Nuevas recomendaciones en cuanto a prevención, diagnóstico y tratamiento de la pérdida de densidad ósea en personas con VIH

Francesc Martínez
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Debería realizarse un escaneado DEXA a los hombres mayores de 50 años y a las mujeres posmenopáusicas

Según las recomendaciones de una nueva guía estadounidense publicada en la edición del 15 de octubre de Clinical Infectious Diseases, las mujeres posmenopáusicas con VIH y los hombres seropositivos mayores de 50 años deberían hacerse pruebas de medición de la densidad mineral ósea (DMO).

El panel de expertos en VIH y enfermedades metabólicas que desarrolló la guía también destacó la necesidad de investigar los mecanismos subyacentes al desarrollo de osteopenia y osteoporosis en esta población.

Aunque existan estudios contradictorios al respecto (véase La Noticia del Día 20/10/2010), se han documentado con frecuencia niveles bajos de DMO en personas con VIH, especialmente entre aquéllas que toman terapia antirretroviral, en las cuales se han observado reducciones de entre el 2 y el 6% de la DMO durante los dos primeros años de tratamiento -una tasa de disminución similar a la apreciada durante los dos primeros años de la menopausia-.

En los últimos tiempos, diversos estudios han mostrado una incidencia superior de fracturas derivadas de la fragilidad ósea en personas con VIH a la detectada en aquéllas no infectadas por el virus de edad parecida.

La pérdida de DMO en pacientes con VIH puede responder a la combinación de diversos factores, como la propia infección, el consumo de alcohol y tabaco, bajos niveles de vitamina D y la terapia antirretroviral, entre otros.

Las recomendaciones para la población general incluyen la realización de un escaneado DEXA (absorciometría dual de rayos X, en sus siglas en inglés) a cualquier persona con fragilidad ósea, a mujeres mayores de 65 años y a hombres mayores de 70. Para las personas con factores de riesgo adicionales, como mujeres posmenopáusicas y hombres con más de 50 años, se aconseja el escaneado DEXA. La nueva guía sitúa a los pacientes con VIH dentro del grupo de personas con riesgo añadido. Los autores de la guía señalaron que la prueba debería repetirse cada 2-5 años si los resultados no indican la necesidad de recibir tratamiento.

Los expertos explicaron que aunque la infección por VIH y la terapia antirretroviral se consideran factores de riesgo independientes de osteopenia y osteoporosis, entre las personas seropositivas, un bajo peso, un déficit de estrógenos o testosterona, el uso de corticoides, el síndrome de malabsorción, el tabaquismo, el consumo de alcohol, el empleo de opiáceos, el recuento de CD4 nadir, la duración de la infección por VIH, la presencia de lipodistrofia, la resistencia a la insulina y los niveles elevados de ácido láctico constituyen factores relacionados habitualmente con descensos de la DMO.

De acuerdo con los autores de la guía, tanto las personas con VIH como los médicos que las tratan deberían centrarse en factores importantes para la salud ósea, como una nutrición adecuada, sobre todo en lo que se refiere a la toma de vitamina D y calcio. Así, en la guía se recomienda ingerir diariamente 1.000-1.500mg de calcio y 800-1.000 UI de vitamina D. Aunque el sol incrementa los niveles de esta última, los expertos indicaron que no puede establecerse un grado de exposición a los rayos solares que aumente los niveles de vitamina D sin elevar el riesgo de padecer cáncer.

En personas con niveles bajos de testosterona, puede considerarse el uso de terapia de sustitución a través de la toma de testosterona exógena.

Otro factor importante es la realización de ejercicio físico, ya que incrementa la densidad mineral ósea. De este modo, los expertos aconsejan efectuar ejercicios con pesas, caminar o hacer jogging treinta minutos tres veces por semana.

El alendronato (Fosamax®) y el zolendronato (Zometa®) son dos fármacos para el tratamiento de primera línea de la osteoporosis en la población general. Ambos han sido evaluados en ensayos clínicos en personas con VIH y han aportado unos beneficios similares a los observados en la población no infectada con un patrón de efectos adversos semejante.

Sin embargo, como no se dispone de datos relativos al empleo de estos fármacos en pacientes con VIH a largo plazo, los momentos óptimos para empezar la terapia y para interrumpirla no están bien definidos. Algunos expertos recomiendan suspender la toma de estos medicamentos a los 5 años, durante los cuales debe realizarse un seguimiento minucioso.

En cuanto al tratamiento anti-VIH, los autores advirtieron que no existen estudios consistentes que sugieran que la sustitución de unos antirretrovirales por otros mejore la DMO y reduzca el riesgo de fracturas. No obstante, en algunas investigaciones se ha apuntado que tenofovir (Viread®; también en Truvada® ó Atripla®) podría estar asociado con disminuciones de la densidad mineral ósea y con un incremento en el riesgo de fracturas. Es por ello que los expertos indicaron que, para personas con baja DMO que toman este antirretroviral, sería recomendable un mayor seguimiento o contemplar su posible sustitución.

Fuente: Aidsmeds.
Referencia: McComsey GA, Tebas P, Shane E, Yin MT, Overton ET, et al. Bone disease in HIV infection: a practical review and recommendations for HIV care providers.Clin Infect Dis.2010 Oct 15; 51(8): 937-946.

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