derivadas a los servicios de hepatología y comenzar el tratamiento frente al VHC. Este es el principal hallazgo de un estudio piloto británico cuyos resultados han sido publicados online en la revista Addiction.

La prevalencia de hepatitis C es alta entre las personas usuarias de drogas inyectables (UDI); sin embargo, las tasas de diagnóstico y la vinculación con la atención y el tratamiento del VHC tienden a ser bajas, a menos que se hagan esfuerzos especiales para superar las barreras que dificultan el acceso a la atención médica y el tratamiento a esta población de pacientes (véase La Noticia del Día 10/12/18 ). En el Reino Unido, a todas las personas que se visitan en un centro de atención a las drogodependencias se les debe ofrecer una prueba de la hepatitis C, pero la implementación de esta recomendación varía ampliamente.

El estudio HepCATT (siglas en inglés de “Hepatitis C: Concienciación a través del tratamiento”) se diseñó para probar el efecto de ubicar una persona facilitadora que participe en la atención y el tratamiento del VHC en estos centros especializados en la atención de las drogodependencias. Se esperaba que esta persona facilitadora llevara a cabo una serie de actividades que podrían mejorar el acceso a la atención del VHC, pero no se especificó por adelantado la combinación precisa de actividades para cada centro participantes en el estudio.

En el estudio, no aleatorizado, se compararon tres lugares de intervención con cinco lugares que sirvieron de grupo control donde al menos 200 personas UDI acudieron cada año al servicio. Un lugar de intervención se encontraba en un área rural y los otros estaban situados en áreas del centro de la ciudad. Las personas facilitadoras eran enfermeras especializadas en el tratamiento de la hepatitis C asignadas a media jornada en el centro de atención a las drogodependencias o bien una enfermera contratada por el servicio local de drogas.

Estas enfermeras realizaron una serie de actividades diseñadas para mejorar la oferta de pruebas y la implicación de los pacientes en la atención del VHC. Estas actividades incluyeron:

  • Realizar formación sobre la historia natural de la hepatitis C y su tratamiento para todo el personal de la clínica en contacto directo con personas UDI.
  • Formación sobre cómo involucrar a las personas usuarias de las clínicas en las discusiones previas y posteriores a la realización de la prueba del VHC.
  • Atención directa con los usuarios de la clínica para hablar sobre las pruebas, el tratamiento y la atención del VHC.
  • Programación de citas clínicas en la unidad de hepatología coordinadas con las citas en el centro de atención a las drogodependencias, especialmente para aquellas personas UDI que reciben terapia de sustitución con opioides.
  • Seguimiento activo de todas las personas usuarias del centro a las que no se les ha realizado el cribado del VHC.
  • Sistema de recordatorio activo para citas y reprogramación de estas cuando el usuario falte a una (se pensó que era la intervención más efectiva en dos de cada tres centros).
  • Establecimiento de un sistema de apoyo entre pares para el acompañamiento a las citas.
  • Uso de muestras de sangre seca para el cribado del VHC.

El resultado principal del estudio fue el cambio en el acceso de los usuarios al tratamiento del VHC en los sitios de intervención en comparación con los sitios de control. Se eligió el acceso como resultado principal porque no todas las personas que fueron derivadas a la atención especializada cumplieron los requisitos para recibir el tratamiento en el momento en que se realizó el estudio. Se definió acceso como realizar las pruebas de carga viral, diagnosticar el estadio de la enfermedad hepática y discutir sobre el tratamiento con un especialista.

El estudio incluyó a 5.225 personas UDI, de las cuales 1.055 fueron diagnosticadas con infección por el VHC. El acceso a la atención aumentó en un 31% en los tres lugares de intervención, pero disminuyó en un 12% en los sitios de control . El cociente de probabilidades (CP) de la participación en la atención sanitaria en los sitios de intervención fue de 9,99 (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 4,42 – 22,56) en comparación con los sitios de control. Sin embargo, el acceso varió según los centros de atención a las drogodependencias, desde un 55% de los pacientes que dieron positivo al VHC hasta el 28,8%. En comparación, el acceso en los sitios de control osciló de 0% a 8%.

Los resultados secundarios del estudio fueron los cambios en el cribado del VHC, la derivación al servicio de hepatología y los cambios en el inicio del tratamiento. Las pruebas del VHC aumentaron en un 17% en los sitios de intervención, pero disminuyeron en un 2% en los sitios de control (CP: 3,9; IC95% 2,7-5,5; p <0.001). La derivación al servicio de hepatología para evaluar el estadio de la enfermedad hepática aumentó en un 38% en los sitios de intervención, pero disminuyó en un 12% en los sitios de control (CP: 16; IC95%: 8,0 – 32,2; p <0,001). El inicio del tratamiento, por su parte, se incrementó en un 13% en los lugares de intervención, pero se mantuvo sin cambios en los lugares de control (CP: 21.4; IC95%: 8,2 – 56,1; p <0,001).

La cascada (o el continuo) de atención sanitaria reveló como dato principal que 246 personas de los lugares de intervención fueron derivadas a la atención especializada, el 65% de las cuales acudieron a una cita en la clínica y poco menos de un tercio recibieron tratamiento. Las razones más frecuentes para la desvinculación de la atención médica fueron los problemas sociales, de estilo de vida o de salud mental, las limitaciones para llegar a la clínica o un resultado negativo a la prueba de ARN del VHC después de una prueba de anticuerpos positiva. Casi la mitad de las personas que participaron en la atención todavía estaban esperando una decisión sobre la elegibilidad para el tratamiento al final del período de estudio, pero estaban preparadas para comenzar el tratamiento.

Los investigadores concluyen indicando que la clave del éxito del estudio HepCATT fue emplear a enfermeras entusiastas de la investigación dispuestas a romper barreras y a superar el estigma asociado a la infección por el VHC en las personas UDI, reajustando los servicios de atención sanitaria para situar a estas personas como centro de la atención médica.

Fuente : Infohep / Elaboración propia ( gTt-VIH ).
Referencia : Harrison G et al. The Hepatitis C Awareness Through to Treatment (HepCATT) study: Improving the cascade of care for hepatitis C virus-infected people who inject drugs in England. Addiction, 29 January 2019, https://doi.org/10.1111/add.14569

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