Mayor duración de las nuevas combinaciones de antirretrovirales

Pedro Pérez
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Las dosis fijas una vez al día han prolongado la vida media de los regímenes de primera línea

Actualmente, las personas con VIH permanecen mucho más tiempo en su primera terapia antirretroviral (TARV) que hace unos años, cuando la medicación implicaba, a menudo, tomar varias dosis al día y numerosas pastillas, según se desprende de un estudio que se va a publicar en el número de 1 de octubre de la revista AIDS.

La mayor parte de los estudios sobre la longevidad de la primera TARV (esto es, el tiempo que el régimen antirretroviral inicial mantiene al virus indetectable, sin necesidad de cambiar de medicación como consecuencia de los efectos secundarios o la tolerabilidad de los fármacos) se remonta a finales de los años noventa, e indicaban una duración media para la combinación inicial de 1,6 años en contextos reales.

Un equipo estadounidense de investigadores dirigido por el doctor James Willig, de la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB, EE UU), ha querido actualizar esa información teniendo en cuenta que la mayoría de los regímenes antirretrovirales son, en la actualidad, mucho más cómodos, tolerables y potentes que sus predecesores. Por este motivo, pensaron que también debían de ser mucho más duraderos.

Para comprobarlo, realizaron un estudio retrospectivo en el que examinaron los historiales médicos de 542 pacientes, sin exposición previa a los antirretrovirales, que habían comenzado el tratamiento en la unidad de VIH de la UAB entre el 1 de enero de 2000 y el 31 de julio de 2007.

Más del 75% de las personas en ambos grupos eran hombres, en su mayoría negros. Casi la mitad tenía antecedentes de enfermedad mental y muchos, de uso de drogas.

El equipo de Willig separó a los pacientes en dos grupos en función de la fecha en que aparecieron las TARV en dosis fijas de una vez al día. Un grupo estaba compuesto por 309 personas que habían iniciado su primer tratamiento antirretroviral entre enero de 2000 y julio de 2004; y el otro, formado por 233 personas, y que había empezado el suyo entre agosto de 2004 y julio de 2007. Lógicamente, los pacientes del primer grupo tenían una mayor probabilidad de haber tomado combinaciones de fármacos más antiguas.

Mediante un análisis estadístico conocido como Kaplan-Meier, los investigadores calcularon la durabilidad de los regímenes en función de sus características y del momento en que se iniciaron. Asimismo, para explicar las diferencias que encontraron en la durabilidad de los  regímenes entre los dos periodos del estudio, evaluaron el impacto de la complejidad de la dosificación y la composición mediante modelos de riesgo proporcional de Cox.

Los expertos descubrieron que los pacientes que comenzaron tomando combinaciones más antiguas tenían una probabilidad significativamente mayor de interrupción que aquéllos que iniciaron la TARV con regímenes más recientes. La mediana de la durabilidad de la primera terapia antirretroviral fue 263 días superior, por término medio, en el grupo que la empezó después de agosto de 2004. El riesgo de interrupción de los regímenes iniciados antes de esta fecha fue mayor que en el caso de los comenzados después de agosto de 2004 (cociente de riesgo [CR]: 1,44; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,03-2,02).

El periodo de inicio dejó de ser relevante desde el punto de vista estadístico cuando el modelo incluyó la frecuencia de la dosificación (CR: 1,92 en el caso de al menos dos veces al día frente a una vez al día; IC95%: 1,29-2,88).

A su vez, según se fueron añadiendo otras variables relativas a la composición del régimen inicial, el periodo de tiempo y la frecuencia de dosificación perdieron importancia. Así, se observó un mayor riesgo de interrupción con didanosina (ddI, Videx®) o estavudina (d4T, Zerit®) que con abacavir (Ziagen®, y coformulado en Kivexa® y Trizivir®) o tenofovir (Viread®, y coformulado en Truvada® y Atripla®) [CR: 1,92; IC95%: 1,29-2,88]. De hecho, la longevidad promedio de un primer régimen con didanosina o estavudina fue sólo de 401 días, mientras que la duración media de uno inicial con abacavir o tenofovir fue de 1.253 días.

La mediana de duración de los distintos regímenes en función de la clase arrojó los siguientes resultados: las combinaciones basadas en inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN) tuvieron una mediana de duración de 1.132 días; en segundo lugar, con una mediana de 1.043 días, estaban las basadas en un inhibidor de la proteasa (IP) potenciado; en tercer lugar, los regímenes compuestos por tres inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN), con 662 días; y, por último, los basados en un IP no potenciado, con 382 días.

En comparación con los regímenes basados en ITINN, todos los demás presentaron un mayor riesgo de interrupción (para tres ITIN, CR: 1,76; IC95%: 1,14-2,73; para IP no potenciado, CR: 1,58; IC95%: 1,02-2,46; para IP potenciado, CR: 1,57; IC95%: 1,02-2,41).

La única característica del paciente asociada con la longevidad de la TARV fue padecer trastornos mentales, algo que redujo su durabilidad en todos los modelos.

Los autores concluyen: “La introducción de opciones terapéuticas más nuevas, más prácticas y mejor toleradas en los últimos años se asocia con un notable aumento en la durabilidad de los regímenes iniciales.”

Fuente: AIDSmeds / Elaboración propia.
Referencia: Willig, JH, Abroms, S, et al. Increased regimen durability in the era of once-daily fixed-dose combination antiretroviral therapy. AIDS. October 1, 2008; 22(15):1.951-1.960.

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